El grupo de instrumentos antiguos medievales, de El Bolsón, sorprendió a los no residentes con un espectáculo músico-teatral que despliega experiencias para todos los sentidos.

Languedoc reunió la simpleza de las trovas medievales a la solvencia de sus integrantes.

SAN CARLOS DE BARILOCHE - Púrpura, borravino y bermellón claro. Típicos colores medievales en las vestimentas entraron, en procesión junto a la música de sonoridades ingenuas interpretada por los integrantes de Languedoc para dar comienzo así, ayer, al segundo de los conciertos de la serie diurna y gratuita dentro de la programación de la Semana musical Llao Llao.

Con ese sencillo pero efectivo recurso escénico, el conjunto bolsonés que dirige Pedro García Morillo y completan María Santucho, Hernán Moroni, Adriana Ottone y Viviana Russo trasladó al público que colmaba la sala a la edad de los peregrinos, los trovadores y caballeros.

Numerosos instrumentos antiguos aguardaban a los músicos en el escenario, naturalmente embellecido detrás de los amplios ventanales por la imagen real de las cumbres nevadas, el inmaculado Tronador y los bosques nativos en las laderas, todo frente al público en un resplandeciente y cálido mediodía.

Cantigas de Santa María, una recopilación de Alfonso el Sabio, fue la serie elegida para el comienzo cuando el aura del ingreso que acababan de protagonizar aún no se había disipado.

Guitarras sarracenas, arpas, laúdes, salterios, violín de ciego, reconstrucciones históricas de los utilizados en los siglos XII y XIII fueron pasando, de mano en mano, en las sucesivas interpretaciones. Las primeras siguieron con cantigas de Amigo, de Martín Codax; cantigas sefaradíes -rescatadas de anónimos tradicionales- y por último, obras del Llivre Vermell de Monserrat, para terminar con una suerte de consagración de la Primavera, en caravana de despedida festiva por el pasillo central, entre las sillas dispuestas en semicírculo para el espectáculo.

Subrayados de ese modo la apertura y el cierre, el concierto hizo base también en la riqueza sonora de la más variada percusión con panderos, castañuelas, cascabeles y bronces. Era gracioso ver cómo varios, entre el auditorio, no podían dejar de sumarse con el movimiento d un pie a la marca rítmica.

En los textos recitados, el amor y las peregrinaciones como tema característico del medioevo, dieron lugar a canciones entonadas a coro o en fragmentos solistas, de sencilla comprensión pese a tratarse de lenguas muertas. Particularmente, un dueto de flautas dulces evocó el imaginario pastoril y en otro momento fueron las reminiscencias árabes los elementos que se sumaron para configurar en conjunto una experiencia visual y auditiva absolutamente inédita para los que no son de la región.

Cabe acotar que Languedoc ya había tenido su debut en la Semana musical Llao Llao en su edición del año pasado. La agrupación que resalta con perfiles propios como un sello cultural d El Bolsón ofrecía a la venta su último CD "Totis Floreo".

El programa de hoy

Esta noche, una de las apuestas fuertes del ciclo: la Orquesta Sinfónica de Salta, con 96 músicos y la dirección del maestro Felipe Izcaray. En la primera parte obras de Gonzalo Castellanos-Yumar (Venezuela); Oscar Lorenzo Fernández (Brasil) y Alberto Ginastera. Tras la pausa, "Huapango" de José Pablo Moncayo (México) y sobre "Porgy and Bess" de George Gershwin un bosquejo sinfónico orquestado por Robert Russell Davies. Al final, Danzón N 2 de Arturo Márquez (México).

Electrizante virtuosismo de un joven cordobés

SAN CARLOS DE BARILOCHE - Sami tiene juventud, una carrera que lo aguarda con los brazos abiertos y una pericia electrizante para tocar el violín. Este cordobés de apellido armenio, Merdinian, de nada más que 21 años, condujo la segunda velada de la XI Semana musical Llao Llao. Junto a él y como pianista invitada, Silvia Lester.

Cuando las últimas luces del crepúsculo dibujaban sombras chinas con las montañas, visibles detrás del pequeño escenario, Sami Merdinian atacó los sentidos con una obra solista, la "Chacona" de la Partita N 2 en Re Menor de Johann Sebastián Bach. Bastó esta primera muestra para que el público supiese que la noche venía con fuegos de artificio y no hizo esperar su aprobación hacia este joven bajo, pelo corto y renegrido y los rasgos tartáricos de sus ancestros.

De un arco vertiginoso pasaba Sami a la suavidad de una leve caricia, en menos de una décima. Llama la atención el grado de concentración de este músico y posiblemente sea esta la herramienta de oro que le ha permitido una carrera tan meritoria en escasos años. Así ubica el instrumento en posición: sella y aprieta firmemente los labios y las comisuras le bajan durante toda la ejecución. Al saludar, la mirada viva y la sonrisa le devuelven el semblante juvenil.

La Sonata N 1 en Re Mayor Op. 12 N 1 de Ludwig van Beethoven trajo a escena la delicadeza de Silvia Lester para establecer una suerte de contrapunto temperamental frente a la domesticada energía del violinista. Un contraste expresiv que permitió una escucha peculiar de lo viril y lo femenino. La ovación al final dio su veredicto.

La segunda parte del programa comenzó con la Sonata N 2 en Sol Mayor Op. 13 de Edvard Grieg donde nuevamente la gracilidad de la pianista atravesó como soplo el ímpetu descriptivo del violín. Montañas y fiordos de las tierras del "sol de medianoche" parecieron gravitar en el aire por instantes y luego temas tradicionales de Noruega, la patria del compositor que tuvo como una de sus principales preocupaciones artísticas la revalorización de lo nacional.

La danza del ballet "Gayaneh" de Khatchaturian y los aires gitanos de Pablo de Sarasate era lo que faltaba para el lucimiento de Merdinian que arrancó un prolongado aplauso de pie. El único bis llegó con la "Giga" de la misma Partita N 2 de Johann Sebastian Bach.