En clave de Y

Esvástica

Las puede ver en cualquier pared, o en el tatuaje de algún adolescente. Ningún adulto puede evitar que se encienda un semáforo en rojo: está unida, indisolublemente, al horror nazi. Unos pocos, quizás, verán luz verde; pero hablemos de nosotras, las comunes almas.

En un colegio secundario de la zona, una profesora levantó en peso a un pibe (es un decir) porque distraídamente estaba llenando la tapa de su carpeta de cruces gamadas. Ni él, ni su familia, registraban base ideológica alguna que indujera a una proclama nazi. El pibe la pintó como hubiera pintado cualquier otro símbolo que lo atrajera. Algo es seguro: el episodio llenó de contenido una acción casi intrascendente, y no sé si la enseñanza fue la mejor, o reforzó la identidad con el símbolo por el cual un adulto significativo lo humilló frente a sus pares.

Pregunto entonces: ¿por qué esta inocente cruz, que se remonta a épocas inmemoriales, se convirtió en esa araña horrible, disparador de una memoria que convoca los campos de concentración, Hitler y sus monstruosidades? Y también pregunto: ¿por qué la eligió el régimen nazi?

Dice la historia que la esvástica es un símbolo en forma de cruz, sus extremos en ángulo recto, alegoría de los rayos solares. Bella figura, digna de dignas causas. También dice la historia que simboliza el llamado "martillo de Thor", divinidad escandinava del rayo y el trueno: dos electricidades cruzándose entre sí, que él arrojaba y volvía a sus manos, búmerang celeste. Y esto también es bello, toda la naturaleza convertida en poder, el Dios único monopolizándolo todavía lejos.

Pero la historia implacable sigue hablando, y dice que la esvástica llegó a la India de la mano -la lanza- de los arios europeos. Alto. ¿Arios? Arios, la raza superior, casta VIP, la de los sacerdotes, y enseguida los guerreros: ya está el nexo. Qué desilusión. Inocente cruz, nada inocente en verdad, y entonces los asesores de propaganda nazi la encontraron, es decir, la buscaron buscando, como seres superiores que se creían, el símbolo de tan rara, alta cualidad. Esos arios de antes estaban convencidos de guiar -someter- al pueblo porque eran la representación de lo divino y lo mejor. Y tal cual, miles de años después, el régimen nazi se apropia del símbolo, dice somos los mejores, Dios está con nosotros, será por tanto sol y tanto cielo, fuego y trueno, alumbrará rubios de ojos celestes. Solución final para los inferiores.

Y hace poco, aquí nomás, en nombre de Dios se matará, torturará y someterá, se crearán en un "hágase" maligno otros campos de concentración, y será otra cruz el símbolo, y curas nuestros dirán las terribles palabras de la Inquisición, todos ellos hermanados por un perverso vínculo: cuanta más crueldad, más mística. Como si una balanza totalmente apoyada de un lado, de tanta sangre, necesitara del otro un peso similar, de naturaleza espiritual, justificación mayor para crímenes mayores. Es más: se lo creerán, el verso completo. Respaldados por expertos.

Nada de esto, seguramente, sabía el pibe de la carpeta, o el del tatuaje, o quizás este mundo mercantiliza todo, y el Che puede convivir con cruces gamadas y con nuestro Cristo, mientras se venda.

Los horrores parecen eso, horrores, y lejanos y extraños, cómo alguien pudo hacer eso, decimos. Bueno, inquietémonos un poco más. Cuando un tipo le pega a su mujer o a su hijo también equilibra la balanza de la crueldad y le dice por qué me hacés esto, me provocás a propósito sos mal hijo, todo lo que hago por vos, me defraudaste, cuándo vas a aprender Y se lo cree.

El verso completo. Respaldado por expertos.

Beba Salto
bebasalto@hotmail.com