Miércoles 3 de setiembre de 2003

Cuidado con el sol de ahora

El sol de invierno y primavera también quema, arruga, mancha y envejece. De ahí la necesidad de recurrir a las medidas habituales de protección solar, aun cuando los rayos del sol aparentan no ser tan fuertes ni tan dañinos.

Todos los años, poco antes de la llegada del verano, las diferentes sociedades de dermatología del país advierten sobre la necesidad de cuidar nuestra piel de los rayos ultravioletas del sol, para así prevenir el envejecimiento cutáneo y las diversas formas de cáncer de piel, principalmente el temido melanoma.

Pero este año, la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) ha decidido adelantar la difusión de las medidas de prevención.

"Uno siempre se prepara para cuidarse del sol durante el verano, en la playa o en la pileta, pero debemos saber que los rayos ultravioletas A (UVA) del

sol son constantes durante todo el año, con la misma intensidad, y también son responsables junto a los rayos ultravioletas B (UVB) del enrojecimiento de la piel, el envejecimiento cutáneo y del cáncer de piel", advirtió la doctora Rebeca Rubinson, de la SAD.

Así, agrega esta médica dermatóloga, "el sol de invierno y primavera también quema, arruga, mancha y envejece". De ahí la necesidad de recurrir a las medidas habituales de protección solar aún cuando los rayos del sol aparentan no ser tan fuertes ni tan dañinos, en especial durante la práctica de deportes al aire libre. Y aún más si lo que se practica es esquí, ya que la altura y la nieve aportan factores de riesgo extras.

 

El frío no protege

 

"Se sabe que la nieve refleja el 85% de los rayos solares -informa Rubinson-. Por eso, las personas que van a esquiar y no toman los recaudos necesarios para poner su piel a resguardo de los rayos ultravioletas vuelven con quemaduras importantes, e incluso a veces severas. Lo mismo puede decirse de las sierras, pues a mayor altura mayor es la intensidad de las radiaciones solares".

Y el frío, ¿no contrarresta de alguna forma los efectos del sol? "El frío no tiene relación con la acción del sol sobre nuestra piel -responde la especialista-. Por lo tanto, la Sociedad Argentina de Dermatología recomienda que las personas que pasan mucho tiempo al aire libre en invierno y primavera también recurran a protectores solares con índices de protección mayores a 30 para las zonas expuestas".

El uso de sombreros de ala ancha y de anteojos oscuros, así como el no dudar en guarecerse a la sombra entre las 11 y las 15 horas, son otras eficaces medidas de prevención del cáncer de piel y del envejecimiento cutáneo que ocasiona la exposición son cuidado a los rayos del sol. Aún en invierno, o en primavera.

Piel sensible 

"La intensidad del sol en setiembre es similar a la de marzo, la de octubre equivalente a la de febrero y la de noviembre a la de enero; la máxima intensidad ocurre en diciembre -señala por su parte el doctor Fernando Stengel, presidente de la Fundación del Cáncer de Piel-. Pero el problema es que en primavera el sol actúa sobre una piel de invierno que es más delgada y sin pigmento (y por ende más sensible) que la misma piel pero en verano."

 

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