Jueves 16 de octubre de 2003

La hoguera

"Insomnia"

Soy rubia, muy alta, muy flaca. Trabajo de modelo aunque no me gusta. Estudio Agronomía y quiero vivir en el campo. Mi novio no quiere casarse ya, ya. Quiere que probemos una convivencia. Estamos ahorrando para alquilar algo con un cuarto. Está bueno, creo, por ahora. Llego de la facu o de un desfile y tengo la comida que me dejó hecha mamá.

No no. Mejor soy castaña con ojos miel. Chiquita pero fornida. Llevo el pelo por la cintura y me hubiera gustado nacer en los sesenta. Pero no. Igual soy media hippie. Uso polleras de bambula, remeras con flores aplicadas y me gusta descalzarme cuando leo en la plaza algún poema de Rimbaud. Hago changas, las que puedo. Vivo con mi hermana, su marido y mis cuatro sobrinitos. "Soy sola", sí, pero la vida no es sólo estar de novia. Además un tipo me sacaría tiempo. Tiempo para pintar, para salir, para viajar.

Uf. Soy morocha, carré, con dos esmeraldas verdes intensas. Fumo mucho y no lo pienso dejar nunca. Estudiaba abogacía pero me harté. ¿Quiero defender gente? ¿Yo? Soy malísima para descubrir si alguien me miente. Mi novio me fue infiel años, con una gran amiga mía y yo nada. Por eso empecé psicología. Para entender los comportamientos humanos. Para desasnar las mentiras. Igual no sé si voy a soportar escuchar a la gente todo el día, con sus dramas, con su mala onda. ¡Qué sé yo! Quizás sigo trabajando en el bar toda la vida ¿y qué? Se conoce mucha gente siendo moza...

Soy una mujer, común y corriente, que no puede dormir. Miro el techo. Escucho ladridos a lo lejos. El gato se despereza y roza mi pierna. Suspiro e intento no levantarme. No ceder ante la tentación de seguir otra noche más en vela. Los días pasan y leí que el insomnio puede despertar la locura (más locura). Descubrí además que el alcohol no ayuda. En general termino acostándome con una pierna apoyada en el piso, para que la calesita pare. Pero no para Pienso en Bandrés. Mi amiga-aliada me dijo "inventate una historia. La historia que querés soñar" Ahora no me acuerdo si me dijo eso para conciliar el sueño o para la vida misma Soy una nena que descubre una vaquita de San Antonio en la pared. Quiere que le camine por el cuerpo. Trae buena suerte le dijeron. Pero cuando le pone el dedo la vaquita abre las alas y se va No, no. No sirve. Repaso el libro que estoy leyendo. Rosa Montero cita a Barthes: "Toda autobiografía es ficcional y toda ficción autobiográfica". En "La loca de la casa" describe muchos viajes entre sueño-imaginación-narración-vida real. Y habla sobre el equívoco de los lectores de creer que lo que leen son vivencias reales de quienes las escriben. "¡No pensé que eras tan joven! ¿Te dicen Daisy? ¿Cómo estás, pudiste conciliar el sueño?".

Es un prejuicio habitual. Después de publicar "Lolita" Vladimir Nabokov recibía cartas que lo insultaban por pervertir a niñas pequeñas.

Yo rompería a llorar a mares (y océanos) si me enterara que Bukowski no era alcohólico o que Ciorán en realidad hizo dos carreras universitarias, en lugar de revelarse como escribió ante la satánica academia Soy el que toca el saxo. Ensayo más de cinco horas por día con la ventana abierta. Espero que a los vecinos no les moleste. Me duelen los dedos. Cuando no toco acompaño a mi hija a pasear en bicicleta. El otro día me preguntó por qué me había hecho músico. Le pedí unos días para contestarle.

Me llamo Camila. Soy la perra de enfrente. Tengo miedo. Pero también tengo hambre. Muevo mi cola y sigilosa me acerco. Mhhh, sobras de asado. El gato negro de la vecina me mira comer desde arriba del techo. Me provoca... ¡Ya te voy agarrar!

(Cuando me duerma)

 

Nuria Docampo Feijóo

       ndocampo@rionegro.com.ar

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