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Escenario
Kirchner pretende pesar más que Duhalde
en el partido
BUENOS AIRES (ABA).- El proyecto transversal
de Néstor Kirchner, esto es, construir en forma horizontal, saliendo de
las fronteras del “aparato” Justicialista, avanzó unos pasos este domingo:
el triunfo en Misiones de su candidato Carlos Rovira (postergando a Ramón
Puerta, apoyado por Eduardo Duhalde), y paradójicamente el estrepitoso
fracaso peronista en Neuquén frente al emenempista Jorge Sobisch, le permitió
consolidar poder, no sólo en el gobierno, sino también en el PJ.
“Pateamos la pelota al ángulo y la colocamos. ¡Cómo la pusimos!...”. Así
de exultante se lo escuchaba ayer por la mañana al presidente, después
del triunfo de Rovira, su pollo misionero. Se jugaba mucho el patagónico.
Más que un simple asado con Duhalde, quien si bien la última semana intentó
bajarle el tono a la disputa en tierra colorada, sabía que ambos estaban
marcando la cancha para las tenidas por venir.
Kirchner sostuvo a Rovira por agradecimiento: éste fue uno de los pocos
gobernadores del PJ que transitaron por el “desierto” a su lado. Y por
convicción: “No todo en política -dice en privado K- es ganar una elección.
Hay que mantener las ideas en alto. Yo nunca podría haber alentado a Puerta,
el ejemplo de lo que no debe hacerse más en este país”.
El presidente se había juramentado que no dejaría pasar a Mauricio Macri,
en la capital federal, y a Puerta en Misiones. Y, a pesar de que lo niegue
su ministro del Interior, Aníbal Fernández, también buscó la derrota de
Carlos Soria, en Río Negro, y por eso alentó la nominación por fuera del
PJ de Eduardo Rosso, otro de sus preferidos, por más que hoy sus acciones
hayan bajado en apariencia.
“Nuestros datos nos aseguraban que ganaba Rovira y se lo avisamos a Duhalde
para que no tropezara. Pero, cabezón al fin, tropezó”, comentaba ayer
a “Río Negro” un colaborador kirchenerista, lapidario con el aliado estratégico
del presidente. Tanto, que llegó a afirmar: “A Duhalde lo sacás de la
interna peronista, sobre todo la de la provincia de Buenos Aires, y no
sabe qué hacer”.
El capítulo cerrado por Rovira, según Kirchner, significa que sus movimientos
están dando resultados. No hay que olvidar que Rovira había sido expulsado
del PJ (igual que Rosso) y que en Santa Fe, faltó muy poco para que otro
de sus predilectos, el socialista Hermes Binner, llegara a la Gobernación.
Respecto de Neuquén, donde Sobisch apabulló a la fórmula encabezada por
el peronista Aldo Duzdevich, Kirchner sostiene que “hay que hacer algo
nuevo. Así, como está, el PJ no va más, igual que el de la capital federal”.
La mala performance en esa provincia patagónica del arista Carlos Moraña,
le valió un duro ataque a Elisa Carrió. “La gorda no entiende nada - dijeron
varios de sus voceros -, se opone a nosotros y en todas las elecciones
sus candidatos están fracasando, pues no miden. No sabemos a qué juega”.
¿Después de Misiones, cómo queda la relación entre Kirchner y Duhalde?
Por un lado se asegura que “está todo bien” y que el proyecto estratégico
no se verá dañado, pero por el otro destacan que hay una divergencia táctica
importante a partir de la pertinacia del bonaerense en adherir, por ejemplo,
a un dirigente (por Puerta) malquistado con el patagónico.
Lo de “chirolita” quedó atrás hace bastante tiempo y hasta aquí la palabra
de Duhalde, hacia adentro del PJ, era muy valorada.
Al consolidarse distritalmente, Kirchner comienza a tener más peso, aunque
no quiere ser titular del Justicialismo. “No es tarea para mí”, expresa
y se aferra al timón de la Rosada, desde donde pretende tener un rumbo
definido y diseñar al peronismo con su impronta sureña.
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