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En Río Negro, ser intendente suele ser eterno

Opinión

¿Oficio?: el asiento...

Los resultados electorales desnudan algo más que triunfos y derrotas Ventilan permanencias en cargos de poder a veces inexplicables, y en otros casos resignaciones a seguir en el mismo cargo.

Esto parece suceder en los pueblos que no arriman muchos votos, aunque sumen lo suficiente a la hora del recuento final, sobre todo en elecciones donde las diferencias a favor no se multiplican.

El elogio de la buena gestión y el peso de ser el responsable de un nuevo triunfo o la derrota han llevado a más de un intendente a postergar aspiraciones más aliviadas y remuneradas, como una banca legislativa, por ejemplo.

Este es el caso en mayor o menor medida de los jefes comunales de Catriel, Fernández Oro y Guardia Mitre que en diciembre cumplirán 12 años de gestión y van por cuatro más.

Para Hugo Cuevas de Cervantes es mayor la antigüedad en la comuna.

Fue concejal, intendente en el '87-'89 y desde el '91 y en vuelo sin escalas lo seguirá siendo hasta fines del 2.007.

Todos ellos tuvieron planes de lograr una banca en la Legislatura. Interpretaron que les correspondía tal como a otros jefes comunales a los que sólo les bastó una gestión municipal, en el mejor de los casos, para lograrla.

Pero los casos aquí tratados debieron continuar como candidatos a jefes comunales porque garantizaban la continuidad del color político en el municipio.

En esto que se ha dado en llamar la carrera política que comienza en el Concejo Deliberante o directamente en la intendencia para llegar a la Legislatura, como prueba de mérito en algunos casos, no tiene los mismo plazos para todos Además, la eficiencia y la idoneidad para defender los intereses del pueblo al que representan parecen no tallar como factor que perturbe la carrera hacia la eternidad en el poder municipal.

Más allá que no debe ser fácil empezar y terminar la jornada con reclamos por carencias como cosechan diariamente los jefes comunales, no es conveniente para la política la permanencia de una persona durante tantos años en un mismo cargo.

No sólo por el grado de burocratización negativa que deviene de la "costumbre" del ejercicio del poder.

Sino también porque un sistema así estructurado repercute incluso hacia el interior de los partidos.

Le quita -por caso- movilidad al entramado de dirigentes con aspiraciones de ejercer un cargo público. Lamentable, y más aún cuando la política necesita mejorar su cara.

Estela Jorquera

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