Sábado 13 de setiembre de 2003
 

Juan Bautista Stagnaro: "Hacer cine es avanzar a ciegas"

 

Acaba de estrenar su última película, “El séptimo arcángel”, donde cuenta el mundo interior de un personaje deformado por la desesperación. Además, Stagnaro relata la odisea de ser un cineasta: desde la ilusión de llevar un proyecto a la pantalla grande hasta la más despiadada crítica.

 

Confiesa que de chico, mientras caminaba por las calles de La Boca y escribía poesía, nunca se le hubiera cruzado por la cabeza la idea de hacer cine. “Yo simplemente era un gran espectador. Para mí ir al cine era una fiesta. Cuando imaginaba cualquier situación de mi vida, por ejemplo, dónde tendría que morir, era en un cine. Sí escribía, aunque iba a un colegio comercial. ¡Hasta publiqué un libro de poesía! Después apareció la posibilidad de dar el ingreso en la Escuela Nacional de Cine. Di un examen y entré. Paralelamente estudiaba Licenciatura en Economía… mi fantasía sólo era llegar a hacer un cortometraje en mi tiempo libre. Mirá adónde terminé”, cuenta Juan Bautista Stagnaro. Es domingo y la charla empieza a rodar.
- Hablemos un poco de “El séptimo arcángel”, la película que acabás de estrenar…
- La película es asomarse a un mundo interior deformado por la desesperación. Traté de construir un poco lo que vivió la gente en la Argentina el último tiempo. Lejos de ser un planteo moral, quise hablar sobre la falta de códigos y la enorme soledad. Mostrar una sociedad donde la gente se relaciona a través de un robo, de los miedos, de la desconfianza. La historia muestra a los personajes inmersos en un ámbito que tiene un grado de perversión y de enfermedad social como la que hemos vivido. Lamento que algunas críticas lean que es una visión realista-naturalista de la sociedad porque no es así. No es un documental, es una metáfora.

De dónde nace la idea?
- De un amor muy grande por “Los siete locos”, de Roberto Arlt. Quería hacer algo que tuviera que ver con esa historia, hace mucho. Lo que pasa es que hay una transposición temporal muy grande y para mí ya no tenía sentido expresar ahora la Argentina del ’29. Pero me quedó el enamoramiento de esos personajes y de algunos de Cortázar. Se me ocurrió actualizar la historia, porque creo que la sociedad argentina reprodujo un caldo de cultivo muy parecido al de aquella época.
- Al cumplir el rol de guionista y director, ¿cuando escribís pensás en los actores que querés para tus historias?
- A mí me sirve corporizar el personaje en un actor, aunque después sea otro. En general, trato de que exista una imagen, porque el personaje no es una abstracción, sobre todo cuando son los protagonistas. Yo tuve la suerte de que en la mayor parte de los casos los personajes principales se encarnaran en los actores que había soñado. Miguel Angel Solá para “Casas de Fuego” o, en este caso, Pablo Echarri.
- ¿Qué te mueve, qué te inspira cuando escribís?
-Yo escribo en los bares y la inspiración se me da en la realidad y en la memoria. Aunque, claro, cada guión es diferente. Una vez que uno toma la decisión, sí hay una mecánica de construcción que es diseñar personajes, tratar de conocerlos, construir un escaleteo (estructura narrativa básica de un guión).
- ¿Cómo es la rutina de un cineasta?
- Vengo de hacer dos películas en un año. O sea, hace un año que vengo “sin ser yo”. Sin esos espacios de caminata, de soledad, andando por la vida pescando historias. Cuando no filmo, una parte del día siempre la dedico a escribir y otra a los proyectos, ¡que de diez sale sólo uno! Son muchas reuniones que no llegan a puerto...
- ¿Laptop o lapicera?
- A mano. Electricidad cerebro-mano-corazón. Cuesta igual tomar ese ritmo, hacerse la rutina de escribir. Lo mejor es hacer una cita con los personajes a determinada hora del día. García Márquez decía que nunca había que dejar de escribir un día sin saber lo que vas a hacer la mañana siguiente, nunca dejarlo como algo a resolver, porque la angustia del papel en blanco es un elemento para considerar.
- ¿Por qué muchos guionistas devienen en escritores o viceversa? ¿Es comodidad, egocentrismo, qué es?
- Uno, gracias a Dios es plástico y no piensa lo mismo en determinados momentos de su vida. “El séptimo arcángel” es muy personal, hay fragmentos de situaciones que viví en mi adolescencia, mi memoria personal. Y eso a veces me parece que tiene el riesgo del hermetismo. Al escribir uno el guión peca en esos sentidos… en este momento de mi vida a mí me gustaría delegar, no tener que escribir yo el guión. Necesito reflexionar un poco. La verdad es que a veces no queda otra que escribir, porque se plantean proyectos donde falta el libro.
-Pero podrías convocar a alguien…¿por qué lo hacés vos?
- Porque, en algún sentido, no encuentro materiales fuera de los que genero yo. Me funciona mucho coescribir y armar sociedades para desarrollar un proyecto… porque el ping pong con otro te genera más cosas. Esa es una de las diferencias de hacer un guión a hacer literatura, donde uno está solo. Ese idioma personal es intransferible. Igual, uno puede hacer un cine muy personal, aunque no escriba o escriba poco. Fellini trabajó con muchos guionistas y sin embargo el cine de Fellini no deja de ser cine de autor, de tener su sello personal.
- Tenés un proyecto hace tiempo de hacer una película en el puerto de Mar del Plata, algo inspirado en tu padre…
- Bueno, es contradictorio con lo que acabo de decir. Ilustra mi estado de ánimo. El proyecto de los pescadores tienen años y tengo una primer aversión escrita del guión. Al día de hoy pienso que quizás no sea el proyecto que yo tenga que hacer ahora…
- Tus hijos se volcaron al cine o a las letras… (Nota de redacción: entre otros trabajos, Bruno dirigió “Pizza, Birra y Faso”, Matías coescribió con su padre el guión de “La Furia”, Gabriel estudia cine y Juliana, Letras).
- Fue una elección de ellos y, salvando la excepción de que Matías trabajó en “La Furia” conmigo, cada uno hizo su carrera individual. Trato de que no sea un mandato. No forcé la situación, pero sé que no deben haber visto en el padre nada de lo cual arrepentirse o avergonzarse.
- “Pizza, Birra y Fasoa” fue aclamada por toda la crítica… y hasta se habló de que generó un nuevo lenguaje en el cine argentino.
- Desde ya. Yo amo esa película. Me parece que inauguró una línea estética en el cine argentino que se continuó con “Okupas”. Bruno tiene una resolución poética de ciertas escenas increíble. Admiro su diversidad en el punto de vista, la manera de encarar una escena, cómo toma caminos y atajos que no son los que tomo yo generalmente. Me maravilla su acceso al naturalismo y al humor. A él le gustan mucho las escenas grupales... a mí eso es lo que más me cuesta. Yo tiendo a resolver más las escenas de a dos.
- La crítica no trató muy bien a tus últimas películas y es algo que en general pasa con el cine argentino. ¿A qué se lo adjudicás?
- Creo que la crítica tiene un enorme preconcepto. Veo y leo cosas aterradoras, casi setentistas, como que algún tipo de cine tiene que desaparecer, eso me parece una enormidad. Hay intolerancia estética de gente que se supone poseedora de la verdad. Y tienen un espacio en la sociedad que colabora con que se condicionen las películas… creo que buscan ganar un espacio en base a generar conflicto. Dijeron que “Un día en el paraíso” es cine industrial, cuando esa definición ni siquiera encaja en la realidad. No entienden que un cine nacional tiene que tener diversidad. No pasa sólo por “me gusta o no me gusta”.
- Quizás desconcierta que una misma persona pueda hacer un guión como el de “Camila”, después dirija a Araceli González y termine escribiendo una historia inspirada en Arlt…
- Si eso quedara ahí no hay problema. El tema es cuando cada vez que hacés una obra opera el prejuicio de una anterior. Es destructivo. Para nadie es fácil hacer cine. Y a veces esas críticas sólo son visiones desde un pedestal estético.
- ¿Qué opinás de la teoría de que el idioma, el “castellano porteño”, ya condiciona a la película?
- Sí , se piensa en eso. Cuando uno ve una película que está subtitulada, es una experiencia a medias literaria. Vos estás escuchando a alguien que habla, pero lo que dice lo leés, con lo cual la aproximación es más literaria. Si la escuchás en tu propio idioma quizás las palabras te resultan más chocantes. Existe allí una polémica. Por ejemplo, en España e Italia traducen todas las películas. El costo de esa elección estética es que no se escucha la voz de los actores originarios, pero se parece más al cine, a una experiencia sonora.
- Una escena, una película que te resuma, que aún te motive…
- Quiero mucho una película que no es perfecta, pero que a mí me emociona mucho, “Al este del paraíso”, con James Dean. La escena de un chico que sigue por una calle a una mujer de negro. La sigue a través de la ciudad… después te das cuenta de que es la madre que él creía muerta… en la película el personaje busca la verdad, se replantea toda su existencia y muestra los conflictos de una familia, los secretos; la vida.
- Hacer cine es…
- Avanzar a ciegas... lo importante es seguir la corazonada y tener un organismo a prueba de los altibajos y de las emociones violentas…

Algo de su historia filmográfica

• “Camila” (1983) y “Miss Mary” (1985). Guiones en colaboración con Beda Docampo Feijóo.
• “Debajo del mundo” (1987). Guión y dirección en colaboración con Beda Docampo Feijóo.
• “El camino del Sur” (1988). Guión y dirección en colaboración con Elida Cecconi.
• “Casas de Fuego” (1995). Guión y dirección. (Premio Especial del Jurado del Festival Internacional de La Habana, representante de la Argentina en los premios Goya, entre otros).
• “La Furia” (1997). Dirección y guión (con la colaboración de Matías Stagnaro).
• “El Amateur” (1998/9). Guión y dirección.
• “Un día en el paraíso” (2003). Dirección.
• “El séptimo arcángel” (2003). Guión y dirección.

Nuria Docampo Feijóo
ndocampo@rionegro.com.ar


     
     
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