Viernes 26 de setiembre de 2003 | ||||
Insólita iniciativa para proteger a menores de la TV Buscan controlar las horas que pasan frente al televisor. También aprobaron las restricciones a la venta de alcohol
VIEDMA (AV).- Una insólita iniciativa que obliga a controlar las horas que pasan los niños frente al televisor y a plantar un árbol cada vez que nazca un bebé, en el marco de un compromiso que deben firmar los padres como un gesto de protección hacia ellos, fue aprobada ayer en primera vuelta por la Legislatura rionegrina. La imposibilidad de ese control y la pobreza de argumentos le dieron a esta sesión la característica de insólita. En la misma jornada hubo un largo debate que terminó con la aprobación, también en primera vuelta, de las restricciones para la venta de alcohol a menores El pobre temario le llevó varias horas a los parlamentarios, quienes utilizaron toda la sesión para esas cuestiones. La legisladora oficialista, María Inés García, logró la sanción de un proyecto para que en la inscripción de un nacimiento en el Registro Civil, los padres se comprometan a cumplir una serie de pautas para la mejor crianza de sus hijos. El acta que deberán firmar obliga a garantizar una buena educación, alimentación, cuidado de la salud, a evitar que las emisiones televisivas "puedan vulnerar su salud mental" viendo programas "violentos y pornográficos", proteger al niño de abusos y "a plantar un árbol con esmero y dedicación, así como lo haremos con nuestro hijo" recién nacido. La norma, que contó sólo con los votos del oficialismo, fuerza a los rio negrinos a adherirse a un "acta de compromiso" en el momento de anotar a sus criaturas recién nacidas, en un trámite que deberá concretarse frente a dos testigos. "En el momento de la inscripción de un niño, los padres o responsables se comprometerán además a plantar y cuidar un árbol para la provincia, según lo establezca la planificación municipal de cada localidad" agrega el texto Fuentes parlamentarias indicaron que hay sectores que buscarán quitarle la jerarquía de ley de cumplimiento obligatorio para transformarla en una declaración, sólo de aplicación voluntaria. En el análisis de esta ley en el recinto, se pidió un cuarto intermedio durante el cual varios diputados intentaron convencer a la autora del proyecto que los preceptos de la normativa son de imposible control por parte de las autoridades. El otro renglón de la sesión lo dedicaron a las restricciones a la venta de alcohol a menores. El legislador Roberto Medvedev (Alianza) consiguió que el oficialismo y algunos pocos opositores lo acompañen en primera vuelta en su proyecto de vedar el consumo de alcohol. Antes debió escuchar una andanada de cuestionamientos. Se defendió aclarando que "se trat de establecer límites claros y precisos respecto a la venta y suministro, que implicaría a la vez una disminución de la ingesta y un control y prevención" y que "esto es preventivo y no represivo". Medvedev dio una serie de generalidades apelando a temerarias estadísticas -cuyo origen no precisó- sobre que el 91,4% de la población argentina "toma alcohol". No tuvo en cuenta para brindar mayores precisiones que según el Indec, en el país hay 36.260.130 habitantes, los menores hasta nueve años son siete millones (20% de la población), hasta 19 años son 13.435.000 (37%), en tanto que el resto son adultos (43%). Eduardo Chironi (Interbloque) lo rechazó sobre todo por el aspecto punitivo del artículo 11 de la iniciativa, en cuanto a la entrega de los menores hallados en estado de ebriedad a sus padres. "El problema no es el enfermo, sino la enfermedad. El alcoholismo es un problema social, no policial, porque requiere de fuertes políticas prevención", enfatizó. El bloque justicialista se dividió en las opiniones. Sigifredo Ibáñez consideró que "no hay que tener miedo (a la aplicación) de límites" y a su criterio "faltó que en las mamaderas aparezca el alcohol". A su turno, Silvia Jáñez destacó la necesidad de proteger a los jóvenes pero advirtió que las prohibiciones no resuelven los actuales problemas de la sociedad. Luego, Guillermo Grosvald del Movimiento Patagónico Popular (MPP) relativizó los alcances. Ante el tono crítico que tomaba el debate, el oficialismo estrechó filas en busca de conseguir el mayor beneplácito. Para ello, hicieron uso de la palabra Juan Manuel Muñoz y Fernando Chironi. El primero mencionó el grave problema de las adicciones denunciando en el recinto que a un nieto suyo "le ofrecieron drogas en la escuela", mientras que su par de bloque reveló que "los padres le reclaman a los intendentes soluciones (en ese sentido) a un problema que no pueden controlar en sus casas".
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