Tiros, heridos y dos casas quemadas en Bariloche

Un grupo de jóvenes apedreó una casa, cuyos moradores respondieron con disparos de armas de fuego, hiriendo a cuatro personas. El grupo retornó más tarde y quemó dos viviendas.

La vivienda más precaria fue totalmente consumida por las llamas, mientras que en la otra algunas paredes quedaron en pie.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB)- Otra madrugada singularmente violenta padecieron ayer los vecinos del barrio 34 Hectáreas. Se enfrentaron dos grupos juveniles, dejando como saldo cuatro personas heridas de bala y dos viviendas destruidas por el fuego. Los bomberos volvieron a encontrar dificultades para realizar sus tareas, porque los vecinos sólo les permitieron controlar que el fuego no afectara a las construcciones aledañas.

Las causas que dieron origen al drama todavía se desconocen, pero los hechos comenzaron a desencadenarse minutos antes de la una, cuando un nutrido grupo de jóvenes comenzaron a apedrear las dos viviendas de la familia Lepín, por considerar, según aseguraron a "Río Negro", que sus miembros "son patoteros que agreden a todos los vecinos".

La respuesta de los Lepin no se hizo esperar. Desde las dos viviendas, separadas unos 40 metros entre sí, partieron una salva de disparos de escopeta y otras armas, que en pocos instantes dejaron a tres varones y una chica heridos. Uno de los muchachos, de 22 años, recibió cuatro impactos de bala y se encontraba en grave estado, en tanto que los otros están fuera de peligro.

Los heridos fueron llevados al hospital antes de que llegara la policía, pero la presencia de los uniformados no calmó los ánimos de los beligerantes: a las 2.20, los familiares y amigos de los heridos volvieron a las casas de los Lepín, pero en esta ocasión no llevaban piedras, sino combustible y encendedores. Una de las casas tiene una superficie de más de 50 metros cuadrados y es de mampostería, pero el techo y las aberturas resultaron vulnerables al fuego, y en pocos minutos ardía entre llamaradas de varios metros de altura, libre de ocupantes. La otra era una casilla de madera que ardió casi de inmediato hasta quedar convertida en cenizas, sin que pudieran intervenir los bomberos. Esta vez los voluntarios se animaron a presentarse sin la policía -que llegó bastante más tarde acompañada por efectivos de Gendarmería Nacional- pero debieron acordar con los vecinos que no atacarían el fuego que devoraba a las viviendas de los Lepín, y se limitaron a controlar la propagación a las casas vecinas, dado que en una de ellas ya se había producido un principio de incendio.

El hecho encuentra antecedentes en otros cercanos, producidos el 23 de marzo y el 25 de agosto pasados, pero denuncia la situación que padecen los habitantes de un barrio al que la policía sólo llega después de la producción de hechos graves y lamentables El 23 de marzo, una comisión policial y la jueza Silvia Baquero Lazcano fueron atacadas a piedrazos cuando intentaban investigar el ataque que había sufrido un joven que ingresó a la guardia del hospital con un disparo en el pecho. Dos oficiales sufrieron lesiones y el procedimiento quedó frustrado, por que la magistrada decidió retroceder ante la belicosidad de los revoltosos. El 25 de agosto, un grupo de vecinos de la 34 Hectáreas recibió con piedras a los bomberos, porque llegaron cuando una vivienda ya estab quemada, y su propietario había sido evacuado luego de sufrir graves quemaduras en el 50% de su cuerpo. Los proyectiles arrojados por los vecinos destruyeron el parabrisas y una ventanilla de la motobomba, y lesionaron a tres voluntarios, que debieron ser atendidos en el hospital local. Los bomberos tardaron en intervenir porque no les llegaba la protección policial, y la persona quemada murió en el hospital una semana después.