Lunes 13 de octubre de 2003

Schumacher

"No estoy consciente de ser una leyenda viva"

Sin señales de desgaste

Entró en la historia al conseguir su sexto título F1 y superar a Fangio.

Terminó octavo en Suzuka, una prueba que ganó Barrichello.

 

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Michael Schumacher escribió otra página en la historia de la Fórmula 1. Ayer logró en Suzuka su sexto título del mundo. Superó la marca del mítico piloto argentino Juan Manuel Fangio.

SUZUKA (DPA) - Acababa de ganar su sexto título mundial, un logro que le daba todo el derecho a sentirse en la cima de la historia, a regodearse con su leyenda. Pero Michael Schumacher no quiere ser una leyenda. Cuando se le preguntó si ahora, por fin, es más grande que el mítico Juan Manuel Fangio, su respuesta asombró. "El está más arriba que yo", aseguró. La reacción es típica de Schumacher, quien con treinta y cuatro años entra en una nueva dimensión del deporte. Ya no sólo es una leyenda del automovilismo, después de superar los cinco títulos mundiales de Fangio, sino que llegó a un escalón que sólo pisan hombres del nivel de Mohammed Alí, Pelé, Pete Sampras, Michael Jordan o Tiger Woods. Pero tampoco esa comparación le gusta. "¿Una leyenda viva? No me siento así, soy un hombre totalmente normal que puede andar en auto un poco más rápido que otros", apuntó hace poco. (Ver aparte).

Aficionado a la mecánica y desde hace trece años en la Fórmula 1, Schumacher sigue siendo algo más rápido que sus rivales, no da señales de desgaste y está más hambriento de éxitos que nunca. Su sensibilidad en el manejo, su capacidad de concentración, su pasión por las carreras, su gusto por el desafío, su interés por la técnica y su valor son ingredientes de la "receta" de su éxito Pero son su estilo aplicado y su profesionalidad dentro y fuera de la pista lo que marcan la diferencia con los demás. La motivación sigue intacta. "Si usted se divierte mucho con algo, si también puede trabajar en ello con amigos y juntos tener éxito, ¿qué mejor motivación se puede pretender?", explicó antes de la definición en Suzuka Schumacher fue evolucionando en los últimos años. Ya no protagoniza maniobras polémicas como la de 1997, cuando embistió en Jerez de la Frontera al canadiense Jacques Villeneuve en la última prueba del Mundial. Un mes después se le retiró el subcampeonato ganado en esa acción.

Ahora es un piloto mucho más tranquilo. Amante del fútbol, sabe que sus éxitos no son posibles sin un equipo que funcione. Es sin dudas el protagonista de Ferrari, pero se ve como una parte más de la escudería. "Este equipo es grandioso", reiteró en Suzuka.

"Michael es un fantástico jugador de equipo", lo elogió su jefe de equipo, el francés Jean Todt, quien es uno de los amigos más estrechos del alemán en Ferrari. "Entiende a Ferrari como un equipo, y es eso lo que lo hace tan valioso", explicó Todt Los responsables de Ferrari saben lo que tienen entre manos. Cuando Schumacher llegó al equipo en 1996 con dos títulos mundiales ganados en Benetton, lo único que tenía Ferrari era un gran pasado. Pero con su tercer título mundial Schumacher puso fin a 21 años de sequía de los italianos e inicio a partir del 2000 la nueva era de dominio del "cavallino rampante". Claro que nada es sólo por amor al arte. Tener a Schumacher cuesta, y mucho. No hay cifras oficiales, pero se calcula que su ingreso anual en la escudería está cerca de los treinta millones de dólares. Schumacher también aprendió a manejar la fama y todo lo que rodea su persona protegiendo celosamente su vida privada. Reside en el pueblo suizo de Vuflens-le-Chateau junto a su esposa Corinna, y sus hijos Gina María, de seis años, y Mick, de cuatro '"Tengo por suerte una súper fantástica familia. Cuando llego a casa, el automovilismo apenas es tema", aseguró el hombre que es leyenda pese a sus deseos.

inauguró el futuro

No fue un fin de semana fácil, pero el objetivo se cumplió. El título de pilotos viaja otra vez para Alemania, en medio del asombro general. Michael Schumacher se consagró de séxtuple campeón del mundo de Fórmula 1 en el circuito de Suzuka, superando así al argentino Juan Manuel Fangio.

Los problemas en clasificación que sufrió el pasado sábado Schumacher agrandaron el sueño del finlandés Kimi Raikkonen, el único con posibilidades de destronar al piloto de Ferrari.

"Esta fue una de las pruebas más duras que disputé en mi campaña", comentó Schumacher después de terminar octavo en el Gran Premio de Japón, ganado por su compañero de equipo en Ferrari, el brasileño Rubens Barrichello El finlandés Kimi Raikkonen, el único que podía impedirle ganar su sexto título, llegó segundo, seguido de su compañero de equipo, el escocés David Coulthard, en lo que resultó un buen cierre del certamen, a pesar de todo, para la escudería McLaren-Mercedes Benz "Es el día de 'Schumi'. Ni en mis más temerarios sueños me hubiera atrevido a creer esto. Es sencillamente increíble", celebró Willi Weber, el mánager de Schumacher desde su juventud El éxito de Barrichello y el mal día de los Williams-BMW permitió a Ferrari conquistar el título de constructores.

Después de sus títulos de 1994, 1995, 2000, 2001 y 2002, Schumacher selló el sexto con un abrazo a Barrichello, fundamental en Japón para que el alemán lograra la hazaña de convertirse en el piloto más exitoso de todos los tiempos Schumacher ganó por cuarta vez consecutiva, igualando lo realizado por Fangio entre 1954 y 1957.

La prueba fue emocionante, pero pese a las variantes que ofreció, entre ellas un leve choque de Schumacher con el japonés Takuma Sato, el finlandés Raikkonen no llegó a tener matemáticamente el título en sus manos Para lograr el título el finlandés debía ganar la prueba y esperar a que Schumacher no sumara. Montoya y el español Fernando Alonso debieron abandonar por problemas técnicos en la parte inicial de la prueba.

Pese a que la pista estaba húmeda, no hubo problemas en la largada. Schumacher avanzó enseguida un par de puestos, Montoya superaba a Barrichello pese a la "pole position" del brasileño y Raikkonen saltaba del octavo al sexto lugar, mientras que los aficionados mostraban su entusiasmo en las tribunas, que estaban repletas El momento más tenso para los seguidores de Schumacher llegó en la sexta vuelta. El alemán intentó superar en una curva a Sato y tocó su auto, perdiendo el alerón delantero Ingreso a boxes, 18s 1/10 perdidos y regreso a la pista en el último puesto. Si Raikkonen lograba ganar y Schumacher seguía fuera de los puntos, el título se iba para Finlandia Cuando el motor de Montoya se rompió en la novena vuelta, las señales de alarma se hicieron más fuertes en Ferrari, ya que Raikkonen se ahorraba un duro rival. Sin excesiva prisa pero sin pausa, el finlandés fue subiendo posiciones Cuando Barrichello y Alonso ingresaron a boxes para cambiar de neumáticos el finés tomó la punta, y por instantes fue matemáticamente campeón mundial Pero al ingresar Raikkonen por primera vez a boxes las cosas cambiaron. El finlandés pasó a ser tercero por detrás de Barrichello y Coulthard. Schumacher seguía fuera de los puntos, en el duodécimo puesto y a más de cuarenta segundos de su rival Pese a que Barrichello fue clave, Schumacher aseguró que no quiso apoyarse en la ayuda de su compañero de equipo. "Nunca se sabe lo que puede pasar allí adelante. Debía valerme por mí mismo", apuntó. Y así lo hizo. Si hasta hubo ciertas escaramuzas entre los hermanos Schumacher, quienes casi se sacan mutuamente de pista Las superó, siguió escalando posiciones y, después de cincuenta y tres vueltas llegó el final feliz con el que soñaba desde hace años, lograr el sexto título mundial para mirar desde la cima al mítico Fangio.

Michel Schumacher ya tiene su sexto título en la Fórmula 1, pero no se inmuta. "Eso no es lo importante ahora. Mucho más importante fue que alcanzamos los dos objetivos que nos habíamos marcado", apuntó. El alemán comentó que fue extraño llegar octavo y ganar el título.Schumacher es desde ayer el más campeón de la Fórmula 1 superando el récord de Juan Manuel Fangio que el propio alemán había igualado luego de su título el año anterior. Sin embargo, el alemán no parece conmoverse pese al tamaño de su obtención.

"No estoy consciente de ser una leyenda viva. No lo soy, seguro que no. Eso no es lo importante ahora. Mucho más importante fue que hemos alcanzado los dos objetivos que nos habíamos marcado", indicó el sextuple.Comentó que "la alegría es triple, porque al margen de ganar la Copa de Constructores, logramos el triunfo en el cierre del certamen con Rubens (por Barrichello) y yo consiguió mi sexto título mundial. Fue fantástico". Schumacher explicó que "fu una sensación relativamente inusual para mi la de cruzar la meta como octavo y a la vez sentirme campeón del mundo, eso no es muy común. Pero la prueba fue realmente alocada. Para el equipo resultó fantástico".

Ferrari también logró ayer el quinto título consecutivo entre los constructores y Schumacher no se olvidó de destacarlo. "Cada título es importante, pero si se piensa como se fueron desarrollando las cosas, todo lo que sucedió y también ganar el quinto título de constructores es algo increíble. Yo escribí un nuevo capítulo en la historia de la Fórmula 1 como piloto, pero también lo hicimos como equipo. Es un momento extremo y pido disculpas por no encontrar las palabras adecuadas, pero es que es difícil expresar esto".

Un festejo interminable

SUZUKA (DPA) - El histórico sexto título de Michael Schumacher y el quinto Mundial de constructores consecutivo desataron ayer la euforia en el equipo Ferrari después del Gran Premio de Japón, que puso fin al Mundial de Fórmula 1 La alegría desbordó desde el momento en que Schumacher cruzó la línea de llegada octavo y se aseguró el Mundial de pilotos. El box estalló en gritos y bailes, los mecánicos se levantaban en hombros entre sí y saludaban a las decenas de "ferraristas" que se acercaron para compartir la alegría Luego se cumplieron las promesas. El mecánico jefe de Schumacher, Chris Dyer, se afeitó la cabeza, y poco después le siguió el ingeniero del brasileño Rubens Barrichello, ganador en el circuito de Suzuka. En tanto, Schumacher saludaba al público en la vuelta de honor y comenzaba a digerir su ascenso en la historia de la Fórmula 1.

Cuando llegó al parque cerrado el primero en felicitarlo fue el brasileño Cristiano da Matta, poco después se abalanzaron sobre el Barrichello y el jefe del equipo, el francés Jean Todt Instantes después tuvo que atender profusamente a la prensa, y sólo entonces pudo saludar a todo el equipo y a su esposa Corinna, quien ya vestía la nueva gorra de Schumacher con seis barras blancas simbolizando cada uno de los títulos mundiales Mientras los "ferraristas" continuaban la fiesta, Schumacher se encerró con Corinna, algunos amigos y su mánager Willi Weber en una lugar apartado del parque de pilotos. Sólo la cadena alemana de televisión RTL consiguió acercarse a él para entregarle una bicicleta de color rojo regalo del ciclista Jan Ullrich Al final llegó el momento de hacerse la foto oficial con el equipo y la pizarra de la prueba con la leyenda "Schum - 6 Champ - 5 Team" Una vez cumplidas todas las obligaciones, rienda suelta a la alegría. "Ahora nos vamos al karaoke", se despidió el director técnico de Ferrari, Ross Brawn.

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