Domingo 28 de setiembre de 2003

La peña

Es uno solo

Hay un vínculo. Un fuerte vínculo entre el viejo y el nuevo folclore. Y ese vínculo son nada menos que las raíces del folclore, el bombo, la guitarra, la vestimenta transformada en algo mucho más moderno. Pero en el fondo tienen muchísimas cosas en común.

Digo esto porque muchos se empeñan en diferenciar uno del otro, como si no estuviéramos hablando de lo mismo o como si los nuevos folcloristas no hubieran mamado durante años zambas y chacareras del más puro estilo tradicional.

El caso de Los Nocheros es el que mejor muestra ese paso de un tiempo al otro, siempre dentro del folclore. Añoran las zambas y chacareras, las cantan, las llevan por los escenarios del país y de Latinoamérica. Y meten sus propios temas de amor y nostalgia para el público que quiere cosas diferentes.

Prepararon un espectáculo para los gustos más variados, pero basados fundamentalmente en el folclore. Los Nocheros contaron muchas veces su admiración por Los Cantores del Alba, ensayaban en privado sus temas y pocas veces se animaron a cantarlos. Crecieron con la música de los Fronterizos pegada a los oídos.

Se parecen y mucho. No porque canten con los mismos tonos y estilos. Sí por el modo en que lo hacen, el modo en que sienten el folclore. Y si los escucha dirá que hay un abismo entre unos y otros. Pero tómese el trabajo de escuchar un mismo tema interpretado por grupos diferentes.

Nos gustarán unos más que otros, pero veremos que en definitiva todo es folclore. Imaginaba a varios grupos cantando "Carpas de Salta" o "Chacarera del rancho". Y sí, entre Los Nocheros, Vale Cuatro, Coplanacu, Los Manseros Santiagueños hay un abismo en los estilos, pero no en la esencia de esta música.

Quiero decir que el folclore puede tener alternativas de sobra, pero seguirá siendo folclore. Quiero decir que en realidad la renovación no es una división tajante entre los de antes y los de ahora, no es una división de tiempos, es en todo caso progreso para una música que de ningún modo podía quedar atrás de las innovaciones tecnológicas.

Por eso nadie debe asustarse de nuevos instrumentos si aportan a la música, nadie debe ver la vestimenta antes que escuchar la música. Porque tal vez, si hace años la batería hubiera estado tan instalada en la Argentina más de un folclorista la hubiera incorporado a su grupo.

Innovadores hubo, hay y habrá siempre. Y el folclore no fue ajeno a eso. Digo que en realidad si quiere llamarla renovación puede hacerlo, si prefiere decir progreso puede hacerlo, y hasta puede pensar en una modernización, pero no imagine dos folclores diferentes cuando la raíz sigue siendo la misma. Sino, cómo podría explicarle a la gente que El Chaqueño Palavecino es mejor que Jorge Cafrune o que el segundo es mejor que el primero. Nadie se atrevería.

De todos modos, algunos sí se quedaron en el tiempo dentro del folclore y siguen cantando lo mismo que hace años. Pero son los menos. El grueso apostó a temas nuevos, a instrumentos nuevos, a nuevas voces y a nuevos bríos, pero con las mismas raíces.

Jorge Vergara
jvergara@rionegro.com.ar

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