La muerte, ese sueño eterno

Un libro recopila charlas acerca del tema.

"Voy a morir y voy a cesar, y qué más puedo querer que eso, qué cosa más grata ", le dijo Borges a la autora.

BUENOS AIRES (Télam)- Distintas perspectivas sobre la muerte -el punto de vista del duelo, la problemática del suicidio, el fundamento religioso- se cruzan en "Diálogos sobre la vida y la muerte", un libro integrado por conversaciones que la escritora Liliana Heker mantuvo con tres psicoanalistas, un médico, un estudioso de las religiones y narradores como Jorge Luis Borges, Abelardo Castillo y Roberto Fontanarrosa, entre otros. Lugar común, la muerte.

La frase, que el escritor Tomás Eloy Martínez eligió como título para uno de sus mejores libros, sirve en este caso para describir los alcances de una cuestión que afecta a todos los humanos sin excepción: la certeza de ser mortales y la decisión de vivir por más intolerable que pueda tornarse ese saber "Parecería que la mera necesidad de vivir día tras día, de ir realizando nuestros pequeños actos cotidianos, nos impidiera pensar en la muerte. Como si la concepción cruda de nuestra mortalidad fuera capaz de interrumpir nuestros gestos a mitad de camino, de congelarnos en el momento de abrir una puerta o de acariciar a alguien o de rascarnos la nariz", relata Heker en el prólogo de su libro. "Dicho con menos solemnidad: ¿puede alguien apurarse para alcanzar el colectivo en el instante en que acaba de descubrir que es mortal?.

Y ahí se me planteó una cuestión ética: si pensar en la muerte era de verdad paralizante, si nos impedía vivir, ¿tenía algún sentido hacer un libro cuya intención más nítida sería la de movernos a reflexionar acerca de la muerte?", se interroga. A la luz de los resultados, la respuesta fue indudablemente afirmativa: Heker decidió encarar el proyecto desde una perspectiva que le permitiera indagar sobre la muerte como fenómeno biológico y psíquico, sin eludir las formas que a lo largo de la historia ha concebido el hombre para defenderse o luchar contra la muerte.

La obra, que incluye cuatro entrevistas que la escritora realizó para un proyecto similar publicado en 1980 ahora relanzadas en un proyecto más amplio por el sello Alfaguara, cuenta con los testimonios de Borges, Fontanarrosa, Castillo, la también escritora Ana María Shua; y los médicos Marcelino Cereijido y Alvaro Saurí. También fueron entrevistados para la ocasión los psicoanalistas María Lucila Pelento, Terencio Gioia, Alfredo Gazzano y Eduardo Pavlovsky y el especialista en religiónes Severino Croatto De todos los testimonios, uno de los más interesantes es sin duda el de Borges, no sólo por lo que expone el autor de "Ficciones" sino por su calidad de "testimonio recobrado".

"¿La palabra muerte? Me sugiere... una gran esperanza. La esperanza de dejar de ser. Yo estoy seguro, como mi padre, de morir cuerpo y alma. A veces, me siento un poco desdichado -a todos nos pasa-; sobre todo un hombre que está solo, que esta ciego, que tiene des luego algunos preciosos amigos, pero no muchos, un hombre tímido como yo", sostiene el escritor. "A veces me siento triste, pero me consuelo pensar: sí, es cuestión de esperar. Voy a morir y voy a cesar, y qué más puedo querer que eso, qué cosa más grata pude haber que la muerte, que se parece tanto al sueño, que es quizá lo más grato de la vida. Es decir, yo descreo en la inmortalidad pero eso no es fuente de tristeza para mí sino de felicidad: pensar que voy a cesar", asegura.

Las palabras de Borges, que al momento de ser reporteado rondaba los 80 años, demuestran que a esa altura la muerte había dejado de acecharlo como una amenaza. La muerte para él no parece ser mas ni menos anecdótica que cualquier otro tema: en la entrevista habla de Mark Twain, de la teoría de los conjuntos, de la poesía inglesa y de la muerte, todo con el mismo tono.