Martes 16 de setiembre de 2003

"La escuela no está rota ni vacía: sigue en pie"

Reclaman que hay que recuperar a los excluidos.

"El docente debe ser un dirigente social", desafían.

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"Necesitamos docentes habilitados social y profesionalmente", dicen especialistas al analizar la escuela en la reconstrucción del país.

La escuela es una de las pocas instituciones que no se quebró y sobrevivió como pudo a la peor crisis económica y social que asoló el país, según la opinión de distintos especialistas. En esa situación se jugó también la función del maestro, una figura que a pesar de que también se devaluó como parte de la pérdida de credibilidad que se desató en general hacia las autoridades e instituciones, fue quien sostuvo sobre sus hombros, día a día, la estructura escolar "En estos años, donde vimos grandes fisuras y con momentos muy críticos, la escuela siguió en pie, fue la institución más abierta y solidaria que tuvo el país; los docentes estaban en la escuela y los chicos también. Hubo contención social", destacó Ana Clement, especialista en Ciencias de la Educación, de la Dirección Nacional de Formación Docente en el área EGB 1 y 2 (primaria) de la cartera educativa "La escuela no está ni vacía ni rota, pero reconocemos la necesidad de habilitación social que hoy requiere tanto la escuela como el docente", añadió. Señaló que la escuela como proyecto colectivo y solidario "nunca dejó de estar, y en este sentido está cubriendo otras funciones, como la alimenticia, que no está divorciada de la función de enseñar; en tanto otras instituciones se han corrido y se han vaciado de sentido" Pero este proceso de exclusión y deterioro socioeconómico que viene sufriendo el país "se manifiesta en la escuela, no sólo en cuanto a lo que construye, si sirve o no sirve, sino en lo que sucede con la trayectoria escolar y en la imposibilidad muchas veces de sostenerla", dijo Clement Por su parte, Myriam Feldfeber, docente e investigadora en temas de Política Educacional y Sociología de la Educación de la Universidad de Buenos Aires, coincidió en que "a pesar de esta crisis y los cuestionamientos hacia la misma escuela, la escuela sigue siendo, y muchas investigaciones lo demuestran, el único lugar o uno de los pocos espacios públicos donde la gente siente que ejerce sus derechos" Frente al hecho de la función alimenticia que en muchos lugares adoptó la escuela, la especialista también expresó que "van a recibir lo que deberían recibir en otro lugar y no reciben, por eso la escuela igualmente, a pesar de esta crisis, sigue siendo una de las instituciones más valoradas".

"Ahí uno tiene un lugar -continuó-, ahí lo reconocen como sujeto de derecho, que tiene derecho a comer, a educarse; la escuela esta cumpliendo funciones que no se cumplen en otros ámbitos, y en este sentido, la escuela ha sido un lugar de contención de la crisis, sin duda" Al referirse a la profundización de las desigualdades hizo hincapié en que "cuando hace eclosión la idea de 'para todos' y empieza a crecer este modelo de exclusión social, entra en crisis el para qué de la escuela; antes, por ejemplo, alguien decía 'me banco la escuela porque voy a tener un mejor trabajo, voy a ascender socialmente'".

La escuela, surgida al calor de un ideal de ascenso social, de una sociedad más inclusiva, hoy "está cuestionada porque esa idea de ascenso social, de un futuro mejor, está en crisis", destacó Feldfeber. No obstante, remarcó el papel de los maestros al señalar que hay muchas investigaciones que muestran que en realidad la escuela fue sostenida por los docentes, a pesar de la condición de empobrecimiento de los maestros y de cierta pérdida de legitimidad social "Las últimas encuestas tanto de la Ctera como de Unesco, sobre la situación de los maestros, muestran que hay casi un tercio de los docentes del país bajo el nivel de pobreza; antes atendían la pobreza en la escuela, ahora ellos mismos se encuentran en condición de tal y son muchas veces el único ingreso del hogar" La especialista comentó que esas últimas encuestas datan de fines de 2000, con lo cual "hoy es peor, esa situación se agudizó". En medio de este contexto, el lugar de autoridad del maestro se vio debilitado. "El docente tiene autoridad legitimada que le viene dada por la institución, pero al entrar en crisis la institución, lo mismo sucede con la figura del maestro", explicó Feldfeber.

En este plano, Clement expresó que es necesario fortalecer la relación del maestro con el alumno en un marco democrático e inclusivo "Lo que necesitamos son docentes habilitados social y profesionalmente" "El docente debe ser un dirigente social, y eso es parte de la recuperación que necesitamos", dijo como modo de definir la sección del trabajo que debe realizar la escuela "para recuperar a los chicos que se nos han caído y sostener los que están, sostenerlos tanto desde un lugar de contención como desde un fortalecimiento del proceso de aprendizaje" "En los orígenes del sistema educativo -continuó- hubo un profundo trabajo para construir una nación, había un mandato legitimado respecto de que la escuela y los docentes eran artífices de esa construcción. Hoy se nos plantea sostener esta nación en medio de profundos cambios sociales y de un proceso de grandes exclusiones", expresó la experta. "Lo que tenemos que desarrollar son espacios democráticos que permitan construir saberes, socialmente válidos y que integren al niño a una sociedad que debe ser justa", finalizó.

Experiencia

Insisten en que algunos maestros no sean prejuiciosos con los chicos pobres

El fracaso escolar de los alumnos de escuelas urbanas marginales de Rosario (Santa Fe) se debe a la falta de preparación de los docentes para abordar la problemática de emergencia social y a los programas educativos que no la contemplan, según un estudio del Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación (IRICE), dependiente del Conicet "A partir del estudio observamos que el fracaso escolar es mucho más frecuente en las escuelas urbanas marginales, debido a que los docentes no están preparados para encarar la educación de estos chicos", dijo la antropóloga María Sagastizabal, que conduce la investigación. El trabajo "Diversidad cultural en el sistema educativo argentino" estuvo centrado en escuelas rosarinas y de la zona del Gran Rosario. "Nuestra investigación no se basa en la diversidad cultural grupal de los alumnos -como pueden ser los aborígenes-, aborda especialmente a los chicos cuya diversidad cultural difiere de la del alumno de clase media urbana", precisó la especialista "Apenas comenzada esta investigación -contó Sagastizabal- detectamos la existencia de muchos prejuicios de parte de los docentes como presuponer que los chicos no están en condiciones de aprender por las condiciones marginales en las que viven. También, se parte del presupuesto de que "estos niños son maltratados y que a sus padres no les interesa su educación. Por consiguiente, a los chicos no les interesa la escuela" En definitiva, puntualizó Sagastizabal, "hay una percepción generalizada que ser pobres es sinónimo de no querer a los hijos; se asocia inevitablemente la carencia material con la falta de otros valores, como el afecto. Todos prejuicios que condicionan el aprendizaje" Para esta investigación fue creado un observatorio -que funciona en el IRICE y es el primero de este tipo en América Latina- por un convenio con la Oficina Internacional de Educación, dependiente de la UNESCO, el Conicet, y el ministerio de Educación de Santa Fe. "Es importante trabajar con los futuros docentes, para que comprendan el problema y dejen a un lado los prejuicios. Durante los últimos años, hemos relevado a más de 1.000 futuros docentes", comentó Sagastizabal Los cuestionarios y trabajos realizados en las diferentes escuelas le permitieron evaluar al grupo de investigadores "cómo actúan los docentes y la escuela, y cuáles son las prácticas educativas utilizadas con alumnos que no provienen de la clase media urbana, para la que han sido preparados por el sistema educativo". "También instrumentamos una revalorización de los saberes que tienen estos chicos, y proponemos a los docentes un cambio de mirada y nuevas propuestas didácticas a poner en práctica y que se adapten a las características familiares y culturales de los niños", explicó.

"Los docentes no deben partir del presupuesto que no se les puede exigir mucho a los chicos y, en cambio, deben tratar de generar espacios y actividades que les despierten el interés", subrayó. De acuerdo a los primeros resultados del estudio, que continua, remarcó la investigadora, "las respuestas son alentadoras, porque en las escuelas en las que trabajamos junto con los docentes, los alumnos mejoran su rendimiento y no salen apenas sabiendo leer y escribir" La investigadora aseguró que "los prejuicios y preconceptos generan un círculo vicioso, porque el chico no sólo no va a tener los conocimientos mínimos y necesarios para conseguir un trabajo, tampoco podrá convertirse en un ciudadano pleno y no podrá comprender siquiera cosas mínimas, necesarias para moverse en la sociedad".

 

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