Lunes 15 de setiembre de 2003
 

La hora de los débiles

 

Por Eduardo Alfredo Cúneo (*)

  Desde las legiones romanas, pasando por los señores feudales de la Edad Media, los imperios español y británico, por ejemplo, y en la actualidad los Estados Unidos, fueron decididamente los fuertes los que organizaron el planeta e impusieron sus pretensiones y condiciones de conformidad a los medios tecnológicos de conocimiento de cada época histórica. Esta globalización, en cambio, debería significar el encuentro y enriquecimiento de valores culturales y no la confrontación de intereses y privilegios en beneficio de los pueblos fuertes.
Aislados se corre el riesgo de que desaparezcan como naciones soberanas, con la pérdida de identidad, mentalidad y espíritu de nación. Si Europa, con países más fuertes que los de América Latina, como son Alemania, Italia y Francia, debió unir sus fuerzas para seguir siendo protagonista en este mundo globalizado, con mayor razón los países latinoamericanos acuciados por su deuda externa y extrema pobreza en su interior deberán juntar fuerzas para sobrevivir, sentar su personalidad, volviendo a pensar con cerebro propio en el concierto de las naciones del mundo.

Organización mundial

Primero prevaleció la imposición por la fuerza de los ejércitos, luego el comercio y los mercados cautivos y, posteriormente, con la revolución industrial en mano de los poderosos se peleó por la libertad de esos mercados para intervenir y dominar a los débiles controlando sus riquezas por esos medios y actualmente con las privatizaciones de los recursos y servicios estratégicos.

Soldaditos verdes

A lo anterior se suma hoy el dominio del conocimiento, la rapidez de las comunicaciones, el control de la moneda y de las finanzas del mundo. Quien controle y domine estos elementos hace lo mismo con el planeta, impone condiciones e invade inteligentemente con sus soldaditos verdes, que se denominan dólares, controlando de esta manera gobiernos que deben aceptar sus imposiciones.

Telarañas del control

Se crearon instituciones a nivel internacional que verifican el mantenimiento de los privilegios de los fuertes como, por ejemplo, la Organización Mundial de Comercio (OMC), inflexible para los pueblos débiles y genuflexa con los pueblos fuertes que toleran y aceptan subsidios agrícolas que castigan y perjudican a los pueblos productores de riquezas primarias, como la agrícolo-ganadera.
El invento de la creación del riesgo país, que únicamente perjudica a las naciones débiles con la imposición de mayores intereses a sus deudas y así sus economías se transforman en puras especulaciones financieras, mientras que la de los pueblos poderosos con bajos intereses son de plena producción de riquezas, tornándose imposible competir en esas condiciones. Con un criterio de equidad, los intereses altos los deberían pagar los fuertes, no los débiles.
Otra trama es el pago de patentes indiscriminado para los medicamentos y que se transforma en una constante succión de divisas de los débiles en favor de los fuertes. Más allá de reconocer una recompensa al esfuerzo realizado por investigadores e instituciones, sería bueno se los declare ‘patrimonio de vida de la humanidad’, atento a que no existe valor más importante que la vida de los seres humanos. Así también las transferencias de divisas al extranjero sin controles estatales de los fondos financieros de corporaciones privadas e internacionales privan a las naciones débiles de instrumentar políticas de Estado inherentes a la salud, educación, justicia, seguridad, obras públicas, etc.

Clarinada del despertar

Es la utilización de la globalización y la mundialización donde los pueblos débiles deben unir sus pocas o medianas fuerzas para poder negociar acuerdos en paridad de condiciones con los países desarrollados en defensa de sus riquezas y resguardar el producto del esfuerzo y sacrificio de sus trabajos por mejorar la calidad de vida de sus integrantes.

Proceso de integración

Latinoamérica debe consolidar con urgencia su integración del Mercosur, donde cada país conservando su identidad contribuya a enriquecer con sus diferencias una organización mayor ante el resto de las naciones de otros continentes. Recordemos que sin considerar el mercado de México, Sudamérica cuenta con una población de más de 300 millones de habitantes, que la posiciona como una de las principales potencias del mundo económico.
Con este contexto, América Latina tiene todos los recursos naturales, humanos y tecnológicos para ser una gran región Iberoamericana con fuerza propia y personalidad.
La historia de América Latina desde su descubrimiento y colonización ha sido de dominación de guerras generalizadas o regionalizadas y de continuos saqueos, ya sea por medio de conflictos calientes o de alta diplomacia que lograron el mismo objetivo: llevarse nuestras riquezas y hoy también nuestras divisas.
Simón Bolívar decía con toda claridad, allá por 1820: “América del Sur unida será la reina de las naciones. Desunida no será”. Ese es el desideratum de nuestras naciones. Juntos y al unísono, tomar conciencia en la necesidad de recuperar nuestro propio cerebro.

Volver a pensar con cerebro propio

La primera gran actitud es recuperar la creencia de que somos capaces de recobrar la fe y confianza en nuestras propias capacidades y comenzar una segunda etapa complementaria e integradora de lo que ya fuimos y debemos continuar.
Debemos rescatar los valores de honradez, honestidad, solidaridad, volver a sentir el orgullo por el cumplimiento de la palabra empeñada y el amor a la patria. Estos valores no cotizan en Bolsa, pero sí te dan sentido a la vida.
Como ya sabemos, globalización tiene un contenido más técnico y mundialización una visión más humana y de valores culturales, encuentro que debe implicar para las naciones débiles en lo económico y financieramente, trabajar por la reestructuración orgánica del planeta, que fuera organizado por los pueblos fuertes para la defensa de sus intereses y el mantenimiento de sus privilegios. Comencemos a recorrer el camino que nos lleve al encuentro de nuestra propia humanidad y así humanizar la vida.

(*) Abogado
Presidente de la Junta Nacional de la Democracia Cristiana.
Profesor de Introducción al Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Ex presidente del Colegio de Abogados de Córdoba.
Ex miembro titular del Consejo de la Magistratura de Córdoba.
     
     
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