Domingo 19 de octubre de 2003

La peña

Las manos de mi madre

Es un buen día para el homenaje, eterno, enorme, imposible de dimensionar. Es un buen día para el abrazo inmenso, para mirarla a los ojos y volverla a abrazar. Es un buen día, el de la madre, para al menos por un instante, decirle lo que uno se guarda todo el año.

Y duele, juro que duele no poder mirarla a los ojos, no poder abrazarla porque ya no está. Es imposible no sentir un latido duro, implacable cuando lo que uno encuentra es un espacio vacío. Es más duro ver sus lugares preferidos, pero sin ella. Sin embargo, es la vida la que marca los tiempos, la que regula emociones y la que genera los vacíos.

Se preguntará qué tiene que ver esta emoción grande con el folclore. Según de dónde lo mire será el modo de encontrarle las letras adecuadas para explicar el homenaje y en el folclore hay mucho dedicado a ellas. Digo según de dónde se mire porque convivimos dos grupos enormes, los que tienen su madre y los que no, todos con un sentimiento común, pero con presentes diferentes.

El folclore le dedicó abundante letra a las madres, cuestión que para muchos puede resultar cursi, pero que en realidad es una expresión de sentimientos muy metidos en todos.

Los Cantores del Alba hace años; Los Nocheros en la actualidad y desde el Colón; Catamarca Tres; Daniel Toro en su momento, Los Visconti hace tiempo, pusieron letra y música sobre muchos escenarios para hablar de las madres, para cantarles a ellas, para emocionar a sus públicos.

Es buena la oportunidad para desplegar en esta columna una de las letras más lindas de Peteco Carabajal, "Como pájaros en el aire", que de algún modo tiene un poco de todas ellas.

"Las manos de mi madre

son como pájaros en el aire

historias de cocina

entre sus alas heridas

de hambre.

Las manos de mi madre

saben qué ocurre

por las mañanas

cuando amasa la vida

hornos de barro

pan de esperanza.

Las manos de mi madre

llegan al patio desde temprano

todo se vuelve fiesta

cuando ellas vuelan

junto a otros pájaros

junto a los pájaros

que aman la vida

y la construyen con el trabajo

arde la leña, harina y barro

lo cotidiano

se vuelve mágico.

Las manos de mi madre

me representan un cielo abierto y un recuerdo añorado

trapos calientes en los inviernos".

Qué más decirles de la madre que cada uno de ustedes no sepa. Qué más decir cuando cada uno podrá, con música o no, brindar por ellas, estén o no, porque su sitio en la familia, su sitio en la vida es absolutamente irreemplazable.

Como verá me tomé la licencia o la libertad de escribir tema libre, porque quería simplemente decirles feliz día y de este modo.

 

Jorge Vergara

jvergara@rionegro.com.a

 

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