Viernes 5 de setiembre de 2003 | ||
Hollywood aún
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Por Claudia Regina Martínez |
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El 11 de setiembre del 2001 se hicieron realidad las peores visiones catastrofistas de Hollywood. Las imágenes de “Día de la Independencia” e “Infierno en la torre” estaban ahí, en la CNN, y no eran ficción. Directores, productores y actores afirmaron entonces que algo había cambiado para siempre en la forma de hacer cine. Las películas sobre desastres perdieron su inocencia, se dijo. Nada volvería a ser igual. La primera medida que se tomó fue suspender algunos estrenos para no herir la sensibilidad de los familiares de las víctimas. Luego, se rodaron de nuevo secuencias de algunas películas ambientadas en Nueva York, para que no se viera el World Trade Center, o se borraron digitalmente las Torres Gemelas de otras, como fue el caso de “Spiderman” o “Serendipity”. Pero pasado un tiempo prudencial, todo volvió a sus cauces normales. Parecía imposible unos meses antes, pero cuando se estrenó “Daño colateral”, con Arnold Schwarzenegger en el papel de un bombero que pierde a su familia en un ataque terrorista contra un rascacielos, fue un éxito considerable en la taquilla. La fábrica de sueños siguió vomitando imágenes catastróficas, quizá con un tono patriótico y nacionalista más marcado aún. Poco después llegó “The Sum of All Fears”, que trata justamente del mayor temor de la sociedad estadounidense: un ataque terrorista nuclear contra una ciudad grande. En los meses posteriores al 11-S se anunciaron varias películas sobre diferentes aspectos de aquel día, como la historia de los pasajeros del vuelo 93 que se estrelló en Pennsylvania y que conmovió a toda la sociedad norteamericana. El proyecto se llamaba “Manifest Courage” y estaba basado en un artículo de “Vanity Fair”. Las investigaciones acerca de lo que ocurrió a bordo aún no están cerradas. Y la producción de momento quedó congelada. Se dijo que todos los grandes estudios de cine y televisión trabajaban en material sobre el 11 de setiembre, pero hasta ahora prácticamente sólo se vieron documentales. Hubo una sola película de ficción relacionada directamente con los atentados terroristas: “The Guys”, con Sigourney Weaver y Anthony LaPaglia, sobre un jefe de bomberos que pierde a ocho hombres en la tragedia. Se estrenó en el primer aniversario de los atentados, y no fue un éxito. Algunos lo consideran una cuestión de tiempo, que todavía hay que procesar la tragedia, que es muy pronto para tomar distancia. Otros, como Steven Spielberg, aseguran que jamás harían una película sobre la catástrofe. También están los que, como Spike Lee, no ocultan lo que pasó cuando están rodando en Nueva York. En “La hora 25”, Lee mostró la Zona Cero tal como está ahora, aunque la historia que estaba contando poco tenía que ver directamente con los ataques. El único intento serio de revisar en profundidad en el cine lo ocurrido aquel día se realizó por iniciativa de un productor francés. Directores de todo el mundo participaron en “11’09”01”, un filme colectivo al que cada uno contribuyó con un corto de 11 minutos. Entre los que ofrecieron sus diferentes puntos de vista sobre los atentados estaban la india Mira Nair, el mexicano Alejandro González Iñárritu, el egipcio Youssef Chahine y el israelí Amos Gitai. El único estadounidense fue Sean Penn: mostró a un anciano viudo que vuelve a tener luz en su apartamento cuando se derrumban las torres. Algunos críticos estadounidenses consideraron a la película como antiamericana, ya antes de su estreno en Estados Unidos, que se limitó a un número reducido de salas. Y luego llegó la guerra de Irak y los ánimos se volvieron a caldear. Los actores que se pronunciaban en contra de las acciones bélicas -Martin Sheen, Susan Sarandon y Danny Glover, entre otros- fueron considerados antipatriotas e incluso se habló de la existencia de nuevas “listas negras”. Sean Penn denunció que lo habían dejado fuera de un gran proyecto por haber viajado a Bagdad a interesarse por los iraquíes. La ceremonia de los Oscar resultó tensa. Sólo hubo algunos tímidos alegatos contra la guerra. El único que no se calló nada fue Michael Moore, quien se llevó la estatuilla al mejor documental por “Bowling for Columbine”, un filme que indaga en el origen de la cultura de la violencia en la sociedad estadounidense y uno de los más taquilleros de los últimos tiempos. Moore, quien se despachó a gusto contra los poderosos de su país en el libro “Stupid White Men”, será quien seguramente obligue a la opinión pública a analizar más a fondo lo ocurrido aquel 11 de setiembre o, al menos, el que aportará datos nuevos al debate. Su próximo filme, “Fahrenheit 911”, trata de los negocios entre la familia de Osama ben Laden y la de George W. Bush antes del 11 de setiembre. El irreverente cineasta prometió que lo estrenaría en plena campaña de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, previstas para fines del año próximo. (Feature - DPA) |
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