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Otra corona para Paola y Virginia

El primer golpe del chico de Nebraska

Andy Roddick venció a Ferrero y ganó el US Open. Para muchos es el sucesor de Pete Sampras.

Una mezcla de asombro y felicidad se apoderó de la nueva estrella de Estados Unidos tras su primer título de Grand Slam.

Es la gran aparición del tenis estadounidense. Para muchos, el sucesor de Pete Sampras y, una vez retirado, de Andre Agassi. Tiene temperamento, un saque demoledor y apenas 21 años. Es Andy Roddick, flamante campeón de la corona del US Open y de un cheque de un millón de dólares.

Lo mejor que lo podía pasar para meterse en el sentimiento de los estadounidenses era ganar en el cemento neoyorquino. Ayer lo logró con un impecable 6-3, 7-6 (7-2) y 6-3 sobre Juan Carlos Ferrero. Como para no dejar dudas que es el tenista de mayor progreso en la segunda parte del año.

El norteamericano, cuarto cabeza de serie, venía imparable en el piso firme con 18 triunfos al hilo y dos victorias consecutivas -Cincinnati y Montreal-, y ayer no aflojó. Su saque fue demasiado para el "Mosquito" Ferrero, quien tras vencer a Agassi en semifinales lo había desplazado del primer lugar del ranking.

Roddick y Ferrero se libraron a un partido de vértigo hecho de servicios directos y derechas ganadoras. Los dos aspirantes al título no habían medido nunca fuerzas y, por lo tanto, no había precedentes de un choque de estilos muy similares, basado en golpes largos y en un servicio que les da la iniciativa en el punto.

El valenciano perdió su segundo servicio, Roddick mantuvo el suyo, y en apenas 16

minutos de partido, el resultado era de 4 a 1 para el local. Demasiada ventaja para un jugador al que es tan difícil quebrarlo. Roddick liquidó el set en 28 minutos.

En el segundo la batalla se concentró en el servicio. En mantenerlo y en esperar que el rival fallase. Roddick andaba por los catorce aces y estaba claro que el primero que perdiese el saque estaba listo.

De no haber existido el tie-break, el segundo set se hubiera alargado hasta el anochecer. Con el 6-6 llegó la muerte súbita, una suerte por la que Ferrero sólo había pasado una vez en todo el torneo y Roddick en seis, una de ellas con David Nalbandian, el sábado. La práctica pudo y el "niño mimado" de Flushing Meadows se anotó su quinta muerte súbita en el Abierto.

Para entonces, el cansancio y el hastío se reflejaban en el rostro de Ferrero, que parecía entregado y Roddick empezó el tercer dando a entender que no abriría la puerta del partido a su rival en el saque. Y así fue: lo liquidó con un cómodo 6-3, con un ace rotundo.

Con el brillo de sus ojos, miró a las tribunas, trepó hasta abrazarse con sus padres, Jerry y Blanche, su entrenador, Brad Gilbert, su novia, la actriz Mandy Moore, y amigos. "Todavía no lo puedo asimilar", dijo.

Henin, otra amenaza para Venus y Serena

Desde que empezó el Abierto de Estados Unidos, el tema de conversación era que el último Grand Slam de la temporada estaba devaluado por la ausencia de las hermanas Serena y Venus Williams, quienes habían acaparado los títulos de los últimos cuatro años.
Sin embargo, un invalorable esfuerzo de la belga Justine Henin-Hardenne, quien se llevó el trofeo de plata luego de un par de aguerridas y sublimes actuaciones, demostró que coraje y tesón pueden ser la clave para luchar contra la fuerza bruta de las morenas estadounidenses, actualmente lesionadas.
Una indomable Henin arrasó a su compatriota y número uno del mundo, Kim Clijsters, por 7-5 y 6-1.
“No puedo creer. Ahora tengo dos títulos en torneos del Grand Slam -el primero fue en Roland Garros, también venciendo en la final a Clijsters- en el mismo año”, dijo.

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