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Asesor de Salvatori permitió entrar a dos intrusos y desató el escándalo

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El ojo de Kirchner en Moliné y el FMI

BUENOS AIRES (ABA).- Una "picardía o hecho menor", mirado desde el lado del vicepresidente Scioli y del senador neuquino Salvatori. Parte del "empiojamiento" en el que estarían involucrados "los elementos residuales del Pacto de Olivos, menemistas, radicales y partidos provinciales que estuvieron pegados a la dictadura", según la óptica de las huestes del presidente Néstor Kirchner.

En esos tajantes términos estaba planteada anoche la disputa por los hechos distractivos y bochornosos registrados en horas de la madrugada durante la sesión en la que se trataba, en la cámara alta, el inicio del juicio político al juez de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Moline O Connor.

"Nos parece que están tratando de desviar la atención", se señaló a "Río Negro" desde una oficina de la Casa Rosada en la que se trabajaba a todo vapor en los últimos detalles de un "digno" acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que se estaría firmando algún día de la semana próxima (no necesariamente el 9, cuando vence el pago de 2900 millones de dólares) y que daría una mayor margen de maniobras al patagónico, que si bien mantiene alta su popularidad, se ve afectado por algunos "barullos" electorales.

Kirchner tiene los cañones apuntados a dos objetivos: desplazar a Moliné de la Corte y, manteniendo a raya a las privatizadas que exigen aumentos tarifarios y siguiendo el consejo de su colega norteamericano George Bush ("luchar hasta el último penique"), imponer sus condiciones de superávit al Fondo Monetario. Sería un 2,5 por ciento hasta fin de año, un 3 en el 2004 y luego dependerá de como evolucionen las tasas de desempleo y pobreza.

"No usaremos las reservas, no haremos ajustes locos ni firmaremos nada que no podamos cumplir", recitaban las espadas de Kirchner que auguraban pagos de intereses a razón de 750 millones de dólares anuales hasta el 2006.

En el Congreso, la más guerrera era la senadora Cristina Fernández de Kirchner, empeñada en ver conspiraciones detrás de Eduardo Menem y el senador Salvatori, a pesar de las aclaraciones del emenepista y de que Scioli prometió llevar el sumario administrativo "hasta las últimas consecuencias".

En el Gobierno, donde también ayer se intentaba relativizar la primicia de "Río Negro" sobre los cambios en la custodia presidencial para amoldarlos a los desplazamientos "descontracturados" de Kirchner, se reconocía que si bien está firme la alianza con Eduardo Duhalde, la elección en la provincia de Buenos Aires, prevista para el 14 de septiembre, podría incorporar un nuevo competidor y no precisamente de la derecha, como se considera en la capital federal a Mauricio Macri. ¿Qué duda cabe que un triunfo aplastante ubicaría a Felipe Solá en la grilla de expectables para el 2007?

Arnaldo Paganetti