MAS INFORMACION

Murió Manuel Vázquez Montalbán

Los libros que quemó Pepe Carvalho

Con la muerte de Manuel Vázquez Montalbán también desaparece uno de los personajes más célebres de la novela policial escrita en español. Pepe Carvalho, un personaje amante de la buena mesa y los viajes, fue la creación más brillante de un autor prolífico y versátil. Empieza la leyenda.

Son cosas que pasan en las librerías de usados de calle Corrientes. Otrora templos de la imaginación y la gula lectora, y hoy un poco decaídas por tanta crisis nacional. El punto es que un día aparecieron todos los libros de la serie Pepe Carvalho al mismo tiempo y por un precio irrisorio. Tres pesos. Ahí estaban, juntitos y ordenados del primero hasta el penúltimo. Porque los más recientes todavía eran inconseguibles a principios de los noventa aun en esos reductos. Tampoco estaban las maravillosas recetas del detective. Probablemente se habían quedado en algún container perdido en altamar. Sin embargo el resto pedía a gritos que los fanáticos hicieran uso de la oportunidad La Biblioteca Carvalho debe tener a esta altura unos 20 volúmenes. Y ahora que su autor murió seguramente aparecerán textos imprevistos, ocultos, corregidos y algún libro sin terminar. Los últimos de la saga no son los mejores. El esperado "Cuarteto de Buenos Aires" debe ser lo más bajo de la brillante producción de este escritor que sabiéndose cerca de la muerte no paró de escribir ni un solo minuto La palabra fue en los últimos cinco años de su vida probablemente el mayor de sus refugios y el sentido de su existencia. Si unos encuentran la paz en la familia o en una isla desierta, Manuel Vázquez Montalbán lo hizo en su mente. En un lugar pleno de personajes y de diálogos fantásticos. Hace unos tres años Vázquez Montalbán llegó a publicar "O César o nada" (Planeta), una obra absolutamente compuesta por diálogos que algunos sintieron vertiginosos y otros insoportables. Así era este español amante del vino y de la buena comida.

Curiosamente un personaje tan "publicado" como el detective Carvalho no tenía en buena estima los libros. En rigor, no hubo capítulo en el que no quemara unos cuantos volúmenes de su cuantiosa biblioteca. Borges hubiera huido espantado de tan vil personaje.

Carvalho, que cada día se parecía más a su autor, con este sencillo pero emotivo acto junto a la chimenea de su casa en Vallvidrera, Barcelona, de algún modo embetunaba con sangre el rostro de los puristas y los hipócritas sistemas sociales y políticos que hablan del libro pero no lo leen ni lo defienden Pepe Carvalho fue en el principio, en "Tatuaje", un hombre bello, fornido que vestía informal pero elegante. Sumamente elegante. Con los años el cuerpo del personaje terminó adquiriendo las características de su dios personal. Su vientre conoció dimensiones poco estéticas y sus amores también empezaron a encontrarse con la ley de las arrugas y el cansancio de vivir Carvalho tenía un amigo del alma, cocinero como él, Biscuter; un soplón clásico, eficiente y legendario, Bromuro, y una novia, la Charo, una prostituta de élite que siempre quiso contraer un lazo más fuerte con el detective En uno de los libros más tristes de la colección Vázquez Montalbán hace morir a Bromuro. De esa manera el escritor les demostró a sus lectores que, en tanto creador, estaba dispuesto a llegar al final de todo. Hasta la propia aniquilación del personaje que en cierto modo anticipaba la suya. Su propio ocaso como artista y ser humano.

Pepe Carvalho odiaba frases como por ejemplo "no hay problema, puedo comer cualquier cosa". Para él no existía "cualquier cosa en la comida". Y el arte de la cocina nos sigue diciendo mucho de las personas El detective no era precisamente un antihéroe, aunque siempre terminaba atravesado por la intensidad de sus aventuras. Herido, golpeado, ofendido o rechazado, Carvalho no era ajeno a ningún sentimiento capaz de inundar el alma de un hombre. Otra característica de su autor Unos años atrás Manuel Vázquez Montalbán publicó una carta de amor en algunos de los principales diarios de Europa en los que colaboraba, que revelaba su absoluta obsesión y enamoramiento por la actriz Sharon Stone. Con una pluma delicada, inteligente y madura Carvalho se alejaba del ridículo para exponerse a sí mismo como un auténtico enamorado de ésos que muchos suponen que ya no quedan.

Como un viajero griego, Pepe Carvalho atravesó las más extrañas peripecias, algunas propias de las novelas de aventuras y otras vinculadas con el amor y los desencuentros y demás pasiones que nos rondan Los mejores momentos del escritor y de su personaje están reflejados en "El centrodelantero murió al atardecer" -sencillamente genial, un fresco de la Barcelona olímpica a través de la sórdida historia de un viejo y cansado jugador de fútbol-, "Los mares del sur" -exótica, rica y desopilante-, "Tatuaje" -la excelente novela que inaugura la saga del personaje-, luego dos libros de relatos cortos: "Historias de fantasmas" e "Historias de padres e hijos", y finalmente -por supuesto hay mucho más en la bibliografía de este escritor- queda un libro que brilla con una luz distinta. En "Laberinto griego" por primera vez el detective tanto como su creador se muestran vulnerables a las cuestiones del amor y por lo tanto brutalmente simples. Pepe Carvalho, ya con algunos achaques, se enamora de alguien sin ser correspondido. Hay más de un motivo pero no deja de ser conmovedor ver tan desnudo al personaje. De algún modo entonces ya no estábamos viendo a un tipo rudo con algo de todos los detectives y personajes de aventuras que antes pulularon en la literatura y el cine, estábamos en presencia de un hombre y su destino. Fisgoneando en su corazón.

Sería poco elegante decir que quedará viva el alma de Pepe Carvalho, es preferible pensar que él también ha pedido su turno en el Infierno, el Purgatorio o, quién sabe, en el Paraíso. Desde ahora, sus libros, referirán su leyenda  

Claudio Andrade

candrade@rionegro.com.ar

MAS INFORMACION

Murió Manuel Vázquez Montalbán