Martes 2 de setiembre de 2003

El rock y la solidaridad se unieron por los niños

El domingo alrededor de 3.000 personas disfrutaron de la música de Arbol, Quijote y Eskulapio. La causa valió la pena porque además se reunieron alrededor de 4.000 juguetes.

 

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Arbol mostró una comunicación estrecha y casi íntima con sus seguidores

NEUQUEN (AN).- La movida fue todo un éxito. Y por partida doble. El domingo por la noche el club Independiente de Neuquén estuvo a punto de "estallar". Más de 3 mil personas deliraron con la música de la banda Arbol, y además donaron unos 4 mil juguetes que serán entregados en comedores carenciados de la ciudad.

La extensa campaña radial de la Rock & Pop neuquina, que trabajó en coordinación con la secretaría de Cultura y Turismo local, tuvo sus frutos. Tribunas y campo de juego colmadas, clima de fiesta y mucha energía coronaron una jornada donde el rock y la solidaridad se estrecharon en un fuerte abrazo.

El inicio del mega recital estaba previsto para las 19, pero comenzó una hora y media después. A nadie pareció importarle el atraso, y la extensa demora valió la pena.

Cerca de las 20.30 subieron a escena los miembros del grupo local Quijote, que junto con Eskulapio, fueron los elegidos por el pueblo rockero regional (mediante llamados y mails a la emisora) para compartir "tablas" con la banda de Haedo.

Todo se fue tornando un hervidero. Eskulapio tocó diez temas, entre los que se encontraron "Escucho risas", "Víctima", "Ciegos", "Mañana por mañana" y "Tiempos", canciones que forman parte de su último EP.

Esta banda quedó entre las ocho finalistas de un concurso nacional que lleva adelante el canal bonaerense Much Music, que le da al ganador la oportunidad de grabar un video clip, un CD y poder hacer conocer su música a los televidentes que se prenden con estas emisiones. El mes próximo se sabrá si son o no los elegidos.

Pasadas las 22 llegó lo que todos esperaban. Eduardo Schmidt (voz, violín, charango, armónica, flauta traversa, trompeta, caja), Pablo Romero (voz, percusión, guitarra, trombón), Hernán Bruckner (guitarra), Sebastián Bianchini (bajo) y Martín Millán (batería) fueron los causantes de un momento frenético, de locura total. La anatomía del club "rojo" perdió forma y los pogos comenzaron a gobernar el lugar.

Los de Haedo interpretaron diferentes canciones de las placas "Jardín frenético", "Arbol" y "Chapusongs". El público quería las más pegadizas, esas que pegaron en el inconsciente del rock nacional. Así fue que el "bardo" mayor se hizo presente en cuerpo y alma cuando la voz de Eduardo le dio paso a "Cosa acuosa", "Vomitando flores" y "De arriba a abajo".

Mucha fusión, bases metaleras, preponderancia a lo vocal, espontaneidad, interrelación grupal. Un estilo bien característico. Un estilo que sabe de búsqueda y de investigación, que intenta sacarle "algo más" a lo de costumbre.

Los músicos de Arbol mostraron una comunicación estrecha y casi íntima con sus seguidores. Esta faceta cayó más que bien en el público. Basta con verlo a Eduardo, cámara de filmación en mano, sumergido entre sus fans tomando imágenes que servirán para alguno de los nuevos videos de la banda. O a Pablo, cantando, corriendo y chocando con los pibes en el mismo llano.

Los organizadores no podían esconder la alegría que los desbordaba. Es que ni en sus mejores sueños esperaban tamaña concurrencia. Ayer muchas caritas felices recibieron en mano de los muchachos de Arbol parte de lo recaudado. La verdad, es que la causa valió la pena. Y por eso el éxito del mega recital fue doble. O triple.

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