Jueves 11 de setiembre de 2003 | ||
La literatura del 11-S: alud de títulos, preguntas sin respuestas |
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Por Romina López La Rosa |
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Después de los atentados del 11 de setiembre se produjo una verdadera avalancha de artículos y libros que intentaron analizar las causas del violento ataque contra Estados Unidos. Dos años después, permanecen algunas obras que aún tienen mucho que aportar, pero también es difícil abrirse paso en medio de un mar de preguntas sin respuesta. A diferencia del cine, que aún se asoma con timidez a estos sucesos, probablemente por la fuerza y la emoción inmediatas que pueden transportar las imágenes, la necesidad de buscar explicaciones a la tragedia generó la edición de libros de las más diversas temáticas, desde el análisis del Islam, la fórmula del “choque de civilizaciones” -muy exitoso en algunos ámbitos por su simplicidad-, el impacto en la sociedad estadounidense y el “antiamericanismo”, hasta libros esotéricos con profecías de Nostradamus incluidas. Uno de los más destacados es sin duda “9-11”, de Noam Chomsky, que reúne entrevistas con opiniones del lingüista y críticas hacia Estados Unidos, que le valieron más de una acusación y censura en su país, al igual que a su compatriota Susan Sontag, que aunque no ha editado un volumen publicó varios artículos y declaraciones. En su libro, Chomsky destaca que los ataques fueron los primeros contra el territorio estadounidense desde principios del siglo XIX -Pearl Harbor era de hecho una colonia- y subraya el impacto enorme que esto ha tenido en su país. Sin embargo, también destaca que sus consecuencias, como a dos años puede verse confirmado, van mucho más allá y significan, por ejemplo, un golpe mortal a las negociaciones entre palestinos e israelíes. Otro libro con la presencia de Chomsky es “La televisión en los tiempos de guerra”, que reúne análisis de varios autores sobre la forma en que se transmitieron los ataques. En el otro extremo político, “El choque de civilizaciones”, de Samuel Huntington, un libro de 1996, tuvo un relanzamiento que lo llevó a ser un bestseller. Tan citada como criticada, la obra asegura que existen cinco civilizaciones: la occidental, la islámica, la china, la hindú y la japonesa. El autor dice por supuesto que estas “civilizaciones” son homogéneas y estancas y que las incomprensiones que existen surgen de forma casi natural y no por cuestiones también económicas, políticas o sociales. Para ahondar en el mundo islámico, tan desconocido en Occidente, existen aproximaciones más profundas entre las que es posible destacar “Yihad. Expansión y declive del islamismo”, de Gilles Kepel, escrito antes de los atentados pero que ayuda a sumergirse en sus posibles causas, “Introducción al Islam: religión, historia y cultura”, de Dolors Bramon, o “Mahoma”, de Máxime Rodinson, un orientalista francés que indaga en las raíces del pueblo árabe. Entre las obras de recopilación de artículos destaca “El mundo después del 11 de setiembre de 2001”, con aportes de Umberto Eco, Juan Goytisolo, Salman Rushdie, José Saramago, Ahmed Rashid, Gilles Kepel, Baltasar Garzón, Felipe González, John Le Carré, Edward W. Said, Susan Sontang y Mario Vargas Llosa. Escritos poco tiempo después de la tragedia, son un verdadero termómetro de ese momento histórico. Otros ejemplos que además abordan la guerra de Afganistán, que siguió a los atentados, son “Afganistán. La guerra del siglo XXI”, de Xavier Batalla, así como las consideraciones del experto en terrorismo de la CNN Peter L. Bergen, de dos periodistas del semanario alemán “Der Spiegel” o el análisis sobre los talibanes de Peter Marsden. Un volumen que profundiza en la política norteamericana es “Perpetual War for Perpetual Peace: How We Got to Be So Hated” (Guerra perpetua por la paz perpetua: cómo llegamos a ser tan odiados), de Gore Vidal, en el que señala que Estados Unidos se encuentra ante una guerra inminente desde hace 50 años, primero contra los rusos, ahora contra el terrorismo y asegura que no se trata de una casualidad, sino que hay razones económicas y políticas de peso para mantener esta actitud. La enumeración podría seguir, con autores franceses, españoles, estadounidenses, ingleses... desde quienes critican el antiamericanismo como “el socialismo de los imbéciles” (Bernard- Henry Lévy), a los que ahondan en la pobreza como causa importante de la violencia o en la alianza que tuvo Washington con las versiones más oscuras del Islam con tal de oponerse a los soviéticos en la segunda mitad del siglo XX. No faltan tampoco las opiniones sobre el tema de Fidel Castro, ni quienes, como Luis Rojas Marcos, hacen un análisis psicológico de lo ocurrido. ¿Cómo perdonar lo imperdonable? Se pregunta el autor, español residente hace muchos años en Estados Unidos, que describe los sentimientos de enorme solidaridad y humanismo que causó el 11-S, pero también los de sed de venganza y fobia a los extranjeros. Tal vez tenga razón Manuel Vicent cuando afirma que “por fin Nueva York se ha hecho una persona mayor” y que “una nación es grande y madura cuando empieza a celebrar derrotas”. Del 11-S a Irak hay un camino que Estados Unidos recorrió y cuyas consecuencias hoy son imprevisibles. El cóctel de intereses petroleros y violencia no ha dejado un buen gusto de boca en el pasado. Y menos mezclado con dudas acerca de si los principales líderes mundiales le han mentido o no a la población para justificar una guerra. En un artículo relacionado con su libro, Rojas Marcos resume una idea sobre los afectados de Nueva York, pero que bien puede aplicarse también a los extremistas islámicos: “El odio enquistado amarra a muchos al pesado lastre que supone mantener la identidad de víctima. Además de debilitante, el papel de víctima es traicionero, pues a menudo seduce a los afligidos con derechos o prebendas especiales, pero al mismo tiempo les roba la energía y la confianza que necesitan para superar el trauma”. Por ahora, la literatura sobre el 11-S se ciñe sobre todo al ensayo, pero sin duda en el futuro habrá obras de ficción que consigan resumir mucho mejor que los análisis teóricos los sentimientos y cambios que provocó. Para ello, habrá que esperar un poco más, pero acercarse a los grandes autores estadounidenses y árabes del siglo XX seguramente podrá ser de mucha ayuda para intentar comprender un proceso complejo que hoy marca el presente. (Feature DPA) |
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