Una forma distinta de sentir la música

Pachamama ofreció el sábado un sentido recital en Neuquén. Folclore andino, música india y acordes árabes marcaron el pulso del show.

Pachama-ma, un viaje por el mundo de la música y el espíritu.

NEUQUEN.- "Tito" Gutiérrez dice que "ni nosotros sabemos la música que hacemos", y en el auditorio se puede ver a varios rostros invadidos por el desconcierto. Porque si algo identifica a Pachamama es esa capacidad para escaparse de las estructuras, para incursionar por diferentes relieves. Se sienten cómodos viajando por el folclore andino, por la música latinoamericana, la mística india, y la sensibilidad árabe Lo que desprenden ante cada acorde es un disparo directo al inconsciente. Navegamos por cristalinos lagos de la cordillera, escuchamos cautivantes y exóticos ruidos selváticos, se siente la puna, se vive la música como nunca. Los extraños instrumentos enriquecen el sentido espiritual de cada composición. Y la libertad está al alcance de la mano El sábado por la noche Pachamama ofreció un emotivo recital en el cine Español neuquino, ante cientos de personas que se sintieron extasiadas por el virtuosismo de este grupo de instrumentistas que desprendieron melodías y letras sensiblemente comprometidas con la preocupación por el deterioro ambiental. Mensajes aunados por el cuidado de la ecología y el respeto por "la madre tierra" Esta vez nadie fue actor secundario. "Hoy ustedes son los protagonistas", dijeron los "Pacha". Y era verdad. Es que detrás del escenario todo lo que sucedía se estaba grabando en 32 canales. Por eso, el vivo le dio aún más color y clima al espectáculo. Sobre las tablas no paran de aparecer instrumentos. Ellos, como si nada, cambian una y otra vez. Los tocan con la misma sensibilidad y profesionalismo. En algunos momentos las letras hasta pasan desapercibidas. Es un duro trabajo escucharlas, seguirlas, se escapan ante preciosos "latigazos" sonoros difíciles de esquivar El folclore latinoamericano sobrevuela el auditorio con "Señora chichera". Carlos Gutiérrez toma el charango y el auditorio explota. Su hermano Claudio sopla el saxo y recibe una cerrada ovación. Las cartas están echadas. "Danz de amor" camina por senderos del norte argentino, con la potencia batera de Fabián Gallina y el rasgueo del bajo de Ricardo Rodríguez. Una sensación de paz se apodera del lugar, hasta que el sonido de las congas teñidos con los acordes y la precisa adaptación de una guitarra acústica acarrean una catarata de palmas y muestras de afecto Los seis recuerdan que su llegada tierras indias fue una vuelta de página en la vida de la banda.

Por eso es que el charango y la quena se hermanan con los raros acorde de tablas, en un tributo a Sai, "un gran maestro que conocimos en la India", aquella vez que representaron a la Argentina en la Primer Conferencia Mundial de Educación en Valores Humanos. El misticismo desciende, se acomoda y disfruta del espectáculo. En sánscrito interpretan un bhajans (popular de aquellas latitudes), con una mirada "devocional hacia la divinidad", aclara Tito sin dar mayores detalles Y una de las mayores ovaciones de la noche llega con "Los Cheuquepan", justamente a unos minutos del día del descubrimiento de América. "Muchas cosas descubrieron cuando llegaron acá, pero lo que no descubrieron es la cosmovisión mapuche", disparan los "Pacha", y le dan con furia a los instrumentos, que a esta altura parecen extensiones de sus cuerpos Ya todos están de pie. La ovación se mezcla con una linda murguita, "Días de juego", como para que el disco en vivo que se está grabando tenga el cierre esperado. Intentan despedirse, pero es difícil darle un final a este película. Nadie desea que la cinta deje de girar. Entonces surgen ritmos un tanto caribeños. Y el auditorio finalmente se da por vencido Sebastián Busader