Y vivieron felices la princesa y el clown

MóNACO (DPA) - La princesa Estefanía de Mónaco, madre de tres hijos, se casó por segunda vez. En esta oportunidad lo hizo con el artista de circo portugués Adans Lopez Peres, informaron las revistas alemanas "Bunte.T-Online" y "Die Aktuelle". La boda se celebró el viernes pasado en Ginebra, en el oeste de Suiza.

El principado de Mónaco prácticamente confirmó la boda de la princesa con el joven de 29 años Un portavoz del príncipe Rainiero dijo que creía que hubo "una ceremonia en Ginebra". Al parecer estuvieron presentes en la boda los tres hijos de Estefanía y los testigos de casamiento. No hubo una confirmación oficial de la casa monegasca porque fue "un asunto privado", agregó. Sin embargo, al príncipe Rainiero, padre de Estefanía, lo que le importa es "que sus hijos sean felices", comentó el portavoz, respondiendo a los informes de prensa según los cuales el padre dio rápidamente su aprobación a la boda porque su hija estaría nuevamente embarazada. De ser cierto, se trataría de su cuarto hijo, de un tercer padre En 1996, Estefanía se separó tras un año de boda de Daniel Ducruet, su ex guardaespaldas y padre de sus dos primeros hijos, Louis y Pauline.

Al parecer, el amor surgió entre la princesa y el joven artista de circo en enero de 2001, cuando Estefanía entregó el "Clown de Plata" a Adans Peres en el festival circense en Mónaco. Luego la prensa suiza informó profusamente sobre el "nuevo amor" de la hija más pequeña de Rainiero, que en 2002 se había separado definitivamente del director de circo suizo Franco Knie La princesa seguía viviendo en su casa rodante de lujo climatizada cerca de las carpas del circo Knie. El hecho de que la cosa entre ella y el acróbata se estaban poniendo serias fue confirmado de alguna forma por la reacción de Rainiero, que desmintió enérgicamente tras un gráfico reportaje del "Paris Match" que hubiera echado a su hija del hogar por sus nuevas escapadas del palacio. Sin embargo, en la tradicional gala monegasca de la Cruz Roja, Estefanía brilló por su ausencia. En Mónaco se dijo que estaba de vacaciones. Y era cierto. La princesa conducía su casa rodante por Suiza para estar lo más cerca posible de su futuro esposo.