"Un lugar donde los taxistas hablan de Joyce"

Rosa Montero reivindica la lectura y presenta en Buenos Aires su novela "La loca de la casa".

Rosa Montero volvió a Buenos Aires con la novela que la hizo más feliz.

BUENOS AIRES (Télam).- En su libro "La loca de la casa", la escritora Rosa Montero se pregunta "¿cómo puede una apañárselas para vivir sin la lectura?" ya que dejar de escribir "puede ser la locura, el caos, el sufrimiento; pero dejar de leer es la muerte instantánea" Sin embargo, "la lectura siempre ha sido un privilegio, una actividad elitista. Muchos se olvidan que a principios del siglo XX en Europa había un 65 por ciento de analfabetos absolutos. Vosotros habéis tenido una involución en la 'pequeña historia', pero la Argentina es el único lugar que yo conozco en todo el mundo, donde los taxistas hablan de Joyce", dice Rosa Montero, recién llegada de España para iniciar una gira promocional de su libro, recién editado por Alfaguara La referencia vincula las estadísticas sobre los índices de lectura que han disminuido en el país en los últimos años, y la reivindicación de la lectura que hace la autora en su libro, entre otros ítems que lo sobrevuelan Un proyecto de ensayo que se convirtió en ficción autobiográfica, plagada de mentiras narrativas, mucho más reveladoras que una historia literal La vigorosa imaginación de Montero, se despliega en el texto a través de su experiencia como narradora, que escribe contra la muerte, la angustia, y por un deseo -común a otros pares- de rozar ese paraíso perdido, "el polvo de estrellas que un día fuimos" Una narración gobernada por la imaginación "esa loca de la casa" -como definió Santa Teresa de Jesús-, que va y viene con la literatura a cuestas, y entrevera la reflexión propia con frases de libros, comentarios y anécdotas de escritores -como el caso de los argentinos Adolfo Bioy Casares, Graciela Cabal y César Aira- para iluminar o ilustrar las zonas oscuras de la desmemoria "Cada libro tiene su propia vida. Y yo empecé hace quince o veinte años, a pensar en un librito sobre qué es escribir, un lugar común de los novelistas, una especie de manía, un vicio. Entonces dejé la idea aparcada, hasta que hace dos años junté todos los cuadernos sueltos y cuando reuní el material me di cuenta que se convertía en otra cosa", cuenta la autora de "Crónica del desamor", "Te trataré como una reina" y "El corazón del tártaro", entre otras novelas "Me di cuenta que no iba a ser un ensayo, que empezaban a surgir todas las mentiras narrativas que tiene el libro. Como surgen las novelas, una catarata de imágenes y situaciones que se van encendiendo. Pero no es una autobiografía -remarca Montero- aunque hay mucho de mí en las partes más mentirosas". Y precisa: "en un capítulo he descubierto cosas fundamentales de mi infancia, y es todo mentira. O sea que aprendes cosas de ti, a través de mentiras literarias, por la vía de la ficción" Para Montero, es necesario escribir "desde las fronteras desde donde ya no se sabe escribir. Estamos obligados a hacer eso. Como dice Bioy Casares 'la única influencia de la que uno debe defenderse es la de uno mismo'. No es un tema del experimentalismo por el experimentalismo, tienes que ser novedosa para ti misma, radicalmente buscadora de algo distinto de lo que has hecho" "Hay libros que escribes como pica piedras, me pasó con 'La hija del caníbal', trabajé como una 'galeota', fue un 'coñazo'; 'La loca de la casa' ha sido como un rapto, el libro que más felicidad me ha dado. Lo he escrito en estado de gracia. He reído, he llorado, me la he pasado fenomenal escribiendo el libro, pero no creo que sea fácil volver a pasar esas sensaciones", confiesa la escritora, que "entre otras cosas cultiva el periodismo" "Hay gente que pone en el periodismo toda su pasión, como Truman Capote en 'A sangre fría'; a mí me gusta más la ficción. Con el periodismo tengo una relación más exterior. Considero que es un trabajo muy bonito, me ha dado muchas satisfacciones, muchos conocimientos, pero es mi profesión, en tanto que la narrativa es mi pasión" Ahora, "ahora estoy con la promoción del libro, que es cada día más brutal y que te lamina el cerebro. Te impide pensar, crear, nada. Pero antes de venir aquí tomé un mes de vacaciones y empezó a surgir algo -adelanta-, una novela de género fantástico, que transcurre en el siglo Xll".