Elección de Roca: la UCR

se despabila y define nombres

El magro papel en los comicios provinciales dilató los tiempos.

Rodríguez aleja su postulación luego de poner condiciones.

La meta de Rodríguez: "Desartorizar" las decisiones para candidatos locales.

Empujado por la necesidad de lavar su honor debido a la magra cosecha de votos que hizo en esta ciudad en las elecciones a gobernador.

Esta es en su esencia más simple la consigna con que el radicalismo de Roca se alista para las elecciones comunales del 26 de octubre.

Una puja donde se dirime una cuota significativa del poder político provincial. Proyección que deviene quizá no tanto por el número de electores -45.000-, sino por la gravitación socioeconómica de Roca sobre el conjunto del Alto y Medio Valle de la provincia El radicalismo, aún sin salir del sopor que le dejó la elección general del 31 de agosto cuando sólo superó aquí al peronismo por 600 votos, tuvo hasta el viernes serias dificultades para definir su candidato a intendente y a presidente del Concejo Deliberante.

Plagado de reproches expresados generalmente a media voz y en círculos muy cerrados, la dirigencia roquense del partido pasó una semana con el sistema nervioso bajo la amenaza de desequilibrio total La búsqueda de culpables de tan flaco desempeño amenazó incluso la posibilidad de cohesionar rápidamente a la fuerza para ponerla monolíticamente en marcha rumbo a la próxima elección

La semana comenzó con la desigual resistencia del ministro de Economía, José Luís Rodríguez a aceptar la candidatura a intendente, una idea alentada por el gobernador, Pablo Verani Flamante legislador y con pocas ganas de dejar Viedma, donde su familia encontró un espacio y se siente muy cómoda, Rodríguez dejaba entrever que llegado el caso, podría aceptar.

Pero puso condiciones: d ganar, la mano derecha de Verani, Daniel Sartor, tenía que reducir a cero en Roca estilos y formas de gravitar en política que lo convierten en muchas comunas radicales, en un poder paralelo al intendente.

Pero convencido que finalmente no sería el elegido, Rodríguez no se marginó de influir en la elección del candidato.

Trabajó entonces con ahínco en procura de "desartorizar" las decisiones del partido en materia de candidatos a la comuna Hombre que abonó pacientemente prestigio en el partido a escala provincial, y con buena imagen hacia fuera de esos límites, Rodríguez dibujó incluso la postulación de un extrapartidario. El perfil que asomó fue el de un empresario con instalación en lo que, a juzgar del ministro, fueron el domingo, los planos sociales de Roca más esquivos a seguir respaldo al radicalismo en las urnas: los entramados de la clase media.

Pero esa figura, cuyo nombre y apellido Rodríguez cuidó con el celo que El Vaticano guarda sus secretos, también ponía condiciones: Daniel Sartor no debía ni siquiera pasar por la vereda del municipio roquense.

Y claro, lo que Rodríguez no tenía garantizado para su eventual gestión de intendente, tampoco podía garantizar hacia afuera.

Pero ya el viernes se vislumbró que el veranismo, en su expresión más ortodoxa, tenía su candidato: Jorge "Goyo" Martínez. Desde tiempos inmemoriales acuna a modo de un destino manifiesto, el deseo de gobernar Roca. Aspiración frustrada en 1999, cuando Verani bajó el dedo a favor de Ricardo Sarandría.

Hombre ajeno a hacer de la política un ejercicio minucioso de la reflexión, Martínez es como dirigente, una expresión de vocación de servicio Enrolado en el veranismo a lo largo de toda la transición, debe al gobernador mucho de su proyección política. Con muy buena relación forjada con el gobernador electo Miguel Saiz Martínez ahora encontró en éste, Verani y Daniel Sartor, el trípode que liberó el respaldo para llegar a candidato a intendente de la ciudad que ama.

Y en la que con sus más y sus menos, Martínez armó su vida.