Martes 7 de octubre de 2003

Palimpsesto

Horacio

"Solo como un gato estoy", escribe en una carta que días después las aguas dejarán miles de kilómetros más abajo. En esa misiva fechada el 27 de junio de 1936, intenta, aunque sabe que es una vana pretensión, condensar sus cincuenta y siete años de vida; y en ese resumen se le van apareciendo como en el biógrafo las escenas de su vida. Dos de ellas se repiten en varios fotogramas, la escritura y la muerte.

La hoja y la caligrafía que la mancha son un proyector en el que ese hombre ve desfilar sus primeros días allá junto a otro río, en Salto Nacido el 31 de julio de 1878, el niño se ve envuelto en una tragedia apenas dos meses después cuando su padre se dispara accidentalmente la escopeta y muere. Bautizado con los nombres de Horacio Silvestre, ambos son toda una premonición literaria y de vida.

En la lluvia, que oculta las plantaciones creadas por sus manos y vuelve todo de un gris frío, el hombre sigue escribiendo. Ahora es un adolescente, quiere ser poeta, conoce a Lugones, cuya figura ejercerá un gran influjo sobre él; también muestra su habilidad para la mecánica, para los trabajos manuales, su pasión por la fotografía, su porte de dandy. Hay instantáneas que se repiten: a los diecisiete años contempla el suicidio de su padrastro, también con una escopeta. Las armas lo acompañarán toda su vida ejerciendo una especie de fascinación trágica.

Mientras se acaricia el estómago para menguar el dolor que lo viene acicateando desde hace meses, recuerda el otro dolor, el del hambre, en su etapa parisina de comienzos de siglo. El dolor que los años no han menguado, de aquella bala que se le escapó accidentalmente y terminó con la vida de su amigo Federico Ferrando Ya radicado en Buenos Aires, por un trabajo de fotógrafo para Lugones, Horacio descubre "su" lugar: la selva misionera. Después de una frustrada aventura en el Chaco, que le reporta además de grandes pérdidas económicas, la pérdida también de la idea de ser poeta y de la estética modernista; vuelve a la capital argentina y comienza su vida literaria y periodística que le dan justa fama.

Tiene amigos ilustres en las letras; con una poeta venida de San Juan teje una amistad que sólo clausurará la muerte, la mujer se llama Alfonsina Storni y pasan muchas horas juntos en el Tortoni. En varias revistas se publican cuentos suyos, hay uno que marca ya el rumbo estético y estilístico de Horacio, se llama "El almohadón de plumas", después por esta época llegarán otros notables, como "La insolación" ambientado en el Chaco y que muestran al ahora cuentista ya en el dominio pleno de la palabra.

El hombre, pequeño, delgado, asmático, calienta la sopa y mira la lluvia misionera y mira su vida, y el frío de la casa de piedra que lo protege del agua pero no de la humedad ni de la soledad y vuelve a garabatear: "solo como un gato estoy" ... y sigue escribiendo..  

 

Néstor Tkaczek
ntkaczek@hotmail.com

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