Los hijos perdidos de la Guerra Fría

Rebrota la violencia de las pandillas en EE. UU.

WASHINGTON (DPA).- El rebrote de la violencia juvenil de las pandillas centroamericanas han traído de nuevo a la actualidad de Estados Unidos el recurrente problema que es identificado por sociólogos y políticos como una tarea pendiente heredada de la Guerra Fría. Ante la escalada de violencia pandillera protagonizada, entre otros, por grupos de delincuentes juveniles de procedencia centroamericana, el Departamento de Seguridad Interna ha dispuesto el endurecimiento de las sanciones y se deportará a sus países de origen a los que sean encontrados culpables de crímenes Cuatro homicidios y decenas de hechos de violencia armada protagonizada por grupos juveniles esta semana han provocado que la Policía de Washington DC reaccione aumentando la vigilancia.

"Los Vatos Locos", "1-5 Amigos", "Street Thug Criminales", son algunos de los grupos identificados en Washington como responsables del recrudecimiento de la guerra entre pandillas.

La Policía de Los Angeles también ha puesto en vigencia nuevas normas para detener y deportar a los responsables de violencia juvenil. Las maras o pandillas son el resultado de una sociedad frágil donde falta la comunicación, disciplina, control y afecto, crea una barrera emocional entre padres e hijos", sostiene la socióloga Cristina Santos Los políticos, presionados por sus electores, se inclinan por la solución radical: el combate drástico que incluye la expulsión de los pandilleros de origen extranjero a su país, sin tomar en cuenta los antecedentes familiares ni las raíces del problema social. Las estadísticas oficiales muestran que las deportaciones de pandilleros de origen extranjero, particularmente centroamericano y mexicano, ya suman cifras de siete dígitos Los análisis señalan que durante la década de los ochenta y parte de los noventa, decenas de miles de centroamericanos se vieron obligados a buscar refugio en Estados Unidos para huir de la guerra en sus respectivos países donde las guerrillas protagonizaron una enconada lucha para derrocar a los gobiernos, generalmente militares, que les combatieron con el apoyo y financiamiento de Estados Unidos. Millares de esos refugiados procedían de áreas rurales, con escasa educación y desconocimiento del inglés.