Jueves 16 de octubre de 2003

XI SEMANA MUSICAL LLAO LLAO

La Sinfónica de Salta en una noche para el recuerdo

Un concierto totalmente dedicado a la música de América, en sus distintos estilos, cosechó ovaciones en el Llao Llao. La Orquesta fue dirigida por el maestro venezolano Felipe Izcaray.

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El salón más amplio del Llao Llao albergó la Sinfónica de Salta, con 96 integrantes. Fue ovacionada por el público, tanto en su interpretación de obras latinoamericanas como en las de Gershwin y Ellington.

 

SAN CARLOS DE BARILOCHE - La Orquesta Sinfónica de Salta, en su primera presentación en esta ciudad y en la Patagonia, hizo vibrar con música americana al auditorio de la cuarta velada de la XI Semana Musical Llao Llao. La carismática dirección del venezolano Felipe Izcaray cosechó ovaciones que forzaron a la continuidad del concierto más allá de lo pautado.

Las exclamaciones de aprobación y un aplauso de pie fueron la mejor despedida para un espectáculo que contó con la presencia, en visita extraoficial, del gobernador salteño, Juan Carlos Romero; el intendente de Bariloche, Alberto Icare, y el secretario local de Turismo, entre otros.

El salón Llao Llao, el más espacioso y monumental del histórico hotel diseñado por Alejandro Bustillo, había sido acondicionado para albergar al público y a los equipos de Films & Arts que vienen registrando paso a paso las alternativas del festival musical. El lugar para la orquesta fue fijado en el punto de encuentro del "martillo" que forma la sala, a la que se accede tras descender por una amplia escalera alfombrada.

El nada convencional repertorio, de autores del continente y del siglo XX, fue un desafío que se convirtió en un motivo más de cálida aceptación. El programa se abrió con "Antelación e imitación fugaz" de Gonzalo Castellanos-Yumar (Venezuela 1926) y América irrumpió en los sentidos. De las praderas del norte, a las llanuras argentinas; de los Andes a la Amazonia, la música recreó paisajes y geografías y también su gente, bailes, labores y costumbres.

"Batuque, danza de los negros" de Oscar Lorenzo Fernández (Brasil) y cuatro danzas del ballet Estancia del argentino Alberto Ginastera completaron la primera parte que fue premiada con una espontánea ovación.

De rostro ancho, manos grandes y espaldas cargadas, el maestro Felipe Izcaray dice tanto al público con su propio cuerpo como a los integrantes de la orquesta con la batuta. Temperamento y conducción decidida parecen ser los rasgos característicos del titular de la Sinfónica que se ufana de haber llevado a la numerosa agrupación a tocar hasta en el pueblo más pequeño y recóndito de Salta.

En la segunda parte, "Huapango" de José Pablo Moncayo, instaló inconfundiblemente a México en los oídos. Luego, un "clásico moderno": sobre Porgy and Bess, de Gershwin, el bosquejo sinfónico de Robert Russell Davies trajo distensión y placer adicionales, si cabe, para una noche que ya estaba en sostenido mayor.

Al fin, Danzón N 2 de Arturo Márquez, cerró lo formalmente programado con una rúbrica de ritmo y baile popular.

Pero ahí empezó el tiempo suplementario, tras los enfervorizados aplausos y "bravos!" con que el público respondió al ademán final de Izcaray. Con el rostro aún enrojecido y luego de saludar en reiteradas oportunidades, el director volvió al podio para regalar con una selección de los mejores hits de Duke Ellington en sinfónica interpretación. El efecto fue apoteósico y una vez más la ovación ininterrumpida obligó a un segundo bis, repetición de un tema de Ellington con el que, ahora sí, acabó un concierto para el recuerdo.

Mónica Jofré

 

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