Condena para un policía por dispararle a un joven en El Cóndor

Un sargento fue hallado culpable de las graves lesiones provocadas en el verano del 2002

VIEDMA (AV).- A cuatro años de prisión fue condenado el sargento de la Policía rionegrina Oscar Pérez. Fue por las lesiones graves que pusieron en riesgo la vida del joven Marcos Peiris, contra quien disparó el uniformado en un amanecer del verano 2002 en el balneario El Cóndor.

El hecho se desencadenó en momentos en que la Policía trataba de disuadir un tumulto que se había originado en una confitería de la costanera de la villa marítima En esas circunstancias un grupo de tres uniformados, entre los que se encontraba Pérez, iniciaron la persecución de una persona que observaron salir de otro local y que se alejaba por la playa. En esas circunstancias uno de los policías -que luego se determinó fue el imputado- disparó con su arma reglamentaria contra quien perseguían.

La bala ingresó por la nuca de la víctima y salió por el maxilar izquierdo, poniendo en riesgo la vida del joven, que si bien se recuperó sufrió lesiones que le impiden caminar con normalidad.

Durante la instrucción de la causa el policía fue procesado por "tentativa de homicidio" pero en el juicio el fiscal de Cámara pidió cinco años de prisión por "lesiones graves" y con la unificación de una condena anterior. En tanto la defensa pidió la absolución del sargento.

Para el Tribunal integrado por Eduardo Giménez, Susana Milicich de Videla y María del Carmen Vivas de Vázquez, aquella mañana los policías llegaron para disipar un tumulto en una confitería y observaron que un individuo que con algo en las manos salía por una ventana de una marisquería ubicada al frente del local al que habían arribado. El hombre comenzó a correr por la playa hacia el Faro Los policías iniciaron la persecución y fueron varios los disparos que se escucharon. Uno de los disparos que gatilló Pérez dio en la nuca de Peiris. Según la sentencia uno de los policías del grupo de donde surgieron los disparos declaró que no tiró porque no le funcionaba el arma y otro sostuvo que se había quedado en otro sector de la playa con los objetos robados que Peiris fue arrojando en su carrera.