Sábado 18 de octubre de 2003 | |||
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La clave de los alquimistas |
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Alguien grita una tarde en la oficina del “Río Negro” en Bariloche “¡miren esos colores!”. Y partimos todos raudos a ver por la ventana cómo hace su juego la naturaleza perfecta e inhóspita del sur. Guau. Y decimos guau una vez más. Después de todo este marco quizás sí sea el mejor para colgar una muestra. Paisajística o no. En la fotografía del artista o el periodista gráfico “hay diversos puntos de coincidencia entre ambos y muchas veces el producto periodístico termina siendo artístico y viceversa”, conjuga y construye realidad, desde una realidad que a veces se propone ficticia. Tan bello puede ser el horizonte o tan oscuro el espanto de lo testimoniado. Una montaña en la Patagonia o un niño muriendo en la sangrienta guerra del Congo. Las exposiciones que por estos días se desarrollan en San Carlos de Bariloche revelan una mirada superadora que circunda, se eleva y cae en picada sobre los hechos. Una revelación que no alcanzan a percibir nuestros ojos en la pantalla de un televisor y acaso tampoco lo haga la persona que efectivamente ha estado allí, palpitando el momento: el gol, el choque, el casamiento de dos famosos. Es como si la cámara terminara embrujada de cuestiones que exceden el universo de la razón. Ve cosas que su portador intuye pero no está en condiciones de diseccionar. El objeto, el lente, el entramado de lógica y tecnología, actúa con la complicidad del artista. A partir de ese momento el artista revela su verdadera pasión. Las fotos se confiesan ya en el papel. Las fotografías son un salto cualitativo sobre la imagen que planteamos como cierta. Es el detalle oculto o vedado que sale a la luz o el ángulo que transporta un hecho puntual hacia una dimensión distinta que lo explica y lo expande. La muestra dedicada al drama de los inundados en Santa Fe en una oficina del Centro Cívico de la ciudad es un buen ejemplo de las posibilidades que ofrece la fotografía en tanto expresión puramente periodística que a su vez se prolonga como material para la historia, la sociología y la filosofía. Realmente no podría decirse que aquella foto que muestra a unos chicos jugando en plena calle, entre el dolor y el agua tocando las cinturas de miles de personas, carece de movimiento. La escena tiene fondo, textura, energía, color y potencia. Mucho más que una postal del desamparo, es una descripción vívida de la capacidad humana para renacer de entre las ruinas. La síntesis de la síntesis. La palabra exacta que tanto han buscado los alquimistas y los brujos. Claudio Andrade candrade@rionegro.com.ar |
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