Lunes 8 de setiembre de 2003

Los acantilados de la costa rionegrina retroceden

La causa del retroceso radicaría en que estas formaciones están siendo sometidas a todo tipo de erosión. Se buscan respuestas y soluciones para poder garantizar la seguridad en las playas.

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A mediados de este mes se realizará la primera campaña de reconocimiento de los sitios más críticos de los acantilados.

VIEDMA (AV)- Un fenómeno natural y quizás imperceptible para el común de la gente se viene registrando en la costa marítima pero llamó la atención de los expertos: el retroceso de los acantilados. Cada masa que desaparece es materia de estudio en la búsqueda de soluciones para así evitar controversias en cuestiones de esparcimiento y seguridad en las playas.

Un diagnóstico de la Dirección de Minería de Río Negro dio cuenta que estas formaciones -muy típicas en los 300 kilómetros de costa rionegrina- están siendo sometidas a todo tipo de erosión como consecuencia del oleaje marino, acciones químicas que provocan el agua y temperaturas. También actúan en su deterioro aparición de plantas y cada vez más nidos de loros.

Las olas tienen un papel muy importante sobre el modelado terrestre ya que constituyen un agente de enorme energía cinética o energía mareomotriz (unas 30 toneladas por metro cuadrado) debido a la gran masa de agua que se pone en movimiento, indicaron los técnicos Georgina Ferro y Pablo Getino.

Es que estos gigantes de hasta 25 metros de altura tienen sus costados débiles. Están compuestos por rocas sedimentarias de las formaciones Patagonia y Río Negro, que corresponden a los períodos Mioceno-Plioceno y Plioceno-Pleistoceno respectivamente, con un tiempo de 23 millones de años.

La formación Patagonia se compone de arcillitas con abundante participación de ceniza volcánica, su color predominante e pardo verdoso, es bastante cohesiva y coherente. En sitios donde la erosión de las olas es importante se pueden observar bloques desprendidos y movidos de su posición original y en algunos casos "grutas" que, por esas cosas del factor humano, algunos sitios dieron lugar a nombres como el del balneario sanantoniense.

La formación Río Negro, es de origen fluvio-eólico, se compone principalmente de areniscas gris azuladas de grano medio y deleznables, con algunos niveles de arcillitas y yeso. Estos estratos muestran menor coherencia que los de la otra formación, observándose una mayor destrucción de los bloques conformados por estas areniscas, las cuales son desagregadas por la acción de las olas.

Los expertos coincidieron en concluir y advertir que la composición los hace "más inestables" debido a la baja cohesión de sus sedimentos, como es el caso de las bajadas del Faro (cercano al balneario El Cóndor) y Echandi (cercana a la Caleta de los Loros). Sobre esta última apuntan (ver aparte) que además de ser sus acantilados inestables, la playa es muy estrecha mientras que los pescadores se ven obligados a acercarse mucho a la base de los acantilados lo cual representa un peligro potencial durante la pleamar.

La titular de Minería, Cármen Wagner, suscribió recientemente un convenio con el Centro de Geología de la Universidad Nacional de Mar del Plata con el propósito de apurar decisiones en materia preventiva. El 15 de setiembre próximo se realizará la primer campaña de reconocimiento de los sitios más críticos Esta etapa cubrirá desde el comienzo de las formaciones en El Cóndor hasta Punta Mejillón, en la entrada de la caleta. El estudio y la determinación de la velocidad de retroceso de la línea de costa incluirá la confección de mapas de vulnerabilidad y peligrosidad; entre otras tareas.

Luces amarillas

La alerta de las autoridades fue dada por la tragedia cuando a fines del verano pasado, un joven de Viedma, aficionado a la pesca, falleció al ser sepultado por un desprendimiento de un gran volumen de rocas en el acantilado de "Bajada de Echandi".

Más allá de los resultados del estudio, Ferro y Getino establecieron en su diagnóstico una serie de recomendaciones a tomar en cuenta como el hecho de la obligatoriedad de informar a la comunidad acerca de los riesgos existentes y los recaudos a adoptar. También hay que realizar un sistema de cartelería adecuada que brinde información acerca de los riesgos de derrumbes existentes en cada lugar.

La cuestión -a la que también se sumaron autoridades de Turismo-, será formular un diagrama de trabajo que permita inspeccionar periódicamente las bajadas a fin de monitorear el retroceso de los acantilados. De paso, intensificar las inspecciones especialmente en días posteriores a tormentas de gran magnitud, identificar nuevos sitios inestables y otras tareas del estilo (AV).

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