El Deliberante observa con interés la proyección del programa

NEUQUEN (AN).- Por sus características especiales, todo el Concejo Deliberante observa con especial interés el porvenir del proyecto deportivo social en Ciudad Industrial, pues de su éxito depende su implementación en el resto de los barrios. Los sectores Gregorio Alvarez y San Lorenzo ya lo están adecuando a sus realidades y expectativas particulares.

A la falta de apoyo demostrada hasta ahora por el municipio, los ediles levantan las voces: "las ordenanzas están para ser cumplidas", "cuando hablamos de contener a los jóvenes hablamos precisamente de esto", "no nos vamos a quedar con los brazos cruzados", dicen.

No sólo el cuerpo legislativo está sensibilizado, también la defensoría del Pueblo, el Consejo Municipal de la Niñez y de la Adolescencia, y la Defensoría de la Niñez y el Adolescente.

Todos en conjunto bregan por el éxito de este plan social entendido como una alternativa educativa para la contención de niños y adolescentes a través de la actividad física recreativa. Se aplica a través de sus propios líderes barriales, que son capacitados por Alejandro Domínguez, quien estudió y graduó en Cuba en licenciatura en educación física Obtuvo una beca por su alta performance en el deporte, durante varios años integró la selección nacional de yudo. En Cuba entrenó un grupo de chicos sordomudos que le dio a La Habana el primer título nacional en arte marcial. Actualmente realiz un máster en su especialidad y elabora el proyecto político deportivo para la Universidad Nacional del Comahue.

En 2001 presentó este proyecto a las autoridades pero no obtuvo más que promesas de apoyo y al final se diluyó pese a que 300 chicos se reunían todas las tardes a practicar deportes con los docentes-líderes barriales. Decepcionado, se fue a trabajar a Europa pero el sentimiento "tira" y regresó para insistir "con lo que más comprometido me siento, trabajar para la comunidad y devolverle algo de lo que me dio", cuenta. Los concejales apostaron al proyecto y ordenaron al Ejecutivo su implementación con una ayuda económica de $16.750 en cinco meses, un presupuesto mínimo en relación al beneficio social que se busca. No lo hizo todavía. Alejandro dice que en la comuna ya no sabe qué puerta tocar, si bien garantiza que "no me rindo" aunque a veces, confiesa, cansa pelear contra molinos de viento.