Miércoles 15 de octubre de 2003

Murió Javier Portales, socio de la risa del gran Olmedo

Interpretó en teatro a Shakespeare y a Brecht. Pero logró su fama como actor cómico. "Yo soy las dos cosas", decía. Filmó un centenar de películas.

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Javier Portales conformó un gran dúo con el legendario Alberto Olmedo.

BUENOS AIRES (Télam).- El popular actor Javier Portales, de 65 años, reconocido por haber sido durante años partenaire de Alberto Olmedo y haber participado de un centenar de películas, falleció ayer en el sanatorio porteño Climédica como consecuencia de un cuadro diabético por el que estaba internado desde mediados de la semana última. Aunque el deceso de Portales se debió a un paro cardiorrespiratorio que devino de su afección diabética, el intérprete y director venía arrastrando desde hace años un complejo estado de salud que lo tenía con el cuerpo inmovilizado y escarado.

El reconocido intérprete, de 65 años, cuyo verdadero nombre era Miguel Angel Alvarez, acreditó más de cuatro décadas de trayectoria profesional, período en el que brilló en ciclos humorísticos de TV, trabajó profusamente en teatro y rodó alrededor de unas 100 películas, incursionando en todos los géneros. Pese a su apariencia de porteño, Portales era cordobés -nació en el pequeño pueblo de Tancacha, cercano a Río Tercero- y a los nueve años, tras de la muerte de su padre Aniceto, se mudó junto a su madre y su hermano mayor a Rosario. Durante un año estuvo como pupilo en un colegio de curas de Escobar, luego se unió a su familia pero siguió como interno del Sagrado Corazón.

Sus seis años de pupilo terminaron cuando ingresó al Normal Número 3, y por las mañanas ayudaba al presupuesto familiar trabajando en un taller de máquinas de escribir, donde su labor consistía en atender el teléfono, una actividad que marcó el inicio de una extensa y fructífera carrera como actor. Una mañana atendió a la actriz Erika de Boero, quien sorprendida por la buena voz de Portales le preguntó al dueño del local por el entonces adolescente de 14 años. Fue así como dio una prueba y debutó en el radioteatro de LT3 Radio Cerealista, con una participación en el filme "Que el cielo la juzgue".

A los 17 años, luego de haberse desempeñado en grupos de teatro independiente y en radio, sintió que Rosario le quedaba chica y decidió probar suerte en Capital Federal, donde comenzó otra etapa de su vida y una intensa trayectoria.

En el rubro del teatro, Javier Portales, actuó junto a María Casares en "Divinas palabras"; estrenó "La nona", de Roberto Cossa; y dirigió y realizó adaptaciones de obras argentinas para el ciclo "Teatro para sonreir". También es el autor de "La sartén por el mango", una obra que fue prohibida en junio de 1980 durante la última dictadura militar y que tuvo su versión cinematográfica bajo realización de Manuel Antín. En TV participó de ciclos como los clásicos "Los Campanelli", "Operación Ja-Ja", "Polémica en el bar" y "Mesa de noticias", pero su labor más memorable en la pantalla chica fue, sin duda, en "No toca botón", donde durante años fue el irremplazable compañero de Alberto Olmedo. Sus últimos trabajos en televisión fueron las comedias "Un hermano es un hermano", junto a Guillermo Francella, y "Son de Diez", con Claudio García Satur y Silvia Montanari.

Tal vez esa dualidad sea una de las marcas de la carrera de Portales, quien interpretó clásicos de William Shakespeare y Bertold Brecht, obras de autores nacionales y otras inscriptas en el género de teatro de revistas, más allá del estigma de actor cómico que lo caracteriza. "Durante años, la gente me catalogó como actor dramático. Ahora todos me tienen encasillado como actor cómico y eso es pura casualidad. Yo soy las dos cosas. A medida que me iban ofreciendo los trabajos los aceptaba, eso es todo", sostuvo Portales en 1986 en una entrevista periodística en que se manifestó en contra de los rótulos.

Portales rodó un centenar de películas como "El centrofoward murió al amanecer" (1961), "Quinto año nacional" (1961), "Dos quijotes sobre ruedas" (1966), "Del brazo y por la calle" (1966) "Los muchachos del barrio" (1970), "Hay que aflojarle a la vida" (1975") y "La noche del hurto" (1976). Más tarde llegaron, "Las locuras del profesor" (1979), "La magia de Los Parchís" (1982), "Se acabó el curro" (1983), "Los colimbas se divierten" (1986), "El manosanta está cargado" (1987), "Chorros" (1987) y "Las locuras del extraterrestre" (1988), entre muchas otras.

En los últimos años, el actor tuvo complicaciones de salud en varias oportunidades y por distintos motivos, por lo que debió desplazarse en silla de ruedas y se le practicó un ano contra natura, algo que no le impidió trabajar en la pieza "Se vino el 2000". En noviembre de 1995 debió ser internado con un cuadro de hemorragia intestinal, en julio de 1996 para ser sometido a una delicada operación de columna por dos hernias de disco y en diciembre de 1998 por una afección urinaria.

Los restos mortales del prolífico y talentoso artista serán velados desde anoche en la casa funeraria sita en Acevedo 1120 y se inhumarán hoy, a partir de las 11, en el Panteón de Actores del Cementerio de la Chacarita.

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