Sábado 6 de setiembre de 2003

Un 'caracol zapatista' en la capital de México

Las comunidades indígenas del Distrito Federal se suman al reclamo por sus derechos.

MEXICO DF (Reuters).- La brisa agita los bosques en los cerros de Milpa Alta, pero es el viento autonomista de los rebeldes zapatistas lo que está soplando fuerte en estas comunidades indígenas atrapadas en la inmensa capital mexicana. "Hemos estado discutiendo con el gobierno del Distrito Federal que tienen que reconocernos como dueños de la tierra comunal. Somos los que mandamos aquí", dice Silverio Arroyos, líder de San Pedro Actopan, una de las 12 comunidades indígenas de la delegación capitalina .

Los pueblos originarios mexicanos luchan porque el gobierno los reconozca como municipios autónomos, con capacidad de autogobernarse y elegir sus propia estructura de representantes, como propietarios de la tierra ancestral, con derecho a usufructuarla y mantener viva su cultura Y esto no solamente ocurre en la alejada selva de Chiapas o en la sierra de Oaxaca, en el sur mexicano, sino también en la cuna del poder político: la Ciudad de México. "Nosotros somos zapatistas de Milpa Alta desde hace un buen rato", dice Agustín Martínez, representante indígena del pueblo San Pablo Oztotepec junto a otros tres líderes comunales en un viejo escritorio bajo la foto de Emiliano Zapata, el legendario líder revolucionario mexicano. "No es sólo Chiapas, no son sólo brotecitos en distintas partes, sino que estamos por todos lados", agrega Los rebeldes zapatistas, encabezados por el carismático subcomandante Marcos, volvieron al escenario político a principios de agosto para reafirmar la autonomía de varios municipios con la instalación de "juntas de buen gobierno" indígenas en Chiapas, casi 10 años después de haberse alzado en armas.

Muchos indígenas se inspiran en sus adalides zapatistas, que se levantaron contra el gobierno de Carlos Salinas para reclamar por los relegados derechos de los indígenas De acuerdo a datos oficiales, hay 13,3 millones de indígenas en México que viven en precarias condiciones y son el 10% de la población. El presidente Vicente Fox prometió resolver el conflicto indígena "en 15 minutos", pero el conflicto persiste a casi una década del levantamiento. El Congreso aprobó una ley de derechos indígenas que, por las modificaciones que le hicieron los legisladores, no satisfizo a nadie "El gobierno permite que lo que se venía haciendo hace 500 años se siga haciendo, pero sin normarlo. El gobierno deja hacer, pero no quiere legalizar", opina el diputado federal de ascendencia indígena del estado de Oaxaca, Héctor Sánchez.

"El gobierno se hace el tonto", agrega En las casas de adobe de Milpa Alta viven unos 100.000 indígenas que subsisten cultivando en sus 27.000 hectáreas nopal -un cacto que se utiliza entre otras cosas para comidas- y hortalizas, maíz y forrajes. Sus productos son vendidos en la misma Ciudad de México, el mercado más grande del país Pero la gigantesca urbe es un arma de doble filo. La ciudad de 18,4 millones de habitantes ha devorado a comunidades enteras en las colonias de Tlalpan, Contreras, Cuajimalpa, Xochimilco, Iztapalapa.

Pero todavía en la capital viven 33 comunidades, casi todas de etnia náhuatl, descendientes del último emperador azteca, Moctezuma La noche es fresca en Milpa Alta, pero la amenaza latente de un levantamiento violento de las comunidades puede caldear el aire en cualquier momento, como en Chiapas en 1994. "Somos tan marginales que no podemos detener esa maquinaria y entrar en la decisión, solamente por la fuerza", dice Humberto Jurado, profesor de la comunidad indígena de Santa Ana Tlacotenco.

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