La semana en Roca

El fin de la eternidad

Reconstruyendo el momento en que Eva Duarte y el cantante de tangos Agustín Magaldi se conocieron, Tomás Eloy Martínez relata en su libro Santa Evita cómo eran las tardes en Junín allá por 1934.

A través de una entrevista con el director de orquesta Mario Pugliese (Cariño), describe las "zambas atronadoras que difundía el autoparlante hasta las diez de la noche, la polvareda de moscas en el hotel Roma, las maniobras fragorosas de las locomotoras en la estación Pacífico, las rondas de las chicas que se paseaban del brazo por la plaza San Martín y mientras miraban de reojo, hablaban de ellos tapándose la boca" Y remata con una reflexión: "una realidad tan monótona acaba por parecerse a la eternidad y cualquier eternidad es desesperante".

La monotonía abruma a esta Roca de finales de 2003, poniendo la lupa sobre el nivel de incentivación que consiguen las autoridades locales y quienes pretenden ocupar sus lugares desde el próximo 10 de diciembre sobre los vecinos.

Acotando el análisis a la administración municipal, poco queda hoy de aquél ímpetu demostrado por la gestión de Ricardo Sarandría a favor de la participación comunitaria, la búsqueda de consensos con las entidades intermedias y el interés por sumar actores al nuevo modelo de gestión pregonado.

Uno a uno, las diferencias político partidarias llevaron esos proyectos hacia el letargo actual.

Y la ciudad paga los costos Porque difícilmente Sarandría pueda terminar su gobierno fuera del concepto primario de la mayoría de los que a diario transitan las calles. Roca está sucia, los servicios son deficientes, no existe la promoción industrial ni comercial, etcétera.

Es cierto que el municipio está saneado administrativamente. También que se impulsó un plan orientado al desarrollo sustentable y el crecimiento ordenado Pero lamentablemente para el gobierno local, esas acciones no están presentes en la memoria de la mayoría de los vecinos cuando se les pide una evaluación del actual gobierno El roquense medio pide planificación a futuro, pero también le interesa la acción diaria y en ese rubro la administración Sarandría es deficitaria.

Repasando la historia desde el 7 de diciembre de 1999 pueden hallarse puntos clave para delinear la respuesta al por qué de este presente gris.

La pelea inicial del intendente con el veranismo ortodoxo, las diferencias entre sus propios secretarios (por ejemplo Oscar Carballo y Claudio Mozzoni), la salida de Luis Salvucci y las posteriores de Jorge Braccio y Mozzoni, hasta llegar a la desvinculación del propio cuñado de Sarandría, Carlos Rodríguez, la semana pasada.

El jefe comunal puede atribuirse un alto nivel para administrar un municipio desde un perfil gerenciador, pero si alguna vez queda al frente del área Recursos Humanos su presencia en el puesto será efímera Sólo hablando de la ineficacia de su cintura política puede explicarse que en tres años y ocho meses todas las secretarías padecieron la renuncia de sus titulares (algunas dos veces, como Gobierno) y entre las direcciones un mínimo porcentaje no transitó el mismo camino.

La cuota de verticalismo que debe tener cualquier gestión no fue aplicada a tiempo en el municipio roquense Por eso más de un secretario creyó tener más poder que el asignado a su función y cuando Sarandría lo notó la única alternativa fue pedirle la renuncia, dando otra señal negativa hacia afuera.

Así se construyó la pobre imagen que miles de roquenses tienen hoy sobre el gobierno municipal. A la par de esa deteriorada figura del poder, el ánimo de los vecinos fue en baja.

Por eso la campaña electoral que profundizarán los partidos esta semana deberá ser un sacudón a la monotonía roquense de hoy Quedó claro el 31 de agosto que la fórmula de la bolsita y la chapa ya no garantiza iguales resultados que años atrás.

La realidad de Roca no puede emparentarse con la eternidad.

Por eso el sillón de la intendencia está hecho a la medida de quien sepa captar las exigencias y ofrezca a cambio acciones innovadoras.

Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar