Lunes 27 de octubre de 2003

En lo profundo del mal gusto

"Núcleo", una película inquietante y no precisamente por su calidad.

Esta es la historia de una película dramáticamente mala. Y lo de drama viene a cuento porque se trata de una calamidad de dimensiones mundiales: el guión y el producto en sí. En "Núcleo", el centro de la Tierra ha detenido su rotación y eso significa ni más ni menos que el fin de la humanidad. Antes, claro, hay señales apocalípticas que nos sirven de anticipo acerca de lo que nos espera si cae el campo electromagnético del planeta como consecuencia de este fenómeno: treinta y tantas personas mueren al mismo tiempo. Todas llevaban marcapasos. Roma es atacada por miles de rayos mortíferos y el Coliseo Romano explota en mil pedazos. En definitiva, la civilización está en peligro y alguien tiene que hacer algo para salvarla. Núcleo allá vamos.

"Núcleo" probablemente sea la peor película de los últimos 5... 10... 15..., quizás 20 años. Su argumento es pobre, naif y para colmo presuntuoso. Sus diálogos imposibles en el mejor de los casos, más aun tomando en cuenta la gravedad de la situación. Y la concepción del filme está muy lejos de haber tomado en cuenta la inteligencia y sentido común de su audiencia Justamente por estos días en un canal de documentales se explicaba lo complejo que sería internarse en las profundidades de la Tierra. El calor literalmente infernal de las profundidades, la presión, la necesidad de excavadoras gigantescas que aún no ha construido el hombre, el vehículo de otra era que tendría que viajar, etc. Detalles que pasaron por alto los guionistas de "Núcleo" para construir una película ambientada en una época reciente que no se sostiene ni siquiera desde los más mínimos requerimientos de realidad, denotando una falta de imaginación sospechosamente haragana. Una cosa es jugar con la ciencia para invitar a la imaginación -por caso "Parque Jurásico"- y otra tratar de bobos a los que alquilan o pagan un boleto por ver la película "Núcleo" gastó algunos dólares en no ser del todo burda en cuanto a la puesta de sus efectos especiales, ya que el guión es más un ejemplo de surrealismo ebrio que de auténtica ficción y ni qué hablar de la ciencia. No lo logra tampoco. Los efectos son mediocres, desprolijos, desactualizados, acumulativos y empalagosos. Por caso: el viaje de la nave "gusano" por las capas líquidas o duras de la Tierra y esa señal que a pesar del calor y el aislamiento le sigue llegando fuerte y clara a unos científicos que esperan tensos en un estudio muy parecido a la NASA Curiosamente los actores que protagonizan "Núcleo" son un grupo de buenos profesionales que ya han dado muestras de su talento en filmes de irreprochable calidad. Gente como Aaron Eckhart, Hilary Swank y Stanley Tucci, merecen otro tipo de trabajos.

"Núcleo" es casi una antipelícula hollywoodense justamente por su denuedo en rendir bien las materias de la industria. Tiene acción, actores solventes, presupuesto (mal gastado), una historia interesante, efectos y tensión. Todo eso pésimamente utilizado. El filme es un gran rompecabezas armado a la fuerza, aunque las piezas no encajen. Da la sensación de que sus productores jamás vieron algo semejante a "Aliens" (clásico de fines de los 70 cuando el cine de ficción estaba por dar el gran salto en materia de efectos en la década siguiente) o "El cubo" (filme alternativo hecho a fines de los 90 con mínimos recursos escenográficos en plena era de las supercomputadoras) y se pasaron horas y horas pegados a la pantalla repasando las virtudes de "Armageddon", si es que este filme tiene alguna.

El aroma dulzón del patetismo atraviesa la película. El drama no se lo creen ni sus guionistas, la posibilidad de rescate es un asunto sin pies ni cabeza, la conducta de los personajes resulta absurda y la música angustiante Quizás este gran descalabro estético y artístico merezca una mirada más profunda y reveladora. "Núcleo" es un síntoma. Un indicador. No deja de inquietar que un estudio americano proyecte una audiencia tan enferma o definitivamente tonta. Esa intuición, análisis de mercado o mero capricho (ojalá fuera eso), constituye el verdadero fundamento de la existencia de "Núcleo" y de gran parte de la telebasura que nos acosa. Su producción desnuda una lectura de la sociedad. ¿Nos la merecemos?

Claudio Andrade

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