Domingo 12 de octubre de 2003

ENTREVISTA: Alfredo Casero

Una pequeña y feliz revolución

El actor servirá "Flanes de flores" en San Martín de los Andes y Neuquén capital.

03-_f1_pc_cort
Para Alfredo Casero "la risa mata al miedo".

Listo a encarar un diálogo con el público de la región Alfredo Casero estará mañana, a las 21, en el teatro Amankay de San Martín de los Andes y el jueves, a las 21.30 en el cine Español de Neuquén. Vendrá acompañado por Alakrán para hacer "Flanes de flores". Antes de viajar a habló con "Río Negro" sobre su espectáculo y su relación con la gente.

"Lo que hago, lo que hacen tantos artistas, se relaciona con la regeneración de lo que el daño produce... Con juntar un montón de corazones que quieren que algo cambie por un rato. La mayoría de las manifestaciones tiene una gran carga de intencionalidad por parte del artista, cierta pretensión. Y hay que hacerlo bien porque alguien del otro lado lo necesita. Nunca pensé que había gente que después de haber visto 'Vulnerables', fue al psicoanalista a hacer terapia de grupo o pudo volver a salir de su casa; o gente que saliendo de una quimioterapia viene a verme dos o tres veces al show, para reírse. Me pasó con una chica, Nancy, que iba al teatro cuando estaba haciendo 'Sólo para entendidos' y estaba muy mal; un día le pregunté qué decisión iba a tomar respecto de la realidad que estaba viviendo... Hace poco volvió con una beba de un año. Quizás la ayudó el hecho simple de hablarlo fuera del ámbito donde se trata el dolor del alma, o reírse que es una convulsión sana que arregla muchas cosas en la cabeza" -

También te exige una predisposición personal al juego, al humor, permanente; un estar del mejor modo para cada presentación.

- Vos sabés que eso viene en el software. Yo no me pongo a hacer esto, lo hago. La otra vez vino un pibe de 19, 20 años, con su madre y ella me dijo que era la primera vez que entraba a un teatro. Y yo le contesté que alguna vez iba a tomar valentía para ir por primera vez a una cancha de fútbol. Nunca fui a ver un partido, no tengo muy claro qué pasa... Cuando subo al escenario trato de hacer algo relacionado con la biología que la gente entrega en el primer minuto; en Paraná, el público estaba expectante, en Rosario ya sabía qué códigos estaba tocando, hay allí muchos 'vaporesianos'. En la provincia de Buenos Aires están más cancheros porque el discurso es que sufrimos más y no nos vengan con boludeces; en Santa Fe o Entre Ríos, a pesar de todo la gente se abandona, pero no fácilmente.

El teatro debe ser un lugar donde el público se sienta cómodo, confiado y pasen la menor cantidad de situaciones complicadas. Una de las cosas que más gustan es cuando el diálogo es directo, cuando hablás o contás algo; me da la impresión por los silencios, por la forma cómo viene la magia, por cómo aplaude... Es la primera vez, en el año, que no voy a tocar, no llevo músicos. Pura y exclusivamente somos vos ahí y yo de este lado, pero viendo lo que sucede alrededor. Mil, quinientas personas tienen una energía fácil de leer cuando tenés ese software del que te hablaba. La gente te elige y va a verte. Ahora cuando es cálida ha perdido lo salvaje; sonríe, asiente con la cabeza, pero no le pasan cosas.

- No se divierte.

- Claro, la diversión tiene que ver con soltarse. Vos podés hacer el amor dulcemente, como en las películas light; no, no, también hay una cuestión salvaje, natural, animal. Hay que romper un montón de barreras para eso. Hilando más fino todavía, me parece que la gente cuelga el cuerpo en una percha y se viene con el alma; me llena de amor que llegue con el corazón abierto, muy confiada y yo no hago más -ante semejante belleza- que entregar lo mismo. Lo que hago es una pelea contra la mentira. En 'Cha Cha Cha' hacía unos policías buenos, tanto que eran boludos. ¿Qué estaba diciendo? Que así no existen, pero sí tienen que ser honestos, personas de bien. Y eso beneficia a la policía y a la gente. Se ríe por algo de lo que se dio cuenta y por lo tanto se tornó digerible. Hacer reír es sacar el miedo. La risa mata al miedo.

Muy sinceramente pienso que no somos el peor país del mundo, que no estamos en el fondo del mar. La idea es: somos una merda y cualquier extranjero viene a decirnos qué hacer con los teléfonos, la pesca, la energía eléctrica, el agua... Ellos sí saben y nosotros trabajamos calladitos la boca. Nos castigamos de ese modo... Lo que hago es mi pequeña y feliz revolución. Yo voy cambiando de a poquito cabezas. Mirá, el miércoles próximo grabamos con la banda del Regimiento de Patricios, la 'Marcha de Vaporeso'. Ellos lo pidieron, los pibes que la escucharon cuando tenían 15, 16, entraron al ejército e hicieron una carrera y la tienen en su cabeza. Y la marcha no es otra cosa que un chiste sobre todo lo que existe. Y el chiste, el reírse de, es mucho más sincero que las loas a ciertos próceres.

Eduardo Rouillet

Copyright Río Negro Online - All rights reserved
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación