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Cree que Kirchner privilegió los tiempos electorales

Las quejas de Lavagna

Roberto Lavagna nunca pensó en renunciar. "Ni lo sueñe", dijo cuando lo consultaron sobre la versión que corrió el martes pasado El ministro está orgulloso de su tarea y se afirmó como un negociador de palabra ante el mundillo financiero internacional. Eso no quiere decir, sin embargo, que sus diferencias con el presidente no existan. De hecho, la relación entre Kirchner y Lavagna pasa por su peor momento Ayer, en Casa Rosada, aseguraban que la disputa se había generado por una cuestión de "cartel". Según los kirchneristas, el ministro está celoso del protagonismo que asumió el jefe de Estado en la recta final de las negociaciones con el FMI.

Pero en Hacienda explicaron sus motivos de enojo: "El acuerdo estaba cerrado el fin de semana pasado, pero Kirchner se empecinó en estirar la firma para poder anunciarlo un par de días antes de las elecciones", explicó un alto funcionario de Economía Las versiones sobre la renuncia de Lavagna comenzaron a circular cuando las negociaciones con los representantes del Fondo parecían estancarse. El ministro le dio a conocer sus críticas al Presidente: no entendía por qué, si ya estaba todo acordado, se seguía dilatando la firma por pequeñeces. Comprendía que el panorama electoral aparecía como telón de fondo, pero creía que era demasiado peligroso poner en juego la estabilidad económica.

No era el único motivo del enojo lavagnista. Durante los dos meses que duraron las negociaciones, el ministro se había comprometido con algunas cuestiones que después Kirchner descartó de un plumazo. Lavagna se mostró dispuesto a conceder una suba de hasta el 3,4% en el superávit fiscal, aunque luego el Presidente se negó a estirar el porcentaje más allá del 3%. Además, el ministro se mostró más permeable a discutir un aumento de tarifas y a pagar algo más que los intereses de la deuda durante los tres años que abarca el acuerdo Sin embargo, Kirchner volvió a aparecer inflexible: en la carta de intención no debía figurar nada referente a suba de las tarifas, y especificó que en los próximos tres años no habría más dinero que el necesario para saldar intereses de la deuda.

Lavagna sintió como una intromisión el decidido ingreso de Kirchner en la mesa de negociaciones. Desde que asumió en nuevo Gobierno, el jefe de Hacienda extraña su autonomía política. Eduardo Duhalde interfería muy poco en cuestiones económicas. Ahora, Kirchner mira con lupa sus decisiones. El nuevo presidente se dice un experto en economía. "Yo aprendí con Cavallo. Cuando él era ministro y yo gobernador, tenía que mirar letra por letra los convenios con la Nación para no salir perdiendo".

Los hombre de Lavagna no terminan de entender por qué Kirchner le da tanto espacio a Alberto Fernández, jefe de Gabinete, alguien a quien consideran "un improvisado" en temas financieros. Ayer, Fernández se paseaba exultante por la Rosada, y se presentaba como el hombre que ayudo "torcerle el brazo" al FMI. (ABA)

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