Sábado 13 de setiembre de 2003
 

Tormenta en el Caribe

 

Por Andrés Oppenheimer

  Cuando el recientemente nombrado jefe de Asuntos Hemisféricos del
Departamento de Estado, Roger F. Noriega, efectuó un discurso sobre sus planes para la región esta semana, uno de los asistentes se levantó de su silla para hacer notar al orador que se había olvidado de mencionar el Caribe.
“No creo que usted haya mencionado el Caribe ni una sola vez”, dijo el hombre, un ex diplomático de St. Lucía, ante la audiencia del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales. “Me gustaría creer que el Caribe está incluido en sus pensamientos”.
Aunque el intercambio terminó con una nota feliz después de que Noriega reconoció que había hecho una “importante omisión” y prometió redoblar la atención del gobierno de Estados Unidos hacia el Caribe, la escena ilustra un problema del que se habla poco, pero que es importante: la creciente tensión diplomática entre Washington y el Caribe de habla inglesa.
El tema es importante, entre otras cosas porque los países caribeños representan un bloque de 14 de los 34 países de la Organización de Estados Americanos. Por lo tanto, tienen un poder de veto de facto sobre muchas decisiones en la OEA, y podrían tener un rol crucial en la elección del próximo secretario general de la institución en el 2004.
Contrariamente a la creencia generalizada de que los países pequeños son más vulnerables a las presiones de Washington, los países de habla inglesa del Caribe fueron más críticos de la guerra contra Irak que la mayoría de sus pares latinoamericanos, dicen funcionarios norteamericanos.
Asimismo, se opusieron vehemente al esfuerzo por condenar las violaciones a los derechos humanos en Cuba en la OEA, y votan cada vez más en contra de las resoluciones apoyadas por Estados Unidos en las Naciones Unidas, dicen los funcionarios.
“Es algo que ciertamente llama la atención aquí a niveles bien altos”, me dijo el embajador especial de la Casa Blanca para América Latina, Otto J. Reich, en una entrevista en su despacho.
Según el Departamento de Estado, Barbados votó igual que Estados Unidos en un 31,3% de las votaciones de la ONU el año pasado -sin contar las resoluciones aprobadas por consenso-, mientras que Trinidad y Tobago lo hizo en un 31%, Jamaica en un 25,3%, St. Kitts and Nevis en un 39% y St. Vincent and Granadines en un 30%.
Cinco años atrás, la coincidencia de votos con Estados Unidos era mucho mayor.
Y aunque gran parte del resto del mundo también ha votando cada vez más en contra de las posturas de Estados Unidos en los últimos tres años, la tendencia es más visible en el Caribe, dicen varios funcionarios de Washington.
¿A qué se debe esta separación? Entre los motivos citados por funcionarios de Estados Unidos y expertos en el Caribe:
- Los países caribeños de habla inglesa se sienten olvidados. Desde comienzos de la década de 1980, cuando Estados Unidos lanzó su Iniciativa de la Cuenca del Caribe, que le dio preferencias aduaneras a las exportaciones de Centroamérica y el Caribe a Estados Unidos, Washington ha estado mirando hacia el sur. Desde entonces, EE. UU. firmó tratados de libre comercio con México y Chile, y se apresta a hacerlo con Centroamérica.
- La mayor parte de los países del Caribe es especialmente vulnerable a las presiones del presidente antiestadounidense de Venezuela, Hugo Chávez. Bajo el acuerdo de San José, Venezuela le provee petróleo en condiciones preferenciales a varios países centroamericanos y caribeños.
“Los venezolanos siempre han usado esto como una herramienta de presión, pero Chávez lo está haciendo aún más”, me dijo Reich.
- Varios de los países más pequeños del Caribe se sienten amenazados por el plan de crear un Area de Libre Comercio de las Américas en el 2005. A menos que se les dé condiciones especiales, muchos de ellos no podrán competir con los países más grandes de la región en la exportación de sus productos a Estados Unidos.
-La burocracia de Caricom, la organización regional del Caribe, está totalmente volcada hacia la izquierda, dicen funcionarios de Washington. “A veces, los gobiernos no saben lo que están haciendo o diciendo los funcionarios de Caricom”, afirmó un funcionario de Estados Unidos.
- Los países caribeños frecuentemente critican las posturas de Washington como último recurso para atraer la atención de Estados Unidos.
¿Mi conclusión? A juzgar por lo que escuché en entrevistas con varios funcionarios en Washington, las relaciones de Estados Unidos con el Caribe de habla inglesa están mucho peor de lo que pensaba, al margen de lo que ambas partes digan públicamente. A menos de que Noriega corrija lo que ha sido una “importante omisión” por muchos años, no creo que esto se arregle pronto.
     
     
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