Viernes 26 de setiembre de 2003

La red está afectada en Neuquén porque los sedimentos obstruyeron parcialmente las tomas de la ciudad

Bajan los caudales de los ríos y faltará el agua

Estiman que durante la próxima semana habrá inconvenientes con el suministro, que afectarán a la mitad de la población neuquina. El EPAS apura las tareas de dragado para limpiar bocas.

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Las tareas de dragado en las tomas son un punto clave para que el agua llegue a los neuquinos.

NEUQUEN (AN).- Durante la próxima semana el servicio de agua potable se verá afectado como consecuencia de una baja excesiva en los caudales de los ríos Limay y Neuquén, que en diferente grado se traducirá en inconvenientes para la mitad de la población de la ciudad.

Así lo informaron autoridades del Ente Provincial de Agua y Saneamiento, EPAS, que mantiene incesantes tareas de dragado en el río, para limpiar las bocas por donde el líquido ingresa a la red potabilizadora, obstruida con sedimentos removidos por el veloz descenso de aguas.

El principal inconveniente que plantea una baja tan abrupta en los ríos Limay y Neuquén es la acumulación de bancos de arena y residuos en las tomas que, luego del proceso de potabilización, derivan agua a la red de usuarios.

El ingeniero Luis Atilio Mingolo, gerente general de Ingeniería, Obras y Servicios del EPAS, dijo que los inconvenientes afectarán, en menor o mayor medida, a la mitad de la población de la ciudad.

Si bien podría darse una falta de agua en determinados sectores de la ciudad, en primera instancia las dificultades afectarán a la presión con que el líquido sale de las canillas. "Aunque esto depende del consumo de los próximos días. Estamos ante una semana crítica", dijo el funcionario, quien auguró un brusco descenso de las reservas de la ciudad en los días venideros.

Los barrios más afectados serán Río Grande, Don Bosco II y III, Limay, Villa María, Mudón, Villa Florencia, La Sirena y Area Centro Oeste. Aunque "como se trata de una red interdependiente" los usuarios de otros barrios percibirán los problemas.

El funcionario llamó a la población a hacer un uso "racional" del agua durante el tiempo que dure la merma en el suministro.

"Las crecidas de caudales que se dan en los meses de invierno usualmente demoran dos meses en volver a sus cotas normales. En este caso esa vuelta a la normalidad se dio en una semana", explicó.

El responsable de las tareas de reacondicionamiento dijo que "nos quedamos co las tomas de agua casi obstruidas con arena". Estos conductos consisten en pozos filtrantes y galerías ubicadas a varios metros de profundidad.

Las tareas de limpieza ayer estaban a cargo de buzos y retroexcavadoras apostadas principalmente en el balneario Río Grande, entre las calles Río Negro y Olascoaga, y sobre el brazo ubicado al final de la calle Leguizamón, por lo que la normalización del sistema abarcará trabajos en seis tomas del sistema.

Aníbal Asensio, secretario operativo de la AIC, dijo que, con todo, "los caudales están dentro de los mínimos permitidos para el mes de septiembre". Y describió que en la central hidroeléctrica de Arroyito se pasó de un caudal de erogación de entre 900 y 1200 metros cúbicos por segundo a uno de 304 en la actualidad.

Precisamente, la diferencia entre estos registros, "brusca y excesiva", como fue catalogada por el EPAS, se tradujo en la obstrucción de las tomas luego de la sedimentación del suelo.

"En este momento la demanda energética no requiere de la permanencia de caudales en Cerros Colorado y El Chocón. Hay otras fuentes energéticas alternativas que están contribuyendo al sistema interconectado", indicó.

Se consumió mucho para generar electricidad en el invierno

CIPOLLETTI (AC) - Nada es para siempre: fue tanta el agua que se necesitó para generar electricidad durante el invierno que los embalses de las presas del Comahue fueron bajando, sin nuevos aportes que compensen el nivel. Para colmo, la ola de frío que se instaló el fin de semana en la zona central del país impidió que la reducción de erogaciones que dispuso la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) se cumpliera en plenitud.

Así como los embalses tienen una cota máxima que el agua nunca debe sobrepasar (en la inmensa mayoría de las presas de la zona equivaldría al desmoronamiento de la obra), también poseen un tope mínimo que no tiene que violarse porque es el que garantiza la vida del río aguas debajo de las obras.

El de los ríos regulados es un complejo sistema en el que entran las condiciones naturales (lluvias, nevadas, deshielos), necesidades de generación o embalse, e intereses aguas abajo de las presas.

Tras años de sequías, desde 2001 hasta ahora el agua en los ríos que bajan de la cordillera es abundante. Cuando el aporte no proviene de los meses de lluvias, llega de deshielos acelerados, como en la primavera del año pasado.

El inicio del verano de este año encontró al sistema con demasiada agua, por la crecida sin precedentes para la época en la zona sur de la cuenca. Las restricciones para proteger las napas de los montes frutales, en temporada, hicieron que el desagote fuera demasiado lento, de modo que buena parte del agua acumulada en los embalses llegó intacta al invierno.

La falta de inversiones en el transporte del gas -que los concesionarios adjudican a la negativa del gobierno a conceder aumentos de tarifas- hizo que el parque de generación térmica de electricidad tuviera un fuerte déficit porque se le dio prioridad a la gran demanda residencial del invierno. Cammesa, la empresa mixta que maneja el despacho de electricidad en el país, ordenó entonces que las hidroeléctricas del Comahue aumentaran su generación para evitar la falta de luz en el invierno.

En la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), que controla el manejo del agua en la zona, tomaron la decisión de Cammesa, independientemente de los reclamos aislados de algunos ribereños, como una buena noticia porque cuando más erogaran las presas -pensaron- más preparados estarán los embalses para los deshielos de la primavera.

Durante agosto, por caso, los caudales de los ríos Limay y Neuquén, sumados, no bajaron de los 1.000 metros cúbicos por segundo y durante muchos días se colocaron en torno del tope de 1.600.

Fue demasiado. Ahora, la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas tuvo que ponerle coto a esas erogaciones porque la curva del nivel de los embalses se acerca al mínimo normal.

Ello, sumado a la previsión de menores aportes de los afluentes para los meses de finales del año, terminan de componer un panorama, no de alarma, pero sí de precaución.

Los caudales ya empezaron a bajar y lo harían en mayor magnitud si no fuera porque el frío de esta semana demandó de El Chocón un mayor aporte de energía.

 

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