Lunes 20 de octubre de 2003

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San Lorenzo tuvo su tarde feliz y sueña

 

Tévez inventa y Boca se afirma en lo más alto

Otra vez el crack fue la figura para ganarle a Chicago. Ni Donnet ni Iarley se lucieron como conductores.

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Fue un lujo ver a Carlos Tévez jugar. Cada una de sus intervenciones complicó seriamente a Chicago.

La ventaja no es definitiva, pero Boca alimenta su ilusión. Ayer, sin destellar, alternando momentos de monotonía con pinceladas de grandeza -las que le da su crack, Carlos Tévez- derrotó con justicia a Chicago, que nunca fue rival, y que padeció la expulsión de un defensor en el primer tiempo. Fue Tévez quien, una vez más, marcó la diferencia en el primer período. Hay algo en él que distingue a los cracks hambrientos: siempre quiere ser protagonista, y, a diferencia de otros más cansinos, se expone a los golpes y ofrece su cuerpo en cada ataque. Fuera de él Boca fue la nada, porque Chicago supo cerrarle los caminos.

El líder del Apertura sufrió de ausencia conductiva: ni Matías Donnet ni el brasileño Pedro Iarley fueron los generadores que el equipo demanda. Claro que la propuesta del equipo de Patricio Hernández se agotó en su función defensiva porque sus volantes jugaron pegaditos a sus zagueros y las buenas intenciones de Elvio Martínez no encontraron eco.

A los delanteros locales casi no se los vio. Salvo por alguna rencilla de Daniel Tilger, el área de Roberto Abbondanzieri fue muy poco visitada. A los 32 minutos, por primera vez Boca madrugó a Chicago en un tiro libre que sacó rápido Sebastián Battaglia, Tévez armó uno de sus descalabros, esta vez llegando al fondo por derecha, y su toque hacia la boca del arco se encontró con el pie de Burdisso para establecer el 1-0, cuando y había mostrado varias veces el camino para el festejo.

Chicago no varió su actitud y Boca se sintió más seguro de sí por lo que el último segmento de la etapa dejó la sensación de que la diferencia podía ampliarse en cualquier momento. Sobre el cierre el uruguayo Leonardo Ramos, quien estaba amonestado desde muy temprano por una fuerte infracción conta Tévez, dejó a su equipo con diez al cometer una mano grosera y al llegarse al descanso no era fácil de imaginar qué fórmula podía encontrar Chicago para torcer el rumbo del partido.

Al comienzo del segundo tiempo, el cuadro de Mataderos rearmó la línea de fondo con Víctor Soto, Jorge San Esteban, Gastón Berardi y Leandro Testa y aprovechó que Boca le regaló pelota y terreno para adelantarse, pero los ímpetus del ingresado César Carranza fueron insuficientes para comprometer al ganador. Al llegarse al cuarto de hora, reapareció en el partido Tévez, a pesar de que sus rivales lo trataron muy mal y no lo dejaron moverse con tranquilidad cerca del área.

Una pared con Donnet terminó en obstrucción, el tiro libre indirecto lo cobró el propio Tévez con un toque corto y Cangele con su arma favorita, el latigazo zurdo y cruzado desde la derecha, puso el segundo. Al juego le sobró media hora, en la cual Boca se limitó a hacer circular la pelota, sustentado en los muy buenos trabajos de Battaglia y de Cagna, mientras que a Chicago ya no le quedaba otra ilusión que la de evitar una goleada. Tévez, la figura central, hacía tiempo que había dejado su sello en la tarde de Villa Luro.

Bianchi no quiso decir nada

De manera sorpresiva, Carlos Bianchi, se negó categóricamente a formular declaraciones al término del partido frente a Nueva Chicago y se retiró del estadio de Vélez sin dar ninguna explicación al respecto. Probablemente la actitud elusiva de Bianchi se deba a cierto temor a que le pregunten sobre las citaciones que le hizo el juez Mariano Bergés en el marco de la investigación de vínculos con barrabravas. La gran mayoría de los jugadores tomaron la misma determinación y apenas se pudieron escuchar escuetos testimonios de Carlos Tévez, Diego Cagna y Raúl Cascini.

Tévez volvió a quejarse de los constantes golpes que recibe de los rivales y dijo que termina todos los partidos con fuertes dolores en ambas piernas.

De allí que Bianchi lo sacara para preservarlo faltando diez minutos, dando entrada a Raúl Estévez. "Me dolían mucho las piernas. Creo que me están pegando demasiado y eso lo estoy sintiendo", indicó el crack.

Cagna manifestó que la victoria tras el magro empate con Bánfield en la fecha pasada los "dejó muy tranquilos, sobre todo de cara al futuro, pero sin nombrar nada sobre el campeonato". "Dominamos todo el partido y cuando sacamos la ventaja Chicago tampoco salió, así que lo que teníamos que hacer era seguir teniendo la pelota y tratar de hacer algún gol más. Creo que con el segundo gol se terminó el partido", evaluó. Cascini, por su parte, dijo que "el grupo está muy bien y va por el buen camino". Y sobre su remplazo por Franco Cángele en el segundo tiempo indicó que "andaba con un golpe en la rodilla, pero por suerte no es nada serio".

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Los hinchas de Boca se acordaron del juez Mariano Bergés.

Sin piedad con el 'Apache'

Cada partido parece un suplicio para Carlos Tévez. Es que frente a cada rival no sólo debe soportar marcas muy pegajosas, que sería lo de menos, sino que muchas de ellas son desleales, a tal punto que el crack debe soportar golpes muy duros que lo dejan al borde de la lesión.

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