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Carlos Soria ganó la interna y será el candidato a intendente por el justicialismo

Análisis

Por la revancha

Los pliegues y repliegues en que se acumula la intimidad de Carlos Soria conocen la razón última de por qué se metió en la batalla por la comuna de Roca.

Fue el 1 de este mes, a pocas horas de perder la gobernación.

Lo decidió desde la alta temperatura que le dejó perder ese espacio en manos de los radicales.

Sin merituar la conveniencia o no de no darse respiro, se largó a una interna que tenía asegurada Pero lo hizo sin convicción. Enmarañado en las propias contradicciones que genera una situación política donde los pasos a dar suelen ser decisivos para el futuro.

Porque Soria sabe que si ahora pierde la intendencia, su carrera política en Río Negro está sellada. No va más.

Y si gana, puede legítimamente acumular sueños de ir por la revancha por lo que perdió el domingo 31.

Ahora Soria ni siquiera hizo campaña electoral. Dejó en manos de sus alfiles una labor en la que se jugó al todo o nada cuando de la gobernación se trató.

Ganó. El triunfo estaba en el análisis de cualquier mente sensata. En la fría reflexión de quien pasa revista a la política sin tamizar en el prejuicio y en el fatídico potencial de lo "que debe ser".

Pero Soria ganó en una magra elección para el peronismo como partido.

Porque de los 12.000 votos logrados en Roca el 31 de agosto, ayer sólo concurrieron 4.100. Y además, sólo votó el 30% de los afiliados que tiene el partido.

Sí, es cierto: una elección general es un estallido de expectativas muy ajeno al que genera una interna.

Pero como prueba de fuerza destinada a exponer lo que quedaba de aquel 31, lo de ayer es pobre.

El PJ ya tiene su candidato a intendente.

El mejor aporte que podría hacer de aquí al 26 de octubre es despolitizar la campaña que ya está en marcha.

Porque la degradación que sufre Roca en materia comunal no requiere de la furia insustancial que lamentablemente domina con creces la lucha electoral.

Requiere de ideas, de proyectos. De explicitarlos en las certidumbres de sus posibilidades Seducir desde ahí.