Viernes 26 de setiembre de 2003

Juntan fondos para un comedor allense

ALLEN (AA).- Desde los últimos cuatro años, los chicos del barrio 60 Viviendas de esta ciudad, saben que todos los días tienen a su disposición un plato de comida caliente cerca de su casa.

¿Dónde? En el comedor comunitario que, con esfuerzo y decisión, crearon vecinos del lugar. Por eso, hoy ya son más de medio centenar los niños, y también algunos abuelos, que concurren allí y regresan a sus casas con las panzas llenas.

Si bien, hasta ahora, ningún día faltó la comida para nadie -"sólo es cuestión de echar un poco más a la olla", dice la cocinera-, reconocen que cada vez la tarea se torna más difícil. "Unicamente podemos dar el almuerzo y nada más. Nos gustaría poder dar también una merienda, pero no alcanza", dice Mabel Cides, la impulsora del centro.

El comedor está enclavado en pleno corazón del plan 60 Viviendas de esta localidad, y actualmente recibe a más de sesenta niños, adolescentes y también algunos adultos, durante cada día.

Los alimentos son suministrados por el municipio, se indicó, pero el mantenimiento del lugar en buenas condiciones deben procurarlo las mismas vecinas que colaboran con el centro. Sin embargo, a menudo, los recursos se tornan escasos y es prácticamente imposible adquirir todo lo que hace falta.

Por esa razón, ya se tiene en carpeta llevar a cabo diversas actividades y ventas de comida para poder reunir fondos y poner en marcha las mejoras edilicias que necesita el lugar.

"Ahora tenemos la necesidad de cerrar el edificio, porque tiene unas puertas muy inseguras. Entonces estamos organizando una 'tallarineada' para ver si podemos comprar los materiales que hacen falta y hacerlo nosotros mismos", explicó la mujer.

La idea de erigir el comedor para el barrio surgió como respuesta a la necesidad concreta del hambre en los más chiquitos. Eran muchos los chicos del lugar que requerían ayuda alimentaria, y debían concurrir a otros sectores más alejados para poder comer.

En ese momento, Cides era cocinera de otro comedor y advirtió las carencias, entonces con el apoyo de otros vecinos pudieron conseguir prestado el lugar que, hasta el momento, estaba abandonado. Diversos eventos se realizaron en tal oportunidad para reunir fondos, y se logró acondicionar el lugar. De a poco, y con ingenio, se aprovisionaron de algunas sillas e "inventaron" mesas, con caballetes y trozos de improvisadas "paredes de madera".

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