Lunes 22 de setiembre de 2003

Tres momentos en la vida de tres escritoras

Las escritoras Carmen Loguercio, Mónica Rajneri y Ayelén Puppo fueron seleccionadas para el libro "Poesías y cuentos del mundo", editado por el Centro de Escritores Nacionales.

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Mónica Rajneri,Carmen Loguercio y Ayelén Puppo, tres formas de escribir y entender el arte.

ROCA (AR).- En la tapa del libro hay un mapa. Coordenadas, líneas y nombres, todos se superponen sobre palabras en inglés, bajo un tinte que va desde el naranja al amarillo.

El amanecer ilumina al mundo y sus riquezas. "Poesías y cuentos del mundo" es una antología de cuentos y poesías de nuevos autores argentinos, cuyas obras fueron seleccionadas por el Centro de Escritores Nacionales (CEN) entre miles que se presentaron a un concurso. Son tres las escritoras de Roca que figuran en sus páginas.

Premio y reconocimiento suficiente para esta cuna cultural del norte patagónico. Sus nombres: Carmen Loguercio, Mónica Rajneri y Ayelén Puppo. La yapa: Son abuela, madre e hija. Entre las tres se mezclan vientos de orgullo, admiración y pasión.

El concurso de CEN premia año tras año a un selecto grupo de nuevos escritores. Algunos ya galardonados en anteriores ediciones, otros total y completamente desconocidos. Decidir leer una antología tan particular, implica cierto grado de apertura. Autores jóvenes se intercalan con académicos y artistas emergentes. Poesía y narrativa. Simpleza y complejidad. Arte nuevo, visiones compartidas y otras no tanto.

Loguercio envió dos cuentos, Mónica y Ayelén, dos cuentos y tres poesías. Intriga, emociones, asesinatos, héroes, miserias y realidades. Todo y más. Pero eso no sólo se circunscribe a estas tres artistas. Todo el libro es un gran recorrido por un mapa desconocido. Cómo si la cubierta lo anunciara, esas coordenadas, números y relieves, presentan un inmenso universo, no sólo de autores, sino de temáticas.

Carmen es reconocida en la región por su labor tanto en Casa de la Cultura como en Fundación Patagonia. Tiene varias obras publicadas y una importante trayectoria como actriz titiritera - es Profesora Nacional de Títeres-. Incluso, el año pasado accedió al primer premio en el certamen internacional "Arco Iris de Palabras", organizado también por el CEN. Años de trabajar en y por el arte.

"Antes, ante el paso del tiempo, no guardaba lo que escribía" afirma. Quizás, cuando dice que para la poesía no se tiene tanta confianza, tenga que ver con esto. Pero, a decir verdad: ¿qué escritor no reservó a la cajonera, obras que después fueron inmensamente reconocidas? Por otra parte: nadie escribe o muestra al mundo sus pensamientos a destiempo. Aunque suene trillado: todo se libera en el minuto justo, ni antes ni después. Generaciones las diferencian. Filosofías y concepciones de vida totalmente distintas.

Se puede aventurar que Carmen es más conservadora, no sólo por ser la mayor de las tres, sino porque en sus palabras en todo momento descubre su método: disciplina, lectura, selección. "En un momento me di cuenta que tenía que cubrir ámbitos en los que no había incursionado", reflexiona sobre los libros leídos, como si en algún momento pudiese terminar con una especie de biblioteca universal en la que no faltara nada. Imposible, si, pero esa es su actitud, y la hace feliz.

Mónica en cambio tiene un perfil más indefinido. Psicóloga psicoanalista, periodista y docente universitaria. Siempre le recomendaron que se dedicara únicamente a escribir. Nunca pudo. Igualmente, organizó tiempos y disponibilidades y publicó algunos escritos. Su novela "Lo certero y lo fugaz", el más importante. Dirigió una revista y es gestora de cultura en Fundación Patagonia. Tanto para Carmen como para Mónica, lo más importante de todo esto, es el premio de Ayelén. ¿Orgullo? Seguramente.

Adolescente todavía, piensa estudiar psicología como su madre. Igualmente aclara: "siempre voy a hacer algo paralelo en relación al arte". Como una mezcla entre las numerosas pasiones de su madre y la exclusividad artística de su abuela, Ayelén admite que "debería leer más, ya que todo buen escritor debe hacerlo". Asterix y Mafalda, cuando era chica; Borges, Arlt y Cortazar ahora. Es una chica normal: sale, le gusta la música, pero también escribe, y con pasión. Está marcada por una historia, pero es libre. Su abuela y su madre la admiran y la seguirán admirando haga lo que haga. Ella seguirá escribiendo, para ella o para sus lectores. Pero esa es otra historia.

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