Sábado 27 de setiembre de 2003

UCR rionegrina, política en dulce espera

En lo que concierne a decisiones que tienen que ver con mantener o acrecentar poder, nadie apura nada en el partido y el gobierno. Pero a la larga, en el Legislativo se medirán fuerzas.

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Verani: está, pero deja de estar...

Silencio y más silencio

Contó Winston Churchill que muchas de las más trascendentes decisiones que adoptó durante la guerra las definió en el mingitorio de su oficina convocado por sus esfínteres.

Mucho más acá, se sabe que a la hora de definiciones complejas el gobernador Edgardo Castello llamaba a su chofer, Elmo Otero. Rato después, en un Viedma con no más de media docena de calles de asfalto, montado en un Ford 46, daba vueltas y vueltas conversando con su colaborador hasta que: eureka!

-A la Gobernación, Elmo! -ordenaba entonces ese elegante bailarín de tango con corte y verbo desarrollista que fue el primer gobernador constitucional de Río Negro.

Y ahora, aquí, el mandatario electo Miguel Saiz hace del silencio una fronda impenetrable a la hora de conocer por dónde marchan sus reflexiones y decisiones sobre la conformación del gabinete con el que arrancará su gobierno.

-Recién una semana antes de asumir (10 de diciembre) lo daré a conocer -se abroquela y resiste Saiz cuando se le pregunta sobre el tema Busca así -se asegura en sus cercanías- preservarse de presiones. Y quizá así también amortigua el tormento de la duda.

¿Lo logrará?

Tras las elecciones del 31 de agosto la política rionegrina está en la dulce espera.

Espera de decisiones tanto en el frente interno partidario como en lo que hace a la conformación del próximo gobierno provincial que liderará el radical Miguel Saiz (ver material en esta misma página).

En el radicalismo -por caso- la expectativa está diseminada alrededor de un tema sobre el cual los hombres del oficialismo hablan en voz baja: los alcances que tendrá de aquí a la asunción de la nueva administración la reducción del liderazgo del gobernador Pablo Verani.

Una cuestión que no se circunscribe al partido, claro está.

Sucede que en el radicalismo los espacios de poder real hacia el frente interno partidario están representados por ocupaciones de espacios en los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Existe convencimiento en el seno del oficialismo de que sin Verani en la conducción cotidiana del sistema de decisión que nuclea el eje partido-gobierno habrá "escapes" en procura de mejorar posicionamientos de poder.

En todo ese conglomerado de decisiones que es el oficialismo se computa sin embargo un dato que se estima ajustado a una posibilidad muy concreta: los "escapes" no tendrán necesariamente como escenario central el Ejecutivo que conducirá Saiz, sino la bancada radical.

-Ahí, más tarde o más temprano, habrá primero escaramuzas, luego mayor tensión -comentó ayer a este diario un diputado radical.

Este diagnóstico recorre todo el espinel oficialista y tiene dos fundamentos:

Uno: la abrumadora mayoría que tendrá el radicalismo en la futura Legislatura puede alentar en el interior de la bancada radical enfrentamientos distantes de todo temor a poner en peligro aquel poder.

Dos: por primera vez en muchos años la bancada radical concentrará una fuerte dosis de poderes individuales entre varios de sus integrantes. Los nombres de Daniel Sartor, Bautista Mendioroz, Oscar Machado, Marta Milesi, José Luis Rodríguez son consustanciales a este razonamiento.

-¿Hasta cuándo es previsible que no midan fuerzas en función de cuotas de poder del aquí y ahora y del futuro? -se preguntaba ayer un ministro del actual gabinete.

En fin, radicales a punto de parir una nueva existencia en su vida política.

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