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Cómo fueron las últimas horas en el piquete instalado en Senillosa

SENILLOSA (AN).- El viernes, desde poco después de las diez de la noche, el piquete de los docentes que se había mudado al puente sobre el canal de Los Caranchos tenía definida la retirada apenas llegaran los primeros uniformes. El viento bajo y el frío, además del humo y el cansancio se volvieron una pesada carga para los manifestantes que ya admitían sin complejos su voluntad de retirarse.

Cuando había pasado media hora de la nueva jornada, llegaron hasta el piquete -ubicado a unos tres kilómetros de Senillosa- las cabezas del gremio. Allí, mantuvieron un tenso tironeo con el comisario Betancur, quien estaba al frente de una docena de policías fuertemente pertrechados. La discusión tuvo en escena al secretario general de ATEN, Arturo Nahuel, que iba como acompañante en un vehículo combi. "No pasa ningún vehículo, es una orden del juez, si quieren llegar al piquete tienen que estacionar e ir caminando", era la explicación del uniformado.

Nahuel reclamó varias veces e intentó sin éxito varias llamadas. "Un comisario nos está impidiendo transitar por una ruta nacional, está tomándose una atribución que no le corresponde, lo único que queremos es llegar hasta el piquete para cumplir con el mandato de una asamblea y desarrollar allí un plenario de secretarios generales", explicaba Nahuel, protestando por el corte de ruta que se anteponía al corte que más allá mantenían sus compañeros. El reclamo en boca de Nahuel era por lo menos curioso y alimentó algunas chanzas; al tiempo que, inflexible, Betancur amenazaba con una grúa.

Llegó la infaltable cámara de Crónica TV y las denuncias parecieron alargar la discusión hasta lo imposible. El final llegó a partir de que Betancur recibió un celular que pegó a su oreja. Con el aparato adherido, el comisario lanzó una ráfaga de respuestas, todas afirmativas. Así, Nahuel y su gente viajaron hasta el piquete donde estaba todo listo para la retirada. Fue sobre el canal de Los Caranchos, a la una de la mañana. Hasta allí llegaron muchos más uniformes y más vehículos, también más nervios.

El corte se endureció "porque el gobierno sigue en silencio absoluto", dijo Zulma Gelves, de Cutral Co, que estaba en Senillosa, e indicó que mientras estaban "en proceso de negociación" con el juez Guillermo Labate, llegó la policía con la orden de desalojo.

Carlos Barrios dijo que el procedimiento "fue durísimo" porque les dieron sólo diez minutos. Hubo gente "que se arrastraba sobre el pasto, al costado de la calzada". Consideró que "estaban dispuestos a darnos con todo".

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