Martes 2 de setiembre de 2003

Poemas de danza y erotismo

Günter Grass es menos reconocido por sus ensayos y sus novelas, aunque entre uno y otro de esos trabajos se dedica a la plástica y la poesía, género del que hoy saldrá a la venta su libro "Ultimas danzas".

 

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Günter Grass evoca sus bailes de juventud.

BERLíN, (Télam-SNI).- El amor por el baile, el erotismo y la experiencia de la guerra son los temas centrales de "Letzte Taenze" ("Ultimas danzas"), el nuevo libro de poemas y dibujos del Premio Nobel de Literatura alemán Günter Grass, que saldrá hoy a la venta en el mercado alemán El nuevo libro del autor de "El tambor de hojalata" surgió de un proceso de creación típico del escritor alemán, quien tras terminar una novela toma distancia del trabajo narrativo y empieza a pintar o a esculpir, lo que en ocasiones le inspira la creación de poemas.

El primer poema de "Ultimas danzas" da cuenta de ese proceso en la medida en que Grass cuenta cómo, tras terminar su novela "A paso de cangrejo" -centrada en la tragedia del hundimiento de un barco con un buen número de pasajeros civiles durante la II Guerra Mundial- quiso ocuparse de un tema alegre Ese tema fue la danza: el escritor empezó a esculpir figuras de parejas danzando que luego dieron paso a dibujos, primero sobre el mismo tema y más tarde con representaciones eróticas bastante explícitas.

El intento de Grass por alejar de su imaginación el horror y refugiarse en el goce frenético del baile y del sexo se encuentra sin embargo con las complicaciones de su propia biografía, en las que el despertar sexual y el aprendizaje de la danza se dieron durante la II Guerra Mundial En el segundo de los poemas, "Aprendizaje temprano", el autor indica cómo aprendió a bailar desde niño porque "los hombres estaban en la guerra" y "las muchachas, por escasez y ganas de bailar", se resignaban a los menores.

En una entrevista reciente con la revista "Der Spiegel" en la que se refiere a algunos aspectos de su nuevo libro, Grass aseguró que, por esa circunstancia -la de ser tomado en cuenta por las muchachas porque "los hombres que hubieran preferido estaban en el campo de batalla-, se convirtió en "un beneficiario de la guerra" Pese al reconocimiento de esa condición, que implica una cierta sensación de culpa, el escritor se solaza recordando su "juventud bailada" aunque, desde sus 75 años, su evocación es de a ratos melancólica por la conciencia de la fugacidad de la vida "El local se llamaba Loewenburg. Hace tiempo que no existe, nosotros ya casi tampoco...", escribe en uno de los poemas, que sin embargo termina diciendo que la música seguirá sonando y volverá a "reunir los viejos huesos en la danza de los muertos".

Esa mezcla de melancolía y goce se da también en otros poemas como en "Un milagro", en el que celebra una erección de su pene "después de tantos años de uso" En otro poema, "Blasfemo", Grass amaga con mezclar el gozo erótico con la blasfemia religiosa al contar un sueño en el que "yo era el arcángel conocido y la virgen -sí, María me reconocía: con las piernas abiertas" No obstante, la blasfemia termina convirtiéndose en una reflexión algo melancólica sobre el futuro: "Quise levantarme blasfemo y maldecir mi origen católico, pero entonces empecé a preocuparme por mi hijito por el futuro conocido del pequeño redentor".

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