Miércoles 8 de octubre de 2003

Mediomundo

Palabras de amor

En un costado de la biblioteca tengo pegada una columna de Manuel Vicent. "Placeres". No hay semana que no la lea. Como a "Manual de tentaciones", de Abilio Estévez, la he transformado en una plegaria personal. Leo sus líneas con el fervor del religioso. Con la obsesión de un enamorado. Probablemente Dios no exista tal cual lo hemos aprendido a través de la historia, pero es casi seguro de que una rara energía nos circunda y responde a nuestros requerimientos de maneras diversas. Creo en el milagro de la palabra y en las tempestades que las palabras desatan.

De todas, las palabras que más importan son las dedicadas al amor. De lo otro puedo prescindir. Los demás lenguajes son compensaciones, desvíos, hipocresías. Si has pronunciado al amor y el amor te ha pronunciado a ti, el resto no deja de ser una viñeta. Contrariamente a lo que dice la tradición, los amantes sí viven de pan, cebolla y pasión. Y su dolor, y su insatisfacción satisfecha en el sexo, puede cambiar la perversidad del mundo.

En unos días Manuel Vicent estará en Buenos Aires para presentar su última novela "Cuerpos sucesivos". Después de leer "Son de mar", tuve la estúpida osadía de suponer que Vicent no iba a superarse a sí mismo. A lograr definiciones más perfectas en una futura historia de muerte y deseo. Fantástico. Me equivoqué como sólo lo hacen los tontos soberbios. "Cuerpos sucesivos" (Alfaguara) es una obra maestra. Un relato maravilloso construido a partir de pequeñas y perfectas definiciones acerca de la pasión amorosa. Lo he leído lentamente porque no quería que se acabara. Me consuelo pensando en que ahora retomaré su obra anterior, "La novia de Matisse" y, por supuesto, "Son de mar". Sé que volveré sobre mis pasos y marcaré y rasguñaré las hojas hasta que el libro quede tatuado por mi frenesí de lector hambriento.

Es que mientras leo sobre el amor, amo profundamente. Tanto que duele. Sus definiciones me ayudan a entender que no está mal entregar el alma. Ni sufrir, ni perder mientras se busca obtener el trofeo del otro: su corazón. "Cuerpos sucesivos" habla de lo complejo que es encontrar sentimientos en estado puro, de la sangre que a veces envuelve al delirio del orgasmo, de la alegría de vivir y de la tristeza noble de sabernos hijos del mismo ocaso. Amar es vivir dentro de la vida. Vivir y bailar sobre el punto más bello y desconcertante del universo.

Leo y subrayo. Son frases extractadas de "Cuerpos sucesivos":

* "Las mujeres se abren por el oído. Es como si guardaran ahí la combinación secreta de su caja fuerte. Empiezas soplándoles palabras dulces, cargadas de deseo, y ellas se van ofreciendo suavemente".

* "Ardiste por completo en tu propia hoguera durante mucho tiempo, pero luego tu cuerpo se fue apagando, hasta quedar convertido en una oscuridad llena de brasas y con ellas se iluminó una ciudad de noche".

* "Habían llegado al final de un camino. Más allá del placer que habían alcanzado sólo estaba la muerte, que en este caso hubiera sido la solución más asequible".

* "...si los amantes van por las montañas atravesando valles, islas extrañas, ríos rumorosos y oyen el silbar del aire amoroso, llegará un momento en que sus cuerpos se vestirán sólo de carne bajo un granado...".

 

Claudio Andrade

candrade@rionegro.com.ar

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