Lunes 22 de setiembre de 2003

ALDO RIOS

"La pelea se va a terminar antes"

El neuquino está confiado en una victoria sobre Ricky Hatton, en Manchester

Tiene la experiencia de dos combates con el cetro mundial en juego. Ambas fueron derrotas, una con fallo localista y la otra ante un gran campeón. Aldo Ríos encara la tercera para que sea la vencida: "La pelea se va a terminar antes", aseguró a pocos minutos de su partida a Manchester.

Ríos cumple con las reglas del boxeador. Viene de una familia humilde y aprendió a abrirse camino a las trompadas. Es de pocas palabras, después de todo, de nada sirven arriba de un ring.

Hoy, junto a su entrenador Bruno Godoy, desembarcará en las islas británicas para ajustar los últimos detalles de su compromiso ante el invicto Ricky Hatton, campeón superligero de la Unión Mundial de Boxeo. La cita será el sábado, a las 17 de nuestro país, y se trasmitirá por TyC Sports.

Las últimas dos semanas en tierras neuquinas las pasó concentrado en El Chocón, casi un talismán cuando se trata de medirse por cosas importantes. "Estoy muy bien, hace diez días que venimos dando la categoría y el traslado no me afecta, ya lo comprobamos antes", comentó Ríos.

Y Godoy agregó: "Está abajo de los 63.500 (kilogramos). Está fuerte y come sin problemas. Hace una dieta de cinco comidas diarias que nos dieron en el Cearart y que funciona muy bien".

La categoría en la que se pactó el combate es la que introduce la primera duda sobre las posibilidades del "Galán". Es ligero, pero para acceder a la chance mundialista subirá un escalón.

¿Cómo te sentís en superligero?

- Mejor. Me estoy afirmando más. He agarrado potencia y no he perdido velocidad, que es una de mis cualidades.

¿Es tu última chance?

- Tengo que volver campeón del mundo. No la tomo como la última, pero no tengo que dejarla pasar. Hay que exigirse. Sí o sí vuelvo con el cinturón.

Hatton es un pegador y viene invicto...

- Su forma de pelea me viene justo para mi trabajo. Tengo que hacer el mismo planteo que le hice a 'Rocky' Giménez, al que le gane con mucha claridad. No nos puede complicar Y completó: "Tira los doce rounds, es una maquinita y trabaja bien en las cuerdas. Por eso tengo que hacerlo mover, desgastarlo. Me voy a parar en el centro y hacer pasos laterales para que pase de largo. Es pegador y para mi estilo se acomoda bien".

¿Vas a tomar la iniciativa?

- Pienso que vamos a salir a buscar la pelea, pero inteligentemente, no ir al 'tome y traiga'. Tampoco voy a disparar, tengo que cortarlo por todos lados.

Si se llega a las tarjetas, ¿tus posibilidades disminuyen?

- La pelea se va a terminar antes de los doce, pero estamos preparados para aguantar lo que haga falta. Estoy convencido de que si completamos todos los rounds, llega todo roto. Irreconocible.

Ríos se muestra confiado y eso se apoya en la forma en que encaró la fase previa. Trotó, hizo gimnasio y guantes con Alberto Godoy y, fundamentalmente, Paulo Sánchez, un boxeador de mayor porte y con un físico parecido al de Hatton. "No me va a llevar por delante", finalizó Marcelo Pérez Lizaso

Un despojo en Las Vegas

La primera cita por un cinturón máximo fue en Las Vegas, el 26 de junio de 1999. En la cuna del boxeo-espectáculo, Aldo Ríos cumplió una actuación consagratoria e hizo todo bien, pero los jurados le dieron a Stevie Johnston una inmerecida victoria.

Para los que vieron el combate, en el Mandalay Bay se concretó un despojo.

Ríos fue claramente superior al campeón de la Asociación Mundial de Boxeo, ejecutó casi sin fallas un planteo muy inteligente, no traicionó su estilo y, de contragolpe, marcó diferencias. Le faltó el golpe justo y, también, una mayor agresividad. Así y todo fue el mejor sobre el ring.

La cara del "Galán" sin marcas fue una demostración de que el campeón no lo alcanzó nunca con una mano El rostro del moreno indicaba que en los doce asaltos no le había ido del todo bien, incluso su desesperación en los últimos dos mostraron que iba perdiendo.

Lo de las tarjetas rozó la vergüenza. El estadounidense Chuck Giampa le dio cuatro (116-112); el mexicano Juan Guerra, cinco (117-112); y el alemán Kurt Stroer, un incomprensible ocho (118 a 110) En aquella ocasión quedó la sensación de que atrás de esos números hubo oscuras motivaciones.

 

No pudo con el "Rey Arturo"

La historia en Budapest fue otra. El sueño de campeón del mundo de Aldo Ríos se topó con un boxeador experimentado, que supo manejar los tiempos de la pelea y el neuquino terminó derrotado por puntos, esa vez en forma clara. Artur Grigorian siguió como rey de los livianos, en el escalafón de la Organización Mundial de Boxeo.

Ríos llevó adelante una estrategia de pelea que no dio frutos. Los primeros seis asaltos los dedicó a intentar desgastar físicamente al rival, para buscar la diferencia en la segunda parte.

En ese tramo, el uzbeco se movió con soltura y sacó las manos justas. La mayor actividad del campeón y los pocos golpes que aplicó Ríos marcaron puntos a favor de Grigorian en las tarjetas.

En la séptima y octava vuelta, Ríos tuvo su "veranito". Aplicó varias manos, fue hacia adelante y mostró que el triunfo se podía dar. Pero duró poco, en el final apareció el oficio de Grigorian, un campeón con grandes antecedentes -en ese momento tenía 14 defensas del cetro-, para despejar dudas.

Ríos perdió por siete -dos de las tarjetas- y cinco puntos. Segundo sueño trunco, ante el denominado "Rey Arturo", de una trayectoria casi perfecta.

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