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80.000 personas vivieron este año la "dinomanía" neuquina

Los yacimientos se dotan de más y mejor infraestructura. El turismo paleontológico atrae a gente de todo el mundo.

En estos momentos en Neuquén hay más paleontólogos trabajando que en cualquier otro punto del país.

NEUQUEN (AN).- El fenómeno de los dinos comenzó en los '90, con el 'manijazo' resurrectivo que le dio Steven Spielberg a través de sus 'parques jurásicos'. Así, cada nuevo hueso aportó no sólo a la ciencia, también a la fiebre. Y de golpe y porrazo, la región quedó en el centro de la escena con más y mejores dinosaurios que cualquier lugar del mundo, pero con escasa infraestructura para una tremenda expectativa.

Las cosas cambiaron y las posibilidades crecen de una manera formidable. Más hallazgos, nuevos centros, más investigación y, en tiempos dorados para el turismo argentino, plantean el desafío de ofrecer el producto en el exterior. El proceso ha sido progresivo y ya hay resultados a la vista A diez años de uno de los hallazgos más importantes de la paleontología -los fósiles del Giganotosaurus Carolinii- en la región hay dos museos y un centro de estudios (que incluye una muestra) que captan la atención de miles de turistas y estudiantes, al tiempo que marcan el inicio del denominado turismo paleontológico.

Las exposiciones son muy buenas y los números elocuentes. Sólo en el museo de la villa El Chocón pasaron este año 60.000 visitantes, mientras que el "Carmen Funes" de Plaza Huincul sumó 7.000 en los quince días que siguieron a la reinaguración. Lejos del cordón urbano este-oeste, en pleno desierto, el centro de investigaciones "Los Barreales" se presenta como una novedad: guarda colecciones de museo y exhibe in situ cómo es el trabajo de los investigadores: a ese lugar entre febrero del año pasado y el de 2.003 llegaron unas 12.000 personas. Para el balance final de este año, no bajará de los 10.000 visitantes.

Los tres centros marcan el camino y abren muchas nuevas alternativas hacia el turismo y la consolidación de nuevas actividades apuntadas a completar un menú de dinosaurios exclusivo en la Patagonia. Hay otras ofertas más modestas pero igualmente atractivas como el museo de Zapala con su colección de reptiles marinos, el de Rincón de los Sauces con sus propios dinosaurios y -además- certeza de aventuras en sitios inexplorados como la margen sur del río Negro, en tierras rionegrinas.

Rodolfo Coria, el director del museo Carmen Funes, donde hace poco se puso en pie una réplica de los fósiles del fabuloso Argentinosaurus Huinculensis, cuenta que la atracción por los dinosaurios consiguió que muchos turistas desvíen hacia la comarca petrolera y que los hoteles de Cutral Co contraten recepcionistas bilingües e incluyan el cobro con tarjetas de créditos. Es que, además de la legión de chicos y visitantes locales, a la región llegan investigadores internacionales, productoras de documentales y especialistas con respaldo económico acostumbrados a moverse con pautas comunes en los países del primer mundo.

Actualmente, la provincia de Neuquén tiene más paleontólogos trabajando que cualquier otro punto del país: siete en total, y todos con distintos proyectos e iniciativa.

Se podría decir que, de alguna manera, los paleontólogos se adaptaron rápidamente al nuevo escenario y buscan el equilibrio para compatibilizar dos cuestiones que hasta hace unos años la mayoría no se hubiera animado a relacionar: ciencia y turismo, investigación y lucro.

En el marco de la semana internacional del Turismo, la facultad de Turismo de la Universidad Nacional del Comahue dedicó una jornada completa a un seminario que denominó "Turismo y Paleontología". La iniciativa permitió agrupar a un calificadísimo número de especialistas y allegados a la paleontología de la región en un mismo ámbito. Los paneles, por el peso de los invitados, serían la envidia de cualquier conferencia internacional. Por allí pasaron, entre otros, Coria, Leo Salgado, Jorge Calvo, Edith Simón, todos reconocidos paleontólogos junto a directores de Turismo con experiencia como Ricardo Gazzera (artifice del fenómeno Chocón) y docentes de la talla de Teresa Vega. Con ellos debatieron dos jóvenes profesionales que se han especializado en el tema como las licenciadas en Turismo Magdalena Perini y Laila Vejdevej.

En su charla, Coria dio detalles de dos modelos exitosos: el del desierto de Gobi en Mongolia y del museo Royal Tyrrel de Canadá. Por diez días en la arena, operadores turísticos de Mongolia cobran entre 2.500 y 3.000 dólares, y la reservas de hacen con un año de anticipación.

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